Concierto Urbana FM – Después de Hora
“Fue un debate que era una instancia cuasi decisiva. Los dos la salvaron, o no, en cuanto a que ninguno generó algo para bajar la cortina de la carrera. Ninguno se desparramó, ni tuvo un éxito que dijera que con él liquidara la contienda. Desde ese punto de vista puede ser una especie de empate, no juzgado como si fuera una competencia estudiantil de debate, sino en cuanto a captación de votos”.
B.R.: Ayer hubo debate y la gente quiere saber si hubo un empate, si ganó alguien o perdieron los dos.
O.B.: Fue un debate que era una instancia cuasi decisiva. Los dos la salvaron, o no, en cuanto a que ninguno generó algo para bajar la cortina de la carrera. Ninguno se desparramó, ni tuvo un éxito que dijera que con él liquidara la contienda. Desde ese punto de vista puede ser una especie de empate, no juzgado como si fuera una competencia estudiantil de debate, sino en cuanto a captación de votos. Habrá que ver, en estudios posteriores, si alguno pudo ganar un poquito más que el otro, rascar un poquito más de votos que el otro, pero en principio no parece que sea nada trascendente lo que haya pasado en esa materia, y que la campaña sigue con todos los impactos que venían de antes, pero con un montón de impactos generados en el día de ayer, donde yo diría que, por un lado, hubo muchas dudas, que dejó Lacalle Pou, y algunas definiciones muy claras que dio Daniel Martínez.
B.R.: Hablemos de eso.
O.B.: Empiezo por Daniel Martínez, que hizo definiciones claras. El Frente Amplio, o Daniel Martínez, o el oficialismo, desde el 27 de octubre, planteó, para terminar apareciendo el jueves pasado, dos líneas distintas. No solo de campaña electoral, sino de concepción del gobierno. Una línea que, de alguna manera, viene insinuando Daniel Martínez desde que comenzó el año, siendo precandidato, la afirma como candidato y la reafirma después del 27 de octubre, en una concepción de que, en la disputa por la presidencia de la República, es entre personas. Y mucho más el balotaje. Dice que aquí compiten persona contra persona. Esto lo reafirmó ayer, cuando inicia con un relato de su vida personal, y la autorreferencia a su vida aparece algunas veces más en el debate. La otra línea trazada aparece el jueves, cuando se anuncia que va a estar nada menos que un ex presidente de la República en el Consejo de Ministros, por segunda vez en la historia del país, y el ex vicepresidente y conductor de la Economía durante 15 años, como Danilo Astori, y como relevo de Astori en el Ministerio de Economía el que fuera viceministro, subsecretario, presidente del Banco Central, una especie de número dos de ese equipo económico, Mario Bergara. Mientras Martínez apelaba a una elección personalizada, a renovación y a cambio, la otra línea es que el cambio es el que quiere sacar al FA. La renovación es de gente joven, y lo que el FA ofrece es estabilidad y certezas. Lo mencionó Astori, una frase de un diario norteamericano dedicado a economía y finanzas, “Uruguay es una isla de estabilidad en un continente convulsionado”. Entre esas dos líneas, ayer Martínez claramente expresó una definición: habló de los logros de 15 años de gobierno, y de errores que hay que corregir, pero esos 15 años de gobierno no tienen nombre, no tienen cara, y no tienen partido. No mencionó a Vázquez, no mencionó a Mujica, no mencionó al FA. Tampoco hubo una sola mención en su presentación a la eventual presencia de José Mujica, Danilo Astori o Mario Bergara en la co conducción del Gobierno. En cambio, hubo referencias muy fuertes a sí mismo, y a que esto es una competencia de personas, comparando su currículum con el de Luis Lacalle Pou. Y hay una segunda definición muy trascendente, cuando estaban discutiendo de impuestos, Lacalle Pou lee el programa del FA y Daniel Martínez, en una declaración muy fuerte, dice que acá define el presidente, el candidato, si es elegido. Eso, para un partido político como el FA, con una estructura muy compleja, con un Congreso de más de mil personas, que es precedido por miles y miles de personas discutiendo en comités de base, muchas comisiones elaborando cada capítulo del programa, todo eso que se hizo, es una sugerencia a una persona que toma las decisiones. Esa es una definición trascendente, porque implica un cambio radical en la concepción del FA.
B.R.: Agrego que en esas bases están representado, en la mayoría, el sector más radical del FA: MPP y Partido Comunista.
O.B.: No, porque en el Congreso participan todos. En la elaboración y la aprobación del programa común participaron todos los sectores. Es un acuerdo global. No fue un juego de adentro del FA, en el que unos le ganaron a otros, sino que es una síntesis, y lo asumieron todos en el FA. Esto es sustancial. Muchas veces se puede decir que Vázquez, en viejos términos futbolísticos, dribleó el programa, