Radio Uruguay - Puntos de Vista
“Este cambio de que Uruguay pasó de un tripartidismo a un tetrapartidismo es un cambio sustantivo, que ha determinado un hecho bastante insólito: los tres principales partidos perdieron votos. Todos”.
L.C.: ¿Primeras conclusiones de las elecciones de ayer?
O.B.: Hay lecturas de lo que pasó, de futuro y de cosas de casa propia. La primera es que llama la atención que esta vez no hubo titulares en los diarios diciendo que se equivocaron las encuestas. Dentro de eso, fueron muy buenas las proyecciones de escrutinio, creo que la nuestra fue de las más exactas. Pero nos parece importante marcar, y lo puedo marcar yo, porque tengo una especie de título honorífico en Factum, ya no me caen las responsabilidades de éxitos o fracasos, que, diría que desde el año pasado, peo desde julio de 2019, el escenario que terminó siendo es el que marcó Factum. Solamente Factum. No hubo, como se marcaba en julio, agosto, setiembre, principios de octubre, ni un empate Frente Amplio-Partido Nacional, ni un FA que estaba en 30 y moneditas. Eso quiere decir que la metodología de investigación, y la metodología de presentación de datos, sobre todo esta última, después de un cambio que se hizo en diciembre pasado, fue muy exitosa. Nos permitió tener detectado el comportamiento del 100% de los ciudadanos, que inicialmente dicen que no saben, no contestan, en una pregunta. Si uno trabaja, últimamente con 21 preguntas, pero hacia las internas fueron 24, tiene aparatos que permiten mirar qué hay debajo de las piedras.
L.C.: Un electorado que ha ido cambiando, se hizo un poco más volátil, más difícil de llegar a ver cuál es su pensamiento final.
O.B.: No sé si se puede hablar de volátil, o de cambios que pueden devenir en cambios estructurales. Hay que abrir la interrogante. Porque algunos de los cambios, como este de que Uruguay pasó de un tripartidismo a un tetrapartidismo es un cambio sustantivo, que ha determinado un hecho bastante insólito: los tres principales partidos perdieron votos. Todos. El Partido Colorado tiene el peor segundo resultado de su historia, el Partido Nacional tiene el segundo peor resultado de su historia. Y el Frente Amplio tuvo una caída esperada, muy fuerte. La explicación no es que pierden que hay un cuarto autor, la pregunta es por qué hay un cuarto actor. Y hay un cuarto actor porque había algo que llevaba a que los tres mayores partidos generaban, en mayor o menor grado, un nivel de desconformidad.
L.C.: Hay una oferta que parece consolidar determinadas demandas. Cuánto de ocasional y cuánto de estructural, lo dirá el tiempo.
E.B.: Creo que el resultado deja algunas señales más históricas y más estructurales, y otras más inmediatas. En lo inmediato, primero tenemos lo que pasó ayer y las reacciones sobre lo que pasó, y esas reacciones tienen un efecto hacia lo que viene ahora, en menos de cuatro semanas. La elección de noviembre arranca con lo que pasó el 27 de octubre, y cómo se termina conformando el Parlamento. Da la sensación de que el FA no tenía un Plan B. el Plan A era sacar en el entorno del 45%, y no había un Plan B si sacaba 40%, como venían indicando las encuestas, como indicó la última proyección de casi todas las encuestas.
L.C.: Considerar que sus expectativas eran un terreno sólido puede ser parte de lo que vimos luego, en los rostros desencantados de los candidatos.
E.B.: Ayer, más allá del resultado, los discursos marcaron un candidato derrotado y un candidato victorioso, que ya se siente presidente. Eso también es peligroso, sobre todo porque no se puede hacer toda la suma matemática, no se puede sumar a toda la oposición como si fueran todos los votos a Lacalle Pou en segunda vuelta, pero el FA, y la candidatura, la fórmula, necesitan una reacción, una decisión, porque lo que transmitió ayer era que el partido estaba perdido.
