Radio Carve – Informativo Carve
Oscar A. Bottinelli analiza los últimos hechos de la campaña electoral, a poco más de un mes de las elecciones nacionales. El rol de Cabildo Abierto, el cambio de estrategia de Ernesto Talvi, la estabilidad del Partido Nacional y las posibilidades del Frente Amplio.
N.L.: Usted dice que la ideología de Manini Ríos es “precisa y refinada. Se está ante un militar de alta formación estratégica, con profundo conocimiento y elaboración de la historia nacional”. ¿Cabildo Abierto no es simplemente un partido de derecha, como algunos lo catalogan?
O.B.: Es de derecha, sin ninguna duda. Que sea refinado, que sea un gran estratega, no quiere decir que cada uno de los que lo ve esté de acuerdo con sus ideas. Son cosas distintas. Yo defino a Cabildo Abierto como un partido de derecha en lo político. No hay que confundir con otros términos. Es de derecha pura. En el eje cultural, que se usa en el sentido antropológico, de los valores, es conservador. Manini exhibe un catolicismo conservador. En el plano económico, en cambio, por un lado, es un hombre vinculado a lo que en Argentina se llama la “patria ganadera”, la gente vinculada a los valores y los conceptos de la ganadería más tradicional del Uruguay. Por otro lado, no es un liberal económico. Una cosa es ser de derecha y otra es estar en el liberalismo económico. Y otra cosa es ser conservador. Por otro lado, refiere al artiguismo. Pude sonar antipatriótico, pero, en realidad, todos los héroes que se eligen en los países son construcciones que hacen los pueblos, que tienen algo que ver con la realidad, pero muchas veces se pone en él lo que un pueblo es, lo que un pueblo quiere ser. Y hay muchos Artigas. Cuando uno mira los distintos libros de Historia va a encontrar muchas visiones de Artigas. Durante muchos años se exaltó el Artigas laico, el de la libertad religiosa en toda su extensión imaginable, y, por el otro lado, el gran historiador y actual embajador ante la Santa Sede, Mario Cayota, tiene un muy grueso trabajo sobre Artigas franciscano.
En esos distintos Artigas que hay, Manini exalta al Artigas militar. El general. Pero exalta también al Artigas social, que, curiosamente, es un punto de contacto con buena parte de la izquierda. El Éxodo del Pueblo Oriental, la Redota, el Artigas del pueblo “más pueblo”.
N.L.: En la historia de América Latina de las últimas décadas, hablar de derecha siempre estuvo asociado al autoritarismo, ¿Esto puede ser el emerger de una derecha democrática?
O.B.: Uruguay tiene una cosa rarísima: la palabra “derecha” ofende. Y la gente que es derecha no quiere ser catalogada así. Cuando se pregunta a la gente que se ubique entre izquierda y derecha, el grueso de los votantes del Partido Nacional y el Partido Colorado se ubican en la derecha. Ellos no tienen problema en decirse de derecha. Son los dirigentes, los periodistas, los intelectuales afines a esos partidos, los que se enojan. El PN, por ejemplo, se siente, o se sentía, muy afín al Partido Popular de España, e incluso integra la Asociación Demócrata Cristiana de América. El Partido Popular, con todas las letras, grita “Nosotros, la derecha”. En Italia, la derecha se llama derecha, o centro derecha. Hay un llamado a hacer una coalición de derecha. Hay quitarle miedo a las palabras, porque, por lo menos los que estamos en Ciencia Política y, sobre todo, en Sociología electoral, en el mundo entero trabajamos con el eje derecha-izquierda.
N.L.: ¿Cómo condiciona esto a blancos y colorados?
O.B.: Ha condicionado a todos los partidos. Ha condicionado a los colorados, sobre todo al sanguinettismo. El sanguinettismo es un tema complicado también, porque por ser un grupo de una impronta Batllista, llamémosle más hacia la izquierda, defensor de la laicidad y de la Nueva Agenda de Derechos, y, por otro lado, es visto como que puede entroncar en la derecha por la forma en que maneja la salida de la dictadura y los temas vinculados a ella. Es notorio que, en los sectores bajos, populares, Sanguinetti ha heredado buena parte del coloradismo que antes se había expresado por Pedro Bordaberry, o por Pacheco. Ahí “mordió” Manini.
Y también el PN. El PN tiene sectores muy conservadores, incluso el propio partido ha lanzado una línea muy conservadora, por ejemplo la Agenda Pro Vida. Sin embargo, aquella derecha tan fuerte que tuvo el PN no se está expresando con la nitidez de antes. Y Manini “muerde” también en el mujiquismo. Hay que entender que los sectores bajos son sectores que, por su forma de vida, su nivel cultural, necesitan protectores. No son sectores como los trabajadores asalariados, en condiciones de formar sindicatos u otras movilizaciones sociales. Necesitan al “padre protector”. Se dice paternal autoritario, pero la palabra “autoritario” se confunde con dictadura. Buscan una persona con autoridad, que los pueda defender. Ahí buscan ese caudillo, ese líder fuerte, con autoridad. El ejemplo más usado en estas latitudes ha sido Perón.
N.L.: Ahora Manini ha “bajado” en el mapa y está recorriendo barrios de Montevideo.
