14 Oct. 2019

Ante la posibilidad de una coalición de gobierno

Oscar A. Bottinelli - Diálogo con Berch Rupenian

Concierto Urbana FM – Después de Hora

“Hay que ver qué dice Talvi esa noche [del balotaje]. Y sin duda, otro gesto que hay que esperar esa noche, sea cual sea la composición del Parlamento, es lo que diga el general Guido Manini Ríos […] También es muy importante, esa noche, qué dicen, con qué cara salen, Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou. Porque hace cinco años Lacalle Pou salió con una cara de derrotado”.

B.R.: El domingo 27, el electorado va a elegir al nuevo presidente de la República, pero, más que eso, hay otra cosa muy importante que se elige ese día, y es el Parlamento. De acuerdo a los números de la última Encuesta FACTUM, me gustaría que hicieras una especie de balance de cómo estaría conformado el Parlamento en 2020.

O.B.: Exacto. Las dos cámaras del Parlamento. La primera aclaración es que no vamos a calcular cómo va a resultar la distribución de bancas el 27 de octubre, sino, si la elección fuera con los datos, con el resultado que refleja la Encuesta FACTUM que se cerró el 9 de octubre, cómo sería el Parlamento. Es una foto del 9 de octubre. Normalmente, esa foto se presenta en porcentajes, y aquí lo que hacemos es traducirlo a bancas parlamentarias. Las bancas se distribuyen por separado, entre Diputados y Senadores.

En la Cámara de Senadores se eligen 30 senadores. La Cámara tiene 31 miembros, pero de esos 31, uno, que es el presidente de la Cámara, es el vicepresidente de la República. Por lo tanto, el número 31 es elegido el 24 de noviembre. Esto es importante porque, por ejemplo, en la elección pasada el Frente Amplio había obtenido 15 senadores, Partido Nacional, más Partido Colorado, más Partido Independiente otros 15 sumados, y el desempate ocurrió un mes después en el balotaje, cuando fue elegida la fórmula Tabaré Vázquez-Raúl Sendic. Ahora, el domingo 27, vamos a tener la elección de 30 senadores. Si los senadores hubieran sido elegidos junto con la encuesta, si la encuesta hubiera sido la votación, teníamos que el Frente Amplio alcanzaba a 13 senadores. Partido Nacional, nueve. Partido Colorado, cinco, y Cabildo Abierto, tres.

Podemos hacer dos comparaciones. La primera es respecto a la elección pasada. En ese caso, si el FA llega a tener 13 senadores, pierde dos. Si el PN saca nueve, pierde uno. Si el PC saca cinco gana uno, el PI perdería uno, y de ese total de cuatro, uno lo gana el PC y los otros tres el nuevo partido Cabildo Abierto.

Respecto a la medición anterior, cómo estaba el Senado a setiembre, nos daba una diferencia. El FA, en vez de dar 13, daba entre 13 y 14, y el PN, que hoy da nueve, daba entre ocho y nueve. Vale decir que esa banda oscilante entre el FA y el PN, un mes atrás, ahora vendría a caer en el casillero del PN. Lo otro es que el PC daba una banca más de Senadores, y CA una menos. Ahí hay una especie de cambio.

Pasamos a la Cámara de Diputados, que recordemos tiene 99 miembros. Ahí tenemos que ser mucho más cuidados, porque vamos a manejar rangos, abanicos más amplios. Entre otras cosas, porque acá pueden ingresar de siete a nueve partidos. Empecemos por lo más chico: el Partido Verde Animalista puede o no tener bancas, está entre cero y una. Unidad Popular más bien una, que es la que tiene, pero en el borde, eventualmente podría llegar a perderla. Lo más probable es que no, pero no hay que descartarlo. Por otro lado, tenemos que el Partido de la Gente está entre una y dos; el Partido Ecologista Radical Intransigente también está entre una y dos, y el Partido Independiente en dos. Como observamos, si todos llegaran a sacar el máximo, hay ocho bancas. Si todos sacan el mínimo serían cuatro. Como se ve, para los cuatro partidos grandes no es lo mismo que, entre los partidos chicos, saquen cuatro bancas o saquen ocho.

Con esta salvedad, los cuatro partidos mayores nos dan de la siguiente manera: FA entre 38 y 40; PN entre 27 y 29; PC entre 15 y 17; y CA ente nueve y diez. Esta sería la composición si se hubiera votado el 9 de octubre.

B.R.: Estamos hablando, en ambos casos, de que ningún partido tendría mayoría absoluta, de la necesidad imperiosa de realizar una coalición.