L.C.: 32% en el interior, solamente, el FA, y vota 48% en Montevideo, que no es su mejor registro.
O.B.: Sí. 48% es el “horrible” resultado con que fue elegida Ana Olivera. Cuando obtuvo el 48%, en 2010, fue considerado un desastre, que no lo era. Incluso todo el imaginario que lleva al Partido de la Concertación es que el FA, después de eso, iba derecho a perder la Intendencia. Y a nivel nacional había sido el 56%. Es decir que hoy tiene, a nivel nacional, lo que creyeron que era el peor resultado, y lo era, porque en Montevideo votó el 20% en blanco, en gran medida, frenteamplistas desconformes con Ana Olivera, con el procedimiento que había llevado, y el veto a la candidatura de Daniel Martínez.
L.C.: Y ese 32%, donde alguna vez se encendió alguna luz amarilla en la interna del FA, el resultado muestra que no se entendió.
O.B.: Esto es importante: entre lo que se puede llamar error o mala interpretación de encuestas de la elección pasada, es que el gran fuerte que le permitió al FA in extremis llegar apenitas a la mayoría parlamentaria, fue el voto de los sectores menos urbanos, periféricos de ciudades, no rurales, del interior, económicamente la clase baja, subproletaria, y de las periferias de las ciudades. Y era el FA que se había consolidado en el interior. Hay que ver ahora, porque el FA también fue desinflándose en la clase media y media-alta.
E.B.: Esto muestra también que el sector que el FA había captado en las elecciones pasadas era un sector que venía de otro lado, que no tenía pertenencia partidaria, que tiene menos interés en la política, que es menos educado, que correlaciona con la clase social más baja. Esos son menos fieles que lo que el FA estaba acostumbrado a tener como electorado. Y los primeros resultados parecen indicar que el problema mayor estuvo ahí, en no poder retener un electorado que era menos fiel.
O.B.: Antes de hablar del futuro, que es hoy, hay un tema que es que el FA ha tenido una muy baja capacidad de autocrítica. No percibió que en 2009 había retenido el Gobierno perdiendo una parte importante de su electorado, porque no solo cayó del 50,5% al 48%, sino que dejó de captar otro casi 2%, producto de que se morían, en aquel momento, más blancos y colorados que frenteamplistas, y salían más nuevos votantes de hogares frenteamplistas, por lo que, en aquella elección, tendría que haber llegado al 52%. Y si seguía todo igual, en 2014 debería haber llegado al 54%, y ahora tendría que haber estado cerca del 56%. Y en lugar del 52% tuvo el 48%, la otra ni siquiera llega a redondear el 48%, y no hubo autocrítica en 2009, que el FA perdió dos diputados, y mucho menos en darse cuenta de que no tenía mayoría en el Senado. La había conformado con la adición del vicepresidente. Y no hubo autocrítica. Y muchos dirigentes volcaban su frustración en las encuestas, sin hacer autocrítica. Y fue notorio que, hasta ahora, no la hubo. Yo planteaba como duda, no sé qué porcentaje es, porque no es mi especialidad, pero calculo que dos de cada tres uruguayos, económicamente, vive mucho mejor, gana una vez y media más que lo que ganaba hace 15 años, en términos de poder adquisitivo. Todos los jubilados y pensionistas, todos los empleados públicos, estatales, municipales, de empresas del Estado, y todos los de la actividad privada que no tengan riesgo de empleo. Y el FA pierde la quinta parte de su electorado. Esto llama más a reflexión, porque no es un FA que pierde en medio de una crisis, como en 2002. No estamos en la situación de Argentina. El éxito del Gobierno es la estabilidad, el sostenimiento de los ingresos, entonces ocurrió algo. ¿Qué cosas del Gobierno, o del FA, desencantaron a la gente? ¿Temas éticos, de competencias por cargos, que el logro económico quedó compensando con otras falencias? Cada vez que la gente mejora tiene más exigencias. En el nivel más bajo, que la gente tuvo un mejoramiento de su vida en materia de consumo, luego se encuentra que no mejoró en vivienda, hábitat, en entorno, en acceso a la vivienda. Las parejas jóvenes se forman, se quieren independizar, y no pueden obtener una vivienda. Hay deficiencias de tipo estructural. Por otro lado, el FA tuvo logros, y no es que no supo comunicarlos, sino que, por algo, no permearon en la gente. El tema de seguridad, decíamos que no movía la aguja, creemos que sí la movió en relación a Cabildo Abierto. No la movía porque para que una cosa sea mal vista y cambie el voto tiene que encontrar la expectativa del otro lado, y no la había llenado nadie, hasta que aparece CA. Ahí CA llena la expectativa, entre seguridad y autoridad. Porque también había una demanda de autoridad, exagerada o no, pero había un segmento de la población que sentía que estaba faltando autoridad.
L.C.: Apenas unos números. Del 1.134.000 votantes del FA en la elección anterior, quedó en 939.000, y si uno mira los 732.000 del PN hoy son 685.000 los que le permiten disfrutar de este escenario de cara al 24 de noviembre. Y esos 295.000 del PC están por debajo de 305.000 que lograra en la elección anterior. Ni qué hablar de los 73.000 del PI, que hoy se convierten en apenas 23.000 votos.
O.B.: Para afinar las cifras: a la pérdida del FA habría que sumarle la no captación, o mayor pérdida, de una parte muy considerable de esos votos que perdió el PI.
L.C.: Y con cifras menores, pero también hay una caída importante de la Unidad Popular, que en su momento tuvo 26.000 y algo de votos, y hoy son 19.000. Tampoco parecen haber sido captados por el FA. Y CA aparece con esos 260.000, irrumpe con estos números que no tienen un correlato en 2014. Pero repasemos los discursos de anoche. ¿Cómo nos paramos en ese futuro 24 de noviembre que ya se viene?
E.B.: Hay algunas cosas claras. El PN obtiene un apoyo inicial de toda la oposición, y eso ya le da una fortaleza en varios aspectos. Porque el PN, a pesar de votar menos que en otras elecciones, estuvo dentro de lo previsible, no hay una pérdida trascendente respecto de la elección anterior, y se vio favorecido por todo el escenario. El FA, con un poquito menos del 40%, una cifra mágica que se rompe, el PC no tan fuerte, por lo que Talvi no tiene tanto para exhibir de sí mismo. Porque el PC comete por tercera vez el mismo error: el que triunfa en la interna desconoce al otro sector cuando conforma la fórmula. Por más que Robert Silva había sido aceptado por Batllistas, no era un representante de Batllistas en la fórmula. En eso se ha malinterpretado el sistema de las elecciones internas. En el caso de Bordaberry era más claro, porque tenía las tres cuartas partes del partido, pero siempre le pasó que quedó rengo. Tanto con Hugo De León como con Coutinho, no había representantes de la otra ala del partido. Y ahora pasó lo mismo. Terminó con una candidatura que tenía muy buena imagen en los sectores informados, pero que era desconocida, que no despertaba pasiones en ninguno de los sectores, se buscó algún perfilismo que no se logró explotar, y el PC, ni el sector de Talvi, consiguen una diferencia tan grande en la elección nacional. Y una cosa es si el PC hubiese votado el 16%, 17%, y se hubiera reivindicado anoche, y otra cosa es que la noche de la elección rescate que se votó más o menos lo mismo que en la elección anterior, que se logró mantener a un PC que se venía cayendo, y en seguida habla de acuerdo.