O.B.: Bajó hace muchos años. Cuando fue director de Sanidad Militar fue un caudillo. La gente cree que Sanidad Militar es el Hospital Militar, pero Sanidad Militar está en todas las unidades militares. Cada unidad militar de este país tiene, por lo menos, un dispensario. Otra idea es que si toda la tropa vota, por disciplina militar, a Manini, no sale un diputado. Pero Sanidad Militar tiene 300.000 personas. Yo calculo 200.000, 210.000 con derecho a voto. La “familia militar” son todos los que atiende Sanidad Militar, más civiles que militares, más los vecinos. Se forman barrios militares en este país.
N.L.: ¿Cómo viene la campaña? ¿Cómo ve las últimas tendencias? El FA ha levantado según algunas encuestas… ¿Cómo ha visto los últimos días?
O.B.: Voy a hablar de la Encuesta Nacional FACTUM. En realidad, el FA, a lo largo del año se ha movido entre 37% y 40%. Ahora está casi en el techo de esa banda, algo positivo para el FA, pero que tampoco ha superado lo que tuvo a principios de año. El cambio más grande que hubo este mes es que en agosto, el FA estaba en el piso de esa banda, y ahora está casi en el techo. Y en estos días se produjo un hecho muy importante: el PC crece, primero por el retorno de Sanguinetti, y Talvi que explota como figura política, prácticamente dos meses antes de las elecciones internas, y encanta, genera un gran fenómeno. Con un discurso y una propuesta en parte del técnico, pero por otro lado muy batllistizada. Era un Talvi que asumía un discurso de la más clásica impronta Batllista, y por lo tanto, muy fácil de conquistar a gente desilusionada del FA, o hijos de frenteamplistas que votaban por primera vez. Esto se notó el 30 de junio. Ahora hizo un silencio, tuvo 11 días con problemas de salud, y cuando vuelve hace un cambio muy fuerte. Vuelve a ser el Talvi que conocimos como técnico, el Talvi del más fuerte liberalismo económico. Con lo de la reducción de funcionarios públicos, él maneja una visión muy negativa de los funcionarios públicos, una idea de ajustes, recortes económicos, y esto está provocando que el FA empiece a respirar. Lo más importante, a mi juicio, de lo que está ocurriendo en la campaña, no es la anécdota diaria, sino lo estratégico. Y lo estratégico empieza hace tiempo, pero se va acentuando.
N.L.: Se dice que el FA está confrontando más con Lacalle Pou porque un balotaje con Talvi podría ser más complicado.
O.B.: Eso es real. Hay que ver a un sistema político normal como una sucesión de placas, donde cada una se superpone en las puntas con la anterior y con la siguiente. Eso permite que los votantes se puedan ir deslizando de un lado al otro. En Uruguay, lo que fue pasando, fue que las placas que se solapaban con las partes moderadas del FA, se fueron abriendo. El PN, que siempre tuvo un ala desde la derecha hacia la centroizquierda, que se llamó genéricamente wilsonismo, o el Movimiento Nacional de Rocha, con este giro grande que hizo Larrañaga hacia una posición dura, de derecha, creó un foso entre el PN y el FA. El que se pasa, y se ha pasado gente, lo hace pegando un salto, no es un deslizamiento suave.
El Partido Independiente, en la elección pasada, era “la otra izquierda”. Ahora giró a ser parte de un sistema, con el PN y el PC, cuya prioridad es sacar al FA del Gobierno. El PI establece sus matices con los partidos tradicionales, pero no es “la otra izquierda” para el votante. No es el primo hermano al que puedo ir porque no tiene los defectos que tiene el titular. Hoy es un partido confrontado al FA, diciendo que va a votar al candidato opositor.
N.L.: ¿Cómo resultaría esto para estas últimas semanas?
O.B.: Esto ayuda a que el FA recupere un poco de aire. Quizá el problema serio es que el FA no tiene una estrategia clara, tiene varias estrategias. Lo vemos en el aspecto programático. Tiene una comisión de programa, presidida por el ex ministro Ehrlich, y tiene un equipo de programa del candidato presidencial, que dice cosas que no necesariamente son las que maneja la comisión de programa del FA. Al FA, en realidad, lo están ayudando los dioses del Olimpo, porque tiene cuatro, cinco estrategias distintas, y sin embargo está navegando. O por lo menos flota bien.
N.L.:¿Y Lacalle Pou?
O.B.: El PN cayó después del 30 de junio, en gran medida por el efecto Manini, pero se ha estabilizado, y despejó el riesgo que tuvo hace un mes, de que la caída podía seguir una línea descendente, que no fue. Y el PC frenó su crecimiento, con lo cual, el riesgo de que hubiera una disputa por quién va al balotaje, parecería que se despejó bastante.
N.L.:¿Puede subir el PN a un 30%?
O.B.: No sabemos, pero la forma en que maneja los datos FACTUM hace que todos sumen 100; vale decir, alguno tiene que perder para que el otro gane puntos. La suma entre blancos y colorados viene bastante estable, entre 44%, 45%. Es importante, porque uno dice “es lo mismo que votaron en 2014”, pero no estaba Manini.