O.B.: Con estas cifras, si miramos el Senado, si el FA ganara, obtendría 14 bancas con el vicepresidente. PN y PC sumados, dan 14, y con el presidente del Senado 15. Ninguno saca mayoría, y con esta composición del Senado, todo quedaría en manos de CA. En la Cámara de Diputados tenemos rangos mucho más amplios, pero si sumamos el máximo del PC, el máximo del PN y el PI, nos da 48. Ahí habría uno o dos del PdlG. El problema es que es muy difícil que todos den el máximo. Otra vez CA, con nueve o diez diputados, sería el fiel de la balanza. Si el FA obtuviera su máximo de 40 bancas, y CA diez, ahí CA más FA hacen mayoría. Tendrán que entenderse, estamos haciendo nada más que juegos numéricos. Lo que importa es que posibilidades de combinación hay muchas; el tema es lograr que esas posibilidades se aterricen en acuerdos sólidos que permitan conformar un gobierno y mantenerlo, aprobar las leyes, los presupuestos, aprobar los directores de los entes autónomos y descentralizados. Es mucho lo que depende de tener mayoría parlamentaria.

B.R.: Estamos hablando de que CA tendría la decisión para un lado o para el otro.

O.B.: Salvo que se diera que, por ejemplo, el FA tuviera un entendimiento con el PN, o con el PC, o al revés. Que ganando Lacalle Pou, y faltándole votos para llegar a una mayoría absoluta, lograra un entendimiento con el FA. Lo que en Alemania llaman la Gran Coalición, que es cuando los dos grandes partidos se unen. El Gobierno actual de Alemania: la Democracia Cristiana hizo un acuerdo con el Partido Socialdemócrata y los dos están gobernando. Tiene sus peligros. El primero es que esto ha significado, en las elecciones parciales que ha habido en Alemania en algunos estados, o en el Europarlamento, que, al gobernar juntos, los dos recibieran cascotes. Los partidos de afuera de la coalición quedaron como los dueños del malestar o de la oposición.

B.R.: En Uruguay no parece probable, pero nada es imposible en la vida. Que haya una coalición FA-PN, o FA-PC, para tener mayorías en el Senado y en la Cámara de Diputados.

O.B.: No hay que descartar nada. Creo que lo más difícil, dentro de todo, sería una coalición FA-PN, porque son los dos grandes partidos. No fue una coalición, pero fue un acuerdo importante, el del PN y el PC en la transición con Sanguinetti de presidente. Pero también el FA estuvo apoyando ese Gobierno, porque era un momento muy delicado. Si no, es un poco complicado que los dos grandes partidos estén el Gobierno.

En general, desde el punto de vista de “modelo de manual”, el balotaje ideal es cuando se enfrentan dos bloques, que se conforman antes del balotaje, vale decir, entre la elección parlamentaria y la segunda vuelta. Entonces, la gente tiene para elegir entre un bloque de izquierda, por ejemplo, y un bloque de derecha. El FA anda con problemas para armar una coalición que le pueda asegurar mayoría parlamentaria antes del balotaje. Del otro lado, hay unos problemas. Por lo pronto, Talvi dijo no querer acuerdo con Manini Ríos. El Partido Independiente tampoco. Con las cifras que estamos viendo hoy, sin Manini Ríos, la oposición no logra mayoría. Pero aunque no sea una mayoría, como sí fue el acuerdo PC-PN en 1999, no deja de ser una señal de seguridad hacia el país que los dos partidos tradicionales, con el PI, y eventualmente el Partido de la Gente, aunque no lleguen a los 15 senadores y 50 diputados, digan que ya están de acuerdo, que tienen un programa de gobierno. Después faltará concretar la coalición, pero ya parten de un acuerdo básico. Eso, para mí, es un dato no menor. Lo que pase en la noche del 27 de octubre, y sobre todo con los partidos que no van al balotaje: el PC a esta altura parece bastante claro, si no hay un cambio radical, que no va al balotaje. Entonces hay que ver qué dice Talvi esa noche. Y sin duda, otro gesto que hay que esperar esa noche, sea cual sea la composición del Parlamento, es lo que diga el general Guido Manini Ríos. Diría que lo que diga Talvi y lo que diga Manini es muy importante. También es muy importante, esa noche, qué dicen, con qué cara salen, Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou. Porque hace cinco años Lacalle Pou salió con una cara de derrotado.

B.R.: En la interna del PC hay críticas, por la posición que tomó Talvi frente a Manini, de que adelantó de excluirlo de una posible coalición. En el caso de que Manini incluso vote mejor que lo aparece, por ejemplo, que en vez de tres senadores saque cuatro, ¿Cuál sería la posición en ese momento de Manini, PC, PN?

