07 Oct. 2019

Los distintos escenarios frente a un balotaje

Oscar A. Bottinelli - Diálogo con Berch Rupenian

Concierto Urbana FM – Después de Hora

¿Por qué los análisis sobre el resultado de una segunda vuelta no son un fiel reflejo de los escenarios posibles? “Del balotaje se puede empezar a hablar, a tantear el terreno, el 28 de octubre. No antes”.

B.R.: Vamos a hablar del balotaje. Hay algunas encuestadoras que están dando información, con muestreos que han realizado, sobre el probable balotaje. ¿Por qué algunas de las mediciones que se hacen antes de octubre no son un fiel reflejo de los escenarios posibles en el balotaje?

O.B.: Antes que nada quiero aclarar que, desde el punto de vista periodístico, noticia es que no haya balotaje. Lo normal, con el sistema uruguayo, es que siempre haya balotaje. Lo de 2004, que fue la segunda vez, parecía dar a entender que una vez habría y otra no, pero fue excepcionalísimo. Puede pasar muchísimo tiempo antes de que se repita.

B.R.: En ese momento ganó Tabaré Vázquez con el 51%, no hubo necesidad de balotaje.

O.B.: Sí, 50,45% del total de votantes. Una victoria que fue arrolladora, porque sobre los votos válidos, a favor de los partidos, fue del 51,5%, y por eso el Frente Amplio sacó 52 diputados, un resultado extraordinario, y apenas se evitó el balotaje. Por lo tanto, la norma es que haya balotaje. Eso es lo primero que hay que tener en cuenta. Lo segundo es que ya tenemos varios balotajes: el del 99, el de 2009, de 2014, y lo que hemos visto es que, normalmente, lo que se prevé, en el sentido de lo que se pregunta, se estudia, lo que nosotros llamamos escenarios binarios, no se refleja, luego, en la votación del último domingo de noviembre. Esto es porque la elección de octubre es un elemento muy importante, que no solo produce un resultado en términos de votos y bancas, sino que esos dos resultados generan un nuevo efecto y un nuevo escenario.

Por ejemplo, en la elección pasada, daba la impresión de que el balotaje podía llegar a ser muy reñido. El escenario, se veía reñido sobre todo en agosto, principios de setiembre, y luego se vio que entre Vázquez y Lacalle Pou, entre el Frente Amplio y la oposición iba a darse un poco más de distancia que la que se veía hasta ese momento. Aun así, daba la sensación de algo no del todo definido con absoluta claridad. Sin embargo, el triunfo de Vázquez sobre Lacalle fue el más grande de los tres balotajes. La mayor diferencia de todos, mucho más que la de Mujica sobre Lacalle Herrera, que fue grande, y mucho más que la de Batlle-Vázquez, que fue grande, pero fue la más reducida, siete puntos de diferencia.

Lo que pasó fue que la noche del 26 de octubre de 2014, entre otras cosas, el PN y el PC, sumados, votan menos de lo que se esperaba. El PN votó relativamente bien, más que en la elección anterior, 31%, pero tenía una expectativa de más. Hay algo que es muy importante en política, y es que, a veces, uno se debilita o se autoderrota, por plantearse y decirle a la gente que va a estar mejor de lo que puede resultar. Y el PC votó mucho peor que lo que esperaba su gente, y mucho menos que en el 2009, cuando con Bordaberry había llegado al 17%, y esa vez fue el 13%. Toda esa suma de impactos, el PN que no saca el resultado que esperaba, aunque subió en relación al 2009; el PC que cae en relación al 2009; los partidos tradicionales, sumados, no crecen y quedan bastante superados por el FA. Eso ya es un impacto que cambia la cabeza de la gente, lo que en términos más técnicos es el cambio cualitativo que se produce. Y el cuantitativo es que el FA obtiene mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. 50 diputados y la mitad del Senado, con lo cual, de ganar el balotaje, tenía mayoría en las dos cámaras.

B.R.: Agregaría que, en 2014, la suma de blancos y colorados no llegó a alcanzar en el balotaje lo que habían votado, por separado, en octubre. A Lacalle Pou le faltaron 80.000 votos de los que habían alcanzado blancos y colorados.

O.B.: Exacto. Y, además, hay que sumar que una parte, por lo menos la mitad, del Partido Independiente, también votó a Lacalle Pou. Por lo tanto, la caída fue mucho mayor. Hay que recordar que Batlle tuvo menos votos que la suma de blancos y colorados, a pesar de haber tenido los votos de más o menos un tercio del Nuevo Espacio; Lacalle Herrera tuvo menos votos que la suma de blancos y colorados, y Lacalle Pou tuvo menos votos que la suma de blancos y colorados. Hace poco, Eduardo Bottinelli dijo que hay que desmontar la idea de que la suma de la oposición, como se habla ahora, tiene que ver para el balotaje. No tiene que ver.

Hablo de elementos más globales, cualitativos y cuantitativos, y creo que hay que ver dos tipos. Esa noche, también los candidatos construyen mucho su victoria y su derrota. La noche del 26 de octubre, el FA, que había sufrido terriblemente hasta ese momento, y que la última semana, como se dice habitualmente, “raspó la olla” para ver si conseguía la mayoría absoluta, vivió esa noche como un triunfo. Y Lacalle Pou, esa noche, su cara, su discurso, deshilvanado, sin contenido, construyó su derrota. Es decir que, además de lo objetivo, ya sea cualitativo o cuantitativo, está lo subjetivo, lo psicológico. Cómo cada partido y cada candidato asume el resultado esa noche. Eso es una señal que genera un impacto muy grande como arranque de la carrera hacia el 24 de noviembre. Esto es un tema muy importante que hay que tener en cuenta.

