Radio Uruguay - Puntos de Vista
“Creo que, de leerlo, el discurso de Daniel Martínez fue mucho más consistente que el de Lacalle Pou, y visto, en el otro extremo, tuvo mayor dominio escénico Lacalle Pou. Martínez tuvo mucho furcio, mucho titubeo, no tuvo buena dicción y tuvo malos énfasis […] Y Lacalle Pou, en eso, fue mucho mejor. Tuvo algunos furcios, pero muchos menos. Lo que le señalo, desde el punto de vista actoral, es que fue monocordemente duro en la cara”.
L.C.: Oscar, primera valoración del debate entre Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou.
O.B.: La primera valoración es que no hay que sobrevalorar los debates. Ni los debates, los spots, los hechos puntuales, porque el voto, y esto es una concepción teórica sobre la decisión de la gente, es una larga acumulación de impactos que hacen las personas, elaborando la decisión política que termina siendo el voto. No lo mueve un solo acontecimiento, salvo que sea extraordinario.
Esta no es la tesis para recibirse o no. Sí un examen parcial, vamos a darle ese valor. Ayuda para arriba o para abajo, pero no cambia. Si no, tendríamos la campaña electoral más barata de todas: se hacen dos o tres debates, y nada más.
L.C.: Es un elemento más que se incorpora, que estaba ausente hace 25 años, que es saludable, pero que hay que tomar en su justa medida.
O.B.: Y además, ¿Quién ganó y quién perdió? Yo estuve haciendo una lectura de tuits, memes y eso, y no sé cuándo los escribieron. Porque si los escribían anteayer era lo mismo, exactamente. Decían lo que iban a decir, fuera lo que fuera el debate.
L.C.: Está el concepto de la burbuja, que no hay contacto con los públicos, que se actúa como hinchas.
O.B.: No se crea que, en las próximas mediciones de encuestas, si sube el Frente Amplio es porque ganó Daniel Martínez y si sube el Partido Nacional es porque ganó Lacalle Pou. Son muchísimos factores, muchos de ellos subterráneos, que van incidiendo en la evolución de la intención de voto, donde el debate va a ser un insumo más. De repente, alguien considera que Daniel Martínez estuvo mal, y el FA sube, que Lacalle Pou se equivocó y el PN sube. Cuidado con esas líneas. Y también en la simpleza de quién ganó.
En el célebre debate Kennedy-Nixon que ahora se ha puesto de moda, porque fue el primer debate radiotelevisado que hubo en la historia, si uno lo lee, claramente fue mucho más sólido Nixon. Los que lo escucharon por radio, según un estudio de George Gallup, dieron empate, 50 a 50, y los que lo vieron por televisión, 80 a 20 a favor de Kennedy. Es decir, conceptualmente ganó Nixon, en radio, que es una mezcla de énfasis, entonación, que es más racional, hubo empate; ahí, la dicción de Kennedy, su habilidad, compensaba la debilidad conceptual en relación a Nixon. Y en la televisión, Nixon hizo el catálogo de todo lo que no se debe hacer. Fue muy naif, y Kennedy fue muy profesional. Hasta por cambiarse la camisa tres minutos antes de empezar el debate, por cómo contrastaba con el fondo de la escenografía. En el debate de ayer fue lo mismo. Una cosa es leerlo, otra oírlo, y otra verlo y oírlo. Creo que, de leerlo, el discurso de Daniel Martínez fue mucho más consistente que el de Lacalle Pou, y visto, en el otro extremo, tuvo mayor dominio escénico Lacalle Pou. Martínez tuvo mucho furcio, mucho titubeo, no tuvo buena dicción y tuvo malos énfasis. Por ejemplo, en una frase contundente, que no es la que más se destaca en medios y redes, porque apunta contra una de las mayores críticas hacia el FA desde la oposición, cuando dijo “los sindicatos demandan, y el gobierno manda”, lo dijo de corrido, como continuación de una frase seguida. No hubo un parate, un énfasis que mostrara que ahí venía la definición, que sí lo hizo al anunciar a Gustavo Leal como ministro del Interior, que era un tema de menor impacto que este, desde el punto de vista conceptual de campaña. Cometió esos errores de interpretación. Y Lacalle Pou, en eso, fue mucho mejor. Tuvo algunos furcios, pero muchos menos. Lo que le señalo, desde el punto de vista actoral, es que fue monocordemente duro en la cara. Incluso cuando hizo todo un discurso humanitario, como el que FA solo maneja cifras y a él le importa el ser humano, no tuvo una cara de alguien afectivo.