O.B.: Para el PN, obviamente, será tratar de armar la coalición más grande que pueda. Talvi ha dado dos señales que han chirriado un poco dentro del PC. Una, el rechazo al entendimiento o diálogo con Manini. Lo otro fue cuando dio señales de que había puntos de contacto entre los programas del PC y el FA. En el PC, sobre todo en el sanguinettismo, es muy clara la idea de que acá tiene que irse a una coalición PN y PC como mínimo, y que esa coalición no debe excluir a nadie. Esa es la postura fuerte en que están los batllistas, y, en ese sentido, están molestos y marcando distancia con las posturas no tan claras de Ernesto Talvi. Ahí hay que ver si el PC va a actuar como partido, si lo hará en bloque, si lo resolverá su Comité Ejecutivo, su Convención, o se vuelve a aquella forma de actuar de los partidos tradicionales de hace 20, 25 años, en que un sector decía que sí y el otro que no. Recordemos que en el Gobierno de Luis Alberto Lacalle entró todo el PC, pero al año, el pachequismo y la gente de Jorge Batlle siguieron en el gobierno, y el Foro Batllista, el sector de Julio María Sanguinetti, se retiró. O el PN, cuando decide retirarse en el 2002, se retira como tal, por resolución de la Convención, se van todos los ministros, y el PN decide seguir apoyando desde el Parlamento. O seguimos, como en los últimos años, con los partidos actuando como tales, o volvemos al Uruguay de hace un cuarto de siglo, donde las fracciones se movían por separado. Daniel Martínez, hace meses, dijo que gobernaría con algunos sectores del PN. Ya tuvo como respuesta que el PN no se divide.

B.R.: Luego de las primarias y el sorprendente muy buen resultado de Talvi, la explicación de dabas de ese 19% de intención de voto, era que Talvi había sustraído electores del FA y de otros sectores. Había logrado un conglomerado interesante. Con esta caída en las últimas encuestas, ¿Ha perdido ese sector, esa gente que lo iba a votar volvió al FA?

O.B.: Es muy difícil, con los movimientos de encuestas, tener explicaciones claras. Lo que se puede tener son “olfatos”, técnicamente hipótesis. Una hipótesis es que Talvi captó a votantes del FA, entre otras cosas, porque hizo un discurso muy batllista hacia las internas, y luego hizo un giro hacia posiciones que podemos considerar más de libre empresa, de libre mercado, de liberalismo económico. Da la impresión de que ahí perdió hacia el FA o, al revés, que el FA recuperó lo que Talvi le estaba quitando, primero en las internas, y luego en esa encuesta en que llegó al 19%. Parecería ese el único movimiento claro, más allá de otro vaso comunicante entre el PC y CA, que es más entre el sanguinettismo y Manini que entre Talvi y Manini.

B.R.: Es difícil de comprender el ascenso y la caída de Talvi en tampoco tiempo, como si su estrella no brillara tanto. Algo ha sucedido en estos dos meses, que le ha provocado una caída.

O.B.: Sí. O al revés, cuando son figuras nuevas, lo que puede ocurrir es que haya hechos, imágenes, movimientos, dichos, propuestas, que generan un entusiasmo, que luego no se sostiene. Más que por qué cayó, yo preguntaría por qué subió. Evidentemente, esa suba del PC se sostiene. Recordemos que, cuando se fue Bordaberry de la conducción del PC en abril de 2017, el PC estaba en un 7%. Siguió ahí hasta que apareció Sanguinetti, en mayo de 2018, y empezó a subir. Y luego más cuando apareció Talvi. Parecería que esa última subida del PC, que generó el gran efecto Talvi, se ha diluido parcialmente. Yo lo explicaría más por ese lado.

B.R.: La tendencia se mantiene con cambios mínimos. No aparecería, si no sucede un hecho inesperado, nada que generara un cambio radical de los números que ha dado FACTUM hasta este momento.

O.B.: Radical no, pero, si tenemos que hay un leve movimiento en cada uno de los partidos chicos, que hay algunos movimientos del FA, del PN, del PC, de CA, sumado todo tenemos un 10% del electorado, que hoy está con orientaciones más o menos claras hacia un partido determinado, pero que llamamos voto volátil, voto débil. Esos cambios, sumados, pueden provocar pequeños movimientos. Que un partido suba dos puntos cambia algún lugar en el ránking.

B.R.: En la última encuesta de FACTUM, FA 38%, PN 27%, PC 16%, CA 10%. Lo que podría suceder es un crecimiento del PN, o del FA, para acercarse o alejarse un poco más uno del otro, y ver qué pasa, fundamentalmente, entre el PC y CA.

O.B.: El ránking FA-PN está fuera de toda duda. La diferencia es que el FA tenga 15, 16 puntos por encima del PN, o que tenga ocho. Pero hay una serie de interrogantes, y de aquí a la semana que viene serán tiempos muy acelerados, tiempos en que la gente piensa más. Obviamente, también habrá que esperar cambios entre la última encuesta y la elección, sin que cambien las grandes líneas. Mucha gente se decide el día antes, el mismo día, cuando está frente a la urna.