04 Nov. 2019

Aciertos y errores de los candidatos de cara al balotaje

Oscar A. Bottinelli - Diálogo con Berch Rupenian

Concierto Urbana FM – Después de Hora

Las fortalezas y debilidades de Luis Lacalle Pou y Daniel Martínez a la hora de armar sus estrategias para enfrentar la segunda vuelta del 24 de noviembre.

B.R.: Vamos a hablar de aciertos y errores de los candidatos de cara al balotaje, en esta semana que ha transcurrido.

O.B.: Cada día es un mundo, estamos a 20 días del balotaje. Desde el punto de vista de estrategia política es muy claro que la de Lacalle Pou es presentar una elección menos personalizada, y más de bloque político, donde el candidato a presidente de la República sería la cabeza de ese bloque, y no una persona gobernando suelta. Un Gobierno multicolor, multipartidario, de un bloque opositor de, esencialmente, tres partidos relevantes, más dos partidos de una banca cada una. La fortaleza que tiene esta estrategia está basada en decir que, detrás de ella, habría 17 senadores, clara mayoría absoluta, 18 anexando al vicepresidente de la República, y 56 diputados. Con tres partidos relevantes más dos partidos auxiliares. ¿Dónde estaría la fortaleza y la debilidad de este planteo? Si esto conduce a una coalición de Gobierno que es de cinco partidos sentados en la misma mesa firmando un documento, todos juntos, si es una coalición de Gobierno y la imagen que le transmite a la ciudadanía es de solidez, de estabilidad, que no se derrumba con un soplo. Si, en cambio, es una suma de entendimientos bilaterales, por negociaciones de Lacalle Pou o el Partido Nacional, que acuerda con el Partido Colorado por un lado, con Cabildo Abierto por otro, con el Partido Independiente y con el Partido de la Gente por separado, aunque firmen un mismo documento, da una sensación de una serie de entendimientos que no necesariamente implican una coalición y, por lo tanto, admite dudas sobre su fortaleza o estabilidad.

Presentar la foto de todos firmando tiene el riesgo electoral de que en la foto hay votantes de uno al que no le gusta el que está al lado. Por lo tanto, puede genera más rechazos en el momento del voto, sobre todo, porque los partidos convocan a su gente a votar, pero pueden tener mayor o menor convocatoria. No es automático que todos los que votan a un partido lo voten, ni siquiera para el PN. Normalmente, el partido que disputa la presidencia tiene mucho menos disidencia, pero esto es válido para todos. Este es un tema de arquitectura, otro sería el del contenido de la propuesta, pero todavía no está laudado, está en la etapa de negociación, en la que el PN envió una propuesta, el PI previamente había mandado una declaración con puntos que están todos contemplados, pero ahora resuelve estudiar la propuesta. Y el PC y CA comunican que van a ser contrapropuestas, ajustes a la propuesta. No queda claro en qué terreno. El PC, ha trascendido, tiene alguna contrapropuesta muy importante en el punto más difícil entre el PC y el PN, que es la Educación. Hay que pensar que aquí tiene un rol relevante Robert Silva, un hombre que estuvo involucrado directamente en la reforma de Rama, es un producto de la reforma de Rama, de la segunda mitad de los 90, y que, por ejemplo, rechaza claramente que se eliminen los representantes docentes de los Consejos de la Educación Pública, el Codicen y los Consejos de Primaria, Secundaria, UTU, etcétera, que es una de las propuestas del PN.

El problema, del lado del Frente Amplio, es que sale a lo que se llama una lucha abierta por los votos. Hay dos formas en un balotaje, la pelea, mediante bloques, sumatorias por partidos, o de competencia abierta. La del 99 fue casi una lucha entre bloques: uno formal, PC con el PN, y otro informal, que era FA con Rafael Michelini y la gran mayoría del Nuevo Espacio, pero sin que este, como partido, hubiera comprometido su apoyo a Tabaré Vázquez. Pero la lógica que siguió todo el debate fue una lógica de bloques. En cambio, esta vez, el FA va solo. Lo que tiene es la captación de votos individuales. El lunes pasado analizamos aquí los porcentajes de la gente que, en el PC, rechaza a Lacalle Pou, los de CA que rechazan a Lacalle Pou, la gente que tiene propensión a Daniel Martínez en Unidad Popular, en el PERI… Hicimos un cálculo de cómo se puede achicar la diferencia. Los números son perfectos, pero luego los actores políticos tienen que hacer que esos números se transformen en votos. Quedaba entre 1,2, 1,5 puntos de ventaja a favor de Lacalle Pou, siempre y cuando se dieran todos los condicionantes. Estos son ejercicios de diseño estratégico.