O.B.: El PC, quizás, tiene un buen resultado en demostrar que la cantidad de senadores, y probablemente de diputados, es la misma que hoy: cuatro senadores y 13 diputados. Pero el hecho de que Talvi no recuperó al PC y no lo dominó, porque esto es lo que dio en la interna, mitad y mitad, pero como en la interna Sanguinetti votó por un lado y Amorín Batlle por el otro hubo una ilusión óptica de que Talvi había arrasado. Y no, había tenido el 53%, una cosa así. Pero esto llevó a que un Talvi, que en este mes dio algunas señales de que podía llegar a acordar con el FA, hasta que Daniel Martínez, a mi juicio, cometió el error de explicitarlo, y obligar a Talvi a dar un rechazo, y que jugaba a ser una figura decisiva, anoche no tuvo margen. Fue una muy buena noticia para Lacalle Pou. Y además ya no hay nadie que pueda vetar a Manini. El PI está quedando afuera del Parlamento, y si entra es con un solo diputado, y Talvi no puede vetar, mucho más cuando no vetaba Sanguinetti. Más allá de que el PN obtuvo el segundo peor resultado de su historia, tiene, aparentemente, las mayores probabilidades de ganar la Presidencia. Y tiene el mejor escenario.
Creo que, para el FA, la jornada de hoy es decisiva. Y para Lacalle Pou es esta semana. El FA hoy tiene que asumir qué va a hacer. El tema es político, no es publicitario ni de márketing. ¿Cómo hace el FA para rescatar su potencial? La suma de la oposición clara, es decir, PN, PC, CA, PdlG y PI está a unos 13 puntos de distancia del FA solo. El FA puede ganar de los votos de UP, del PERI, que no tiene una militancia firme como para que haga lo que diga Vega, y también del PVA. Ahí se pueden dividir, y puede reducir la distancia a 11 puntos, a 12. Y a partir de ahí tiene que recuperar seis puntos, porque cada uno que crece se lo quita al otro bloque. Encontramos que hay dos nichos para el FA. Más o menos, de los 11 puntos que saca Manini, tres, o un poquito más, son votantes de Mujica de 2014, 2009 y 2004. Son gente que hasta marzo era mujiquista y del MPP. Ahí tiene que preguntarse cómo hace para captar ese electorado, que tuvo hasta hace seis meses, y lo perdió en la puja Manini-Mujica, CA-609. ¿Lo puede recuperar? Es toda una estrategia. La otra es el PC. Se detectaba, más o menos, que un quinto tiene un rechazo extremadamente fuerte a Lacalle Pou. Ahora, una cosa es que lo rechace y lo vote, que lo rechace y vote en blanco, o que lo rechace y lo capte el FA. Si lograra todo eso se pondría a respirar en la nuca de Lacalle Pou, y la elección pasa a tener otro cariz. Pero eso no se hace solo con arengas. Es político, ¿Tiene hoy el FA el estado de ánimo y el conjunto de personas, en la medida que la estructura y su presidencia estaba de un lado, la candidatura presidencial en otro, el Gobierno en otro, los viejos liderazgos en otro, y los nuevos liderazgos en otro? ¿Tiene la capacidad de juntarse como comando estratégico y pensar? Tienen que ponerse en ajedrecistas estratégicos, mirar el tablero. Se requieren reflexiones políticas, estudiar comportamientos de clases sociales. La clase media profesional, la clase media con actividad propia, la clase media empresaria, pequeña o mediana, y los que están debajo de la estructura formal son los dos sectores en los que el FA pierde votos. ¿Cómo hace para captar a los que se fueron al PC, los que se fueron a CA? Eso es un tema de pensamiento estratégico.
L.C.: Que define el discurso…
O.B.: Que define el discurso y la acción. ¿El FA va a ir con una fórmula suelta para ser más amplios? Eso se pensó en febrero, que el FA era una marca desprestigiada, y el tema era exaltar las figuras. ¿Y con qué mensajes?
L.C.: Y además la fórmula no tiene, en su discurso de masas, su principal cualidad.
O.B.: Además, es una fórmula en la que no está representado el sector más importante del FA. Esa también es una debilidad. La tercera parte del FA es del MPP. Y después está el tema del otro lado. De la coalición.