Lo otro es lo siguiente: el PN viene con una tradición no muy positiva para sus propios intereses. Cuando nosotros medimos hacia la interna a todo el electorado, como si hubiera elecciones obligatorias, el PN estaba en niveles en que podría llegar hasta el 34%. Larrañaga, Sartori, los intendentes, Lacalle Pou. Pero pasa la interna y el PN no retiene ese porcentaje. No logra concentrar en el ganador a todos sus posibles adherentes. Y el segundo partido tradicional, el que salga detrás, que en las últimas elecciones ha sido el PC, no logra transferir todo su electorado hacia el candidato tradicional. Tampoco, hasta ahora, había hecho mucho esfuerzo . Solamente en el 99 hubo dos cosas que, para mí, fueron determinantes. Primero: la noche del 31 de octubre, Luis Alberto Lacalle, que había perdido mucho frente a Batlle, 32 y algo a 21, hace un discurso proclamando el total apoyo a Batlle en el balotaje. La noche de la elección, Lacalle Herrera, en lugar de sentirse derrotado, siente que empieza una nueva batalla y que él va a ser un protagonista, para llevar al otro a la Presidencia. En los primeros diez días de noviembre, el PN y el PC hacen un acuerdo explícito de gobernar juntos sobre la base de 11 puntos, y recorren el país para convencer a todos de votar la fórmula Batlle-Hierro López. Y el propio Lacalle y su gente salen a recorrer el país a pedir por favor a todos los blancos que voten a Batlle, porque va a ser un gobierno del PC y el PN.

Esto no se repitió, ni cuando Lacalle Herrera fue al balotaje, ni cuando Lacalle Pou fue al balotaje. No hubo acuerdo entre el PN y el PC, explícito. No salió todo el PC a recorrer el país, y en la última, incluso, diría que no salió todo el PN a recorrer el país. Porque otro problema que creó la Reforma Constitucional, y esto es complicadísimo, sobre todo para el PN, es que en mayo son las elecciones departamentales. En muchos departamentos el FA no vota bien para intendencias, y muchos candidatos blancos a intendentes no quieren perder votos frenteamplistas para su elección de intendente. Entonces, cuando llega el balotaje, tratan de que “el juez no los vea”, como hizo Suárez después del penal ante Ghana. Se esconden para que nadie crea que están contra el FA, porque quieren que los frenteamplistas los voten como intendentes. Eso es malo para el candidato presidencial del PN, sea cual sea. Que los intendentes no necesariamente van a poner toda la carne en el asador para lograr el triunfo del candidato del PN a la Presidencia de la República.

Hay que tomar en cuenta todos estos elementos. Depende mucho del resultado del 27 de octubre, de qué haga Lacalle Pou esa noche, de qué haga Ernesto Talvi esa noche. Son muchos elementos.

B.R.: TE olvidás de un personaje importante que no estaba en 2014: Manini Ríos.

O.B.: Ese es otro elemento, yo lo llamo “el que se sentó a la mesa sin pedir permiso. Es muy importante. Pero, además, lo que vaya a hacer Manini Ríos es en una segunda etapa, después que se vean las cartas de lo que va a hacer el PN y el PC. Eso es fundamental. No es lo mismo que salgan esa noche, uno proclamando en el balotaje que va a apoyar al otro, como hizo Luis Alberto Lacalle en el 99, que salgan diciendo que lo van a ver, lo van a estudiar. No es lo mismo que haya un acuerdo explícito a que el otro partido no se pronuncie. No es lo mismo que, además del acuerdo, salgan a recorrer el país a que digan que van a llevar a Fulano, a gobernar juntos. No solo como un tema de ganarle al otro, sino de gobernar, porque tienen un proyecto común donde, con ideas diferentes, con matices distintos, acuerdan un tronco central de Gobierno. Todas estas señales se van a ver la noche del 27 de octubre y los días sucesivos. Por eso, recién ahí se va a poder ver cuáles son las reales probabilidades de uno y de otro en el balotaje, que no están presentes hoy. Por eso, las mediciones que hacen todos, Factum las hace pero no las publica, sirven como elemento de estudio, pero no como elemento de divulgación, porque emiten señales equivocadas.

B.R.: Una pregunta que envía un oyente: ¿Se puede afirmar que ningún partido va a tener mayorías parlamentarias, y qué porcentaje debería obtener para lograrlas?

O.B.: Que nadie va a tener mayorías parlamentarias diría que es absolutamente obvio. El único partido que puede acercarse a la mayoría parlamentaria es el FA, y su mejor resultado lo deja muy lejos de eso. Sobre cuál es el porcentaje, no es fácil decirlo. Son muchos los factores que juegan en la adjudicación de bancas, y, por lo tanto, se puede tener 50 diputados con menos porcentaje que en la elección pasada, o no tener las 50 bancas con mayor porcentaje que en la elección anterior. Depende de qué pase, si cada uno de los partidos redondea bien sus bancas con los votos obtenidos, si a los partidos menores les alcanza para cubrir las bancas. No hay un número exacto que asegure la mayoría parlamentaria. Son muchos los factores que entran en juego, muchas las combinaciones matemáticas posibles.

B.R.: Para hablar del balotaje hay que esperar qué pasa a fines de octubre.

O.B.: Del balotaje se puede empezar a hablar, a tantear el terreno, el 28 de octubre. No antes.