¿Cómo se va a plantar el FA? Por ahora hay algunas dudas. Es claro que, a partir del viernes, ha hecho un gran despliegue de recorrida territorial en todo el país, con todas las primeras figuras. Salió Mujica, Astori, Mario Bergara, Andrade, Carolina Cosse, Lucía Topolansky, Enrique Rubio, además de la fórmula presidencial. Puso toda la carne en el asador, con todos los pesos pesados. Deja la duda sobre si va o no a poner toda la carne en el asador con todos los pesos pesados para decir que también hay un Gobierno político, y no personal, donde Daniel Martínez va a ser la cabeza de un conjunto que, en principio, son todas figuras del FA, pero está toda la plana mayor: un ex presidente de la República, un ex vicepresidente, ex ministros, nuevas figuras que han sido ministros, presidente del Banco Central, dirigentes sindicales, donde pueden agregar figuras de la Educación, a los efectos de contraponer, por ejemplo, a una figura de una universidad privada y religiosa como Pablo Da Silveira, alguna figura de la Universidad de la República, pública y laica. Si van más a una lucha de elencos políticos, uno multicolor, el otro monocromático, y de programas o, más que programas, de proyectos políticos. Esto todavía no lo sabemos porque, por otro lado, ha habido algunos dichos, sobre todo del candidato presidencial, de que aquí se eligen personas, y no partidos. No es lo mismo, porque elegir personas quiere decir que lo único que le interesa es la figura de la persona, casi sin mirar qué proyecto hay atrás, como si fuera una especie de concurso gerencial. Partiría de la base de que, desde el lugar que se dice, hay un nivel a su favor en la confrontación, en el análisis de persona contra persona. No está clara la estrategia que aterriza el FA. Está claro que hubo un cambio de timón muy fuerte a partir del martes pasado, que significó el involucramiento de todas las estructuras de los sectores del FA y de su plana mayor, pero todavía no tenemos claro cómo se traduce eso en los medios, en las redes, en lo que se emite en la campaña electoral, frente a otro bloque que sí está planteando muy claro su posicionamiento.

B.R.: Algunos periodistas opinan que la campaña de la coalición es más ordenada que la del FA. ¿Estás de acuerdo?

O.B.: Yo diría que, todavía, no hay campaña. Lo que sí es más ordenado es el diseño estratégico para encarar la campaña y las elecciones. El objetivo es lograr el mayor entendimiento posible, que puede tener forma de coalición o formas parecidas de menor nivel. Para eso hacen un planteo de un entendimiento que parte de un documento que, en el correr de esta semana, seguramente va a ser contestado y aterrizará en un documento firmado por todos. Será una firma “por correo” o una foto de todos firmando. No es nada menor, lo uno o lo otro, para la solidez de lo que se plantea. Es clara la señal desde el PN. Lo que todavía no es claro es el resultado, en función de las señales que den los socios convocados. El PN ha hecho la convocatoria más clara, amplia y nítida que se podía hacer.

Del lado del FA, mientras el PN tenía bastante claro qué hacer ante distintos resultados, el oficialismo no tenía Plan B. El Plan A era un FA nunca por debajo del 43%, y lo más probable 45% y hasta 46%, y cuando no con mayoría parlamentaria. En general, cuando uno va a la ruleta, se le aconseja tener un plan para las 36 probabilidades restantes, que es que no salga el número. Lo que se observó fue una tremenda sorpresa la noche de la elección, una tremenda sorpresa del candidato, de la fórmula, el lunes y el martes, y una reacción en paralelo el martes, desde las dirigencias políticas del FA, que culmina en la designación de Yamandú Orsi al frente de la campaña electoral. Fue decorado diciendo que fue Daniel Martínez quien lo llamó, pero la realidad es que las dirigencias políticas del FA provocan un cambio sustantivo porque se habían jugado a un plan que no solo no salió sino que, sorprendentemente, tenía las menores probabilidades de que ocurriera. No tenían un Plan B, que recién empezó a elaborarse entre el martes y que, yo diría, todavía está en proceso de elaboración.

En medio de esto, el FA tiene algunas cosas que se le escapan, y que pueden ser torpeza. Una, que parece que se frenó, es que no ha habido más ataques a Manini Ríos, que era un error garrafal, porque estaba disputando votos proclives al FA que rechazan a Lacalle Pou y que votaron a Manini. Atacarle al líder es lo peor que se puede hacer. Y veo con sorpresa es que el FA de Colonia está empeñado en continuar la campaña contra Carlos Moreira, cuyo sector político se siente herido por Lacalle Pou, siente que fue la gente de Lacalle Pou la que armó un operativo contra Moreira, tiene un enojo fenomenal con Lacalle Pou y el PN, y el FA, en lugar de callarse, lo ataca sistemáticamente. Ahí está fallando algo de estrategia y de conducción. La gente de Colonia parece más obsesionada en los problemas internos del departamento que en que el FA gane la elección nacional.

B.R.: El interior es muy de “chacras”.

O.B.: El FA, en el interior, está apostando a la política de chacras en los demás departamentos, apostando a que, en esa política, haya blancos enojados o disidentes con el lacallismo, y que pudieran votar a Daniel Martínez. Esa es una estrategia correcta. El problema es que, en Colonia, el FA la está haciendo a favor del otro.