E.B.: Ahí hay que ver cómo se desarrolla. Porque los discursos de ayer fueron uno derrotista y otro triunfalista. Y hay que tener cuidado. El derrotismo transmite una sensación de haber perdido todo, pero con el triunfalismo hay que tener cuidado de no pasarse de las expectativas. Por las salvedades que hacíamos: no se puede sumar todos los partidos linealmente, porque la gente tiene su propio comportamiento, porque la elección que acaba de pasar, además, es parlamentaria y presidencial. Y en muchos departamentos, sobre todo del interior, pesa la elección parlamentaria, la elección a la Cámara de Diputados. Eso deja, en el sistema actual, con ciertas manos libres al electorado, que puede decidir su voto por partido en función de lo parlamentario, y que no necesariamente continúa con el mismo partido o con lo que el partido hace, en una segunda vuelta. Esto tiene que ver con los volúmenes de votantes de partidos de la oposición, nucleados en esta alianza que no sabemos, todavía, si es una coalición formal, si es una alianza para gobernar, y si esta alianza es conjunta de los tres principales partidos.
O.B.: Creo que es muy importante lo siguiente: hay algo no menor, que es la estructura que se ofrece. Si la estrategia que termina siendo, por los hechos, la unidad de todos para sacar al FA, no es buena. No estamos en Argentina, donde además se vio que no era tan importante sacar a Macri. ¿Qué se ofrece? No es un partido político, ¿Va a funcionar? ¿Qué anticuerpos hay entre ellos?
La gente es muy afinada en el voto. Los intelectuales creen, en general, que la gente no entiende. Y no es cierto. La gente tiene una percepción muy fina. ¿Cómo va a quedar Uruguay después de que gobiernen estos, qué van a solucionar, qué van a mejorar? A la gente no le importa si cambian la elección de horas de Secundaria, no le cambia nada. Eso es instrumental. ¿Van a avanzar en un acuerdo formal? Sé que todo el mundo rechaza los repartos de cargos, pero, en el fondo, si la señal es que en el Consejo de Ministros están todos los partidos, no es nada menor. Y que, si están gobernando, una señal es quién va a manejar la Educación, quién la Defensa, la Seguridad, la Economía. Y mucha gente puede pensar que, si CA va a manejar la Defensa Nacional, no lo vota. O al revés. Esas señales de cómo se va a componer el Gobierno son importantes. Estoy seguro de que no las va a haber, porque todavía se está repartiendo la torta, pero se puede hacer con señales políticas y no personales. Lacalle Pou y el PN tienen un trabajo por delante que no tiene más de esta semana para realizar. Este fin de semana tiene que estar cerrado, para generar un impacto en la población, como hicieron en noviembre de 1999. Es verdad que el PC tenía mucho más concepto de estrategia de gobierno, pese a toda la rivalidad personal, la suma de Batlle y Sanguinetti potenciaba, y un dueño del PN en ese momento, formidable estratega político, como Luis Alberto Lacalle de Herrera, que fue el primero en dar todas las señales para el entendimiento y plantear las condiciones: que fuera un acuerdo, que estuviera escrito. Que fuera una coalición de gobierno, no una unión para ganar la elección. Una cosa es una señal fuerte de esas, y otra son distintos tipos de señales, en lo estructural y en el diseño de país, que es muy importante. El FA ha salido con algunas cosas, como que el No a Lacalle es el No a esto, a lo otro, todas las cosas que Lacalle Pou no votó, aunque ahora diga que las acepta. Pero es mucho más que eso lo del FA. Y de la oposición también; creer que esto se arregla con dos parchecitos puede ser peligroso.
L.C.: El resultado del 24 de noviembre no se asegura con un mantenimiento de lo que se celebró anoche.
O.B.: No. Tienen que trabajarlo, que afirmarlo. Una cosa es partir con alguna ventaja, porque esta no es la paridad que venía, más o menos, en setiembre, pero no es el desnivel decisivo por sí solo.
