Radio Carve – Informativo Carve
“A mí me parece que, leído, fue mucho más consistente y sólido lo de Daniel Martínez. Visualmente estuvo dominando la pantalla, más suelto, Lacalle Pou. […] En general, veo que cada uno habló esencialmente a su público. No hubo demasiados mensajes pensando en cuáles son las dudas que tiene el votante algo volátil, débil para un lado u otro, y que puede llegar a cambiar de postura”.
O.B.: Lo dijimos muchas veces, muchos días antes, no hay que sobrevalorar los debates, por lo menos en cuanto al voto. Los debates, como los spots publicitarios, como los hechos puntuales, rara vez tienen un impacto decisivo en el voto. El voto es un proceso muy elaborado de la gente, muy largo, donde las personas reciben muchos impactos a lo largo de mucho tiempo. Lo que hace un debate es, como mucho, un examen parcial, pero no define nada. En las próximas mediciones, que suba el Frente Amplio no quiere decir que Daniel Martínez ganó el debate, ni que suba el Partido Nacional no quiere decir que el debate lo ganó Luis Lacalle Pou, porque pueden incidir muchísimos otros factores en el medio.
Dicho esto, tenemos algo que me parece interesante, que es que, recordando el debate Kennedy-Nixon, fue muy claro que estuvo mucho mejor Nixon cuando se leyó el debate, por radio la gente lo consideró empatado, y por televisión ganó Kennedy 4 a 1. A mí me parece que, leído, fue mucho más consistente y sólido lo de Daniel Martínez. Visualmente estuvo dominando la pantalla, más suelto, Lacalle Pou. Y oído, más o menos. Me parece que Lacalle Pou se pasó de “cara dura”, de no aflojarse, pese a la soltura con que manejó todo. En general, veo que cada uno habló esencialmente a su público. No hubo demasiados mensajes pensando en cuáles son las dudas que tiene el votante algo volátil, débil para un lado u otro, y que puede llegar a cambiar de postura.
M.Ch.: La pregunta hoy es quién ganó, si existe un ganador.
O.B.: En cualquier deporte se gana de acuerdo a las reglas que se establezcan. En el rugby hay que tirar la pelota por arriba del palo, y en el fútbol por abajo para que sea gol. Es muy difícil saber quién ganó. Se observa que cada uno cumplió en hablarle a su público. En líneas generales, no se puede hablar de un ganador claro. Cada uno gana para un público diferente. Además, viendo los tuits, incluyendo los de los dirigentes políticos, podían estar escritos antes de que se hiciera el debate. Cada uno lo vio desde la camiseta. Lo mismo los festejos, que estaban organizados de antes. Tenía que ser un desastre alguno de los dos para que su propia gente no saliera a festejar.
M.Ch.: Tal vez el mensaje más importante es el que da Martínez de anunciar a su ministro del Interior.
O.B.: Puede ser, sí. Yo creo que hay dos mensajes contradictorios. Primero, que anuncia al ministro del Interior. Bien Lacalle Pou, que inmediatamente pega la figura de Gustavo Leal a la de Bonomi, como para marcar que hay continuidad, no hay cambio. Y Daniel Martínez, apostando a una figura que, sin dudas, tiene una buena imagen en relación a del actual Ministerio del Interior. Por otro lado, Martínez termina cerrando pidiendo no el voto para él, sino para el proyecto político, lo cual coincide con el actual crecimiento del FA, que tiene que ver con un voto al conjunto del proyecto político, de la fuerza política, y por el otro lado anuncia a un ministro; no es el FA el que anuncia a un ministro. Es como “no voten para mí, pero voy a gobernar yo solo”, una cosa por el estilo. Sé que esto puede resultar muy afinado, muy afinado, de politólogo que está buscando la quinta pata al gato.
M.Ch.: Capaz que ya está conversado.
O.B.: Creo que conversaciones con las grandes figuras sobre un eventual gabinete no ha habido. Martínez se viene “cortando solo” desde el momento que habla de Ramón Méndez como coordinador del programa, cuando el FA tiene una Comisión de Programa que preside Ricardo Ehrlich, y que tiene un programa elaborado. Ahí hay una cierta disonancia entre el manejo del FA como institución y Daniel Martínez como candidatura. Es distinto al PN, en el sentido que el candidato ejerce, a su vez, el liderazgo del partido y es la cabeza de la fuerza mayoritaria del partido. No es solo la persona que ganó la candidatura, como en el caso del FA.