L.C.: Tuvo crispación durante la hora y media del debate.
O.B.: Exacto. Daniel Martínez tampoco fue muy congruente cuando sonreía. A veces parecía que lo hacía a destiempo. Claramente, cada uno le habló a su público, con una ventaja para Lacalle Pou, porque su público no eran solo los blancos, sino los votos opositores que no están yendo al PN. ¿Quién es mejor para desafiar al FA? ¿Lacalle Pou o Talvi? ¿Lacalle Pou o Manini Ríos? Tenía un abanico que hacía que hablarle a su público le podía dar ganancia. Lo que veo es que el votante volátil, en general, no se sintió tocado en sus dudas. El minuto final creo que, en general, fue desperdiciado. Fue mejor el de Martínez, conceptualmente mejor, pero casi todo el tiempo dedicado a un segmento electoral muy reducido, que, en última instancia, eran los nuevos votantes volátiles. Los nuevos votantes son un segmento no muy grande, y los volátiles mucho menos, y no es donde el FA tiene las mayores debilidades, que las tiene. Incluso diría que los nuevos votantes más débiles lo son más por clase social que por edad.
L.C.: Hace algunos días repasábamos la autodefinición ideológica, aquella gente que ya da de por sí su adhesión, que es un núcleo importante. Eso, evidentemente, reduce la torta de aquellos a los que los candidatos pueden ir a buscar como más indecisos. No le hablaron al voto que iban a buscar.
O.B.: Si partís de la base que, grosso modo, el voto fuera de los tres partidos debe ser, sumando Cabildo Abierto más todos los partidos chicos, más el blanco y anulado, debe andar cerca de la quinta parte, suma alrededor del 20% en la última Encuesta Nacional FACTUM; vale decir que los partidos tradicionales, más el FA, van a andar en el 80%, 82%. La pertenencia partidaria, el que no está con el FA, ni con el PN ni con el PC, sino que dice soy frenteamplista, soy blanco, soy colorado, que ha caído, es el 60%. Es tope en el mundo. Ha caído, hace cinco años estaba en el 70%. Quedan muy pocos países con este nivel. Si el total del electorado de los tres partidos anda por el 80%, 82%, y el duro, el de fierro, es el 60%, estamos hablando de que quienes no tienen pertenencia es el 20%, 22%, de los cuales hay unos cuantos que no se sienten frenteamplistas, blancos o colorados, pero votan al mismo partido sistemáticamente desde hace varias elecciones, que es parecido. Entonces sí, el nicho no es tan grande. Es verdad que el nicho puede ser decisivo. Si el FA retuvo la mayoría parlamentaria por 4.848 votos, cada moneda sirve.
L.C.: ¿Qué réditos sacan los demás candidatos de este debate?
O.B.: Daniel Martínez, creo, hizo un buen resumen o pinceladas de algunos logros del FA. No sé si de todos los importantes, el no manejo de la nueva Agenda de Derechos sorprendió, que era un elemento claramente diferenciador, aunque es verdad que divisor, sobre todo el aborto. E hizo una apuesta a la credibilidad. Y Lacalle Pou a golpear con que el Gobierno es un desastre, miente, aunque jugó bien en cuanto a que no todo lo del Gobierno está mal, y dijo que continuarán y mejorarán, sobre todo cuando se habló de políticas sociales. Más golpeó en lo económico, en seguridad, y golpeó bien al anuncio de que Gustavo Leal, según Daniel Martínez, si él gana sería el ministro del Interior. Porque Lacalle Pou “pegó” todo lo posible la figura de Leal a la de Bonomi. Si Bonomi es el malo de la película, cuidado, porque Leal estaba atrás del malo.