L.C.: Esos 261.000 votos de CA fueron una señal incuestionable, y lo es el crecimiento de otras fuerzas políticas, en menor escala. Casi 20.000 votos para la candidatura de Salle, 26.000 el PdlG que, quizás, en otro momento, tenía otras expectativas, pero visto lo que fueron las últimas semanas no es del todo malo, la debilidad de la UP y del PI, y los 33.000 votos del PERI. Y el 1.120.000 de la consulta popular, que no es poca cosa. Me da la sensación de que, el que se quede con que fue un No a la Reforma y ya está, y desconozca toda esa gente, también es delicado.
O.B.: Números similares tuvo la baja de la edad de imputabilidad en 2014, y, a la inversa, no estuvo lejos de esa cifra el Sí a anular la Ley de Caducidad, y hubo una mayoría que no la anuló. No hay que perder de vista que la sociedad uruguaya mantiene los equilibrios. Entonces no es que no se anuló la Ley de Caducidad porque nadie quiso anularla, no, un poquito más de la mitad no quiso. Lo mismo con la baja de la edad de imputabilidad, y lo mismo ahora. Estas señales son muy importantes, y hay que atenderlas.
L.C.: Yendo al interior de los partidos, en el FA 297.000 votos casi para el MPP, 231.000 votos para un emergente, Progresistas, con Mario Bergara y las fuerzas que agrupó a su alrededor, 162.000 para Andrade-Cosse, está detrás el Partido Comunista, 105.000 para el Partido Socialista más Constanza Moreira, 92.000 votos y fracción para Asamblea Uruguay, unos 38.000 votos para Rafael Michelini. ¿Sorprende alguno de estos números?
O.B.: Están más o menos dentro de lo que habíamos visto. Quizás nos daba más equilibrado el sublema de Andrade-Cosse. Y en Progresistas es muy importante el aporte de Álvaro García, que tiene una muy buena performance.
L.C.: También vota bien Vertiente Artiguista.
O.B.: Vertiente tiene una tradición de referentes para determinados segmentos, en donde más pierde el FA, en la clase media a la que hacíamos referencia.
L.C.: De los 685.000 votos del PN, Todos Hacia Adelante y la suma de listas que acompañaba a Lacalle Pou se queda con 445.000.
O.B.: Era esperable una hegemonía de Lacalle Pou. Todos Hacia Adelante está compuesto por lo más cercano a Lacalle Pou, los sectores de la Lista 40 y Aire Fresco, y los más asociados, que son el sector del herrerismo más Mejor País.
L.C.: La relación de 1-2-3 que había salido en la interna no se repite ahora. Aquel Lacalle-Sartori-Larrañaga ahora es Lacalle-Larrañaga-Sartori.
O.B.: Era previsible. Larrañaga saca 128.000 votos. Lo importante es que Sartori corría riesgos de no entrar al Senado, y es un cambio muy fuerte para el PN que entre, con todas las polémicas que hubo, en torno a su candidatura y las relaciones con otros sectores. Y Alianza, con esos datos, puede quedarse sin la segunda banca.
L.C.: Y del PC, los 139.000 votos de Talvi y Adrián Peña, que iba con la 600 en todo el país, y Sanguinetti y Coutinho, por el otro lado.
O.B.: Dos y dos, lo que da una gran paridad en el PC, que es una situación política, porque le da a Sanguinetti un rol muy importante, y esto es una buena noticia para Lacalle Pou, porque tiene a una persona que está absolutamente convencida de la conveniencia de una coalición de Gobierno, que produzca el cambio, y que tiene una visión estratégica y una calidad de diálogo, de negociación, que puede facilitar mucho las cosas. Y que pese a que tuvieron chisporroteos con CA, es alguien que entiende muchísimo tanto la mentalidad militar como toda la temática estratégica y militar. .