L.C.: ¿A qué le adjudicás el anuncio de Leal?
O.B.: Es muy difícil asignarle un peso a todo esto. Lo que para mí, y ya con refinamiento de obsesivo en la politología, hizo un cierre muy importante, cuando dijo “no pido el voto para mí, sino para un proyecto político”, que coincide con el último crecimiento del FA. Recordarás que fui muy claro, muy duro, cuando señalé el error que estaba cometiendo el FA como Frente, cuando en sus festejos de los 48 años, Daniel Martínez se “desfrenteamplizó”. Correspondía un diagnóstico de que el FA era una marca desprestigiada, y ahora hay un giro, destaca los valores, la tradición, la emoción. Y las figuras que han aparecido con una fuerza muy grande, Mujica y Astori. Por otro lado, no es del todo congruente con que “Yo presidente nombro Mi ministro del Interior”. ¿No es el FA el que va a gobernar? Y más si no tiene mayoría parlamentaria.
L.C.: Hubo una vez en que Vázquez dijo “Astori es mi ministro de Economía”, y generó un impacto.
O.B.: Sí, pero hay una diferencia: el FA estaba dividido entre los que apoyaban a Vázquez y los que apoyaban a Astori. Y Vázquez presidente, Astori ministro de Economía era la misma suma de Mujica presidente, Astori vicepresidente. Las dos partes del FA que se ensamblaban. Acá Gustavo Leal no es la mitad del FA, ni Daniel Martínez tiene la otra mitad. Está bien que Martínez es el candidato que tuvo más votos, pero no la mayoría, y los sectores que van a tener la mayoría de votos del FA no son, precisamente, los que estén más afines al candidato presidencial. A diferencia del PN, ahí sí le da una soltura y una limitante. Se puede votar al FA no gustando del candidato presidencial, esto se nota claramente en las encuestas y los estudios. Es muy difícil votar al PN no gustando del candidato presidencial, y esto también se nota. Pero la ventaja es que el candidato presidencial es el líder del partido, y el líder de la fracción mayoritaria del partido, que va a tener dos tercios de los senadores y diputados de ese partido. Por lo tanto es una cosa diferente a un candidato que no representa, por sí solo, al partido ni a su mayoría. Es una diferencia de estructura, de construcción de liderazgos o candidaturas, entre el FA y el PN. Que, además, no es nueva.
L.C.: Te interrumpí cuando hacías el razonamiento de los terceros, Talvi y demás.
O.B.: Creo que no dio para que festejen los terceros y cuartos. Talvi podía festejar por un desbarranque de Daniel Martínez, pero relativamente, porque ya se había separado demasiado del FA como para que alguien que no gustara demasiado de Martínez prefiriera a Talvi. Talvi ya se había ido hacia un mayor liberalismo económico, que le crea otras barreras. En cuanto a Lacalle Pou, en cuanto a cuál opositor es mejor, no hubo un desbarranque del nacionalista que hiciera que un votante se volcara por Talvi. Más aún con CA, que corre por un andarivel completamente distinto. Lo que ganaron los dos es que no veo razones para que alguien diga que va a buscar opciones distintas.
L.C.: Los “hinchas” de cada uno se fueron conformes con lo que escucharon de sus candidatos. El pequeño paquete que puede estar fuera, seguramente no encontró elementos para afirmarse en uno u otro. ¿Por ahí puede estar la conclusión?
O.B.: Es verdad que hubo aciertos de los dos, y no hubo desbarranques de ninguno. Para cualquier “hincha” no hubo goleada, y eso quiere decir que jugaron mejor. Eso es bastante razonable. Creo que Lacalle Pou, en algún momento, estuvo con mucha fuerza, claramente en los dos primeros bloques. En el tercero empieza a notarse que era demasiado crítico, demasiado ofensivo, y Martínez le marcaba la falta de propuestas. El tema educativo, que no es fácil para el FA, es un tema del que Martínez salió bien, y Lacalle Pou no pudo “golear”. Defender la gestión del FA en Educación requiere una larga exposición, no es un tuit. Y en el cuarto bloque, hablando del tema tecnológico, Lacalle Pou se equivocó cuando habló de las estaciones, y dijo “no es cosa de construir ladrillos”. Martínez no se la dejó pasar, y dijo “Lacalle no entiende el mundo de hoy, no podrá entender el mundo del futuro”, y trascartón, dijo que su inexperiencia le hace creer que las cosas se arreglan muy fácil. Y Lacalle Pou, “mentira, no cumplen las promesas”. Otra flojedad de Lacalle Pou fue cuando Daniel Martínez dio unas cifras del Gobierno del PN, que podían ser cuestionables, y Lacalle Pou no le rebate las cifras. Le dice “no sé de dónde saca esas cifras”. En los momentos de “aterrizaje” más hacia el dato, lo de Lacalle Pou fue menos consistente. Creo que el cierre de ninguno de los dos fue bueno. El de Martínez creo que fue mejor elaborado, pero le faltó punch, no hizo un cierre con un gran titular. Yo no veo que el gran titular, como han tomado algunos medios, haya sido el anuncio del ministro del Interior. Si vamos a lo agresivo, “Lacalle Pou no entiende el mundo de hoy”. La postura de Lacalle Pou tuvo una virtud, que repitió casi la misma frase, con alguna variante, en todos los bloques, sobre “mienten, no son creíbles, no cumplen lo que dicen”. Fue machacando siempre la misma idea, el concepto eslogan, y me parece que eso fue muy efectivo, o efectista, o las dos cosas. No hubo nada, del otro lado, que fuera exactamente así.
L.C.: Quedan veintipocos días para la elección de octubre, es altamente probable que no haya otra instancia de debate, los candidatos ya están hoy viajando al interior, tienen agendas bastante marcadas, nos han ido respondiendo a los medios con dudas sobre entrevistas en estudios. Viene una etapa de estudiarse y manejar cuidadosamente las señales.
O.B.: A mí me da una sensación un poco de sorpresa. Me parece que están actuando como si ya estuvieran en el balotaje. Están en la elección parlamentaria.
L.C.: Beatriz Argimón ayer decía que la campaña ahora era para tener la mejor bancada posible.
O.B.: Exacto. Creo que, para Lacalle, en este momento, el enemigo, de aquí al 27 de octubre, no es el FA. Es el PC, CA, y un poco los partidos chicos. No es lo mismo que el PN llegue con el 26% que está marcando, estable, en las dos últimas encuestas FACTUM post internas, que pueda caer, aunque por ahora no hay síntomas, o remontar al 30%. Eso no lo hace quitándole al FA. Ahí va a ser con el PC, o con CA. Y para el FA el tema es cómo recuperar ese 48% de votantes, que hoy, según la última encuesta FACTUM, está en 39%. Un 9%, que son más de tres Estadios Centenarios. Es lo que el FA tiene de diferencia entre la votación de 2014 y lo que está marcando hoy. Está recuperando, ya del 37% pasó al 39%. Entonces, Lacalle Pou y Daniel Martínez no son los rivales directos de aquí al 27 de octubre, y eso hay que tenerlo muy claro. El debate de ayer me sorprendió, el haberlo hecho, porque era un debate para después del 27 de octubre. Para el próximo debate, la ventaja para cada uno es que corrijan los errores, limitaciones, que tuvieron en el primero. Y ahí sí, si no le hablan al “tercero”, el 30% del electorado, que no va a votar a ninguno de los dos partidos el 27 de octubre… Sí va a ser otro tipo de debate, pero con un Parlamento con bancadas parlamentarias definidas, que es otra cosa. ¿Cómo va a hacer usted para hacer una coalición de Gobierno? ¿A usted quién lo apoya? Va a ser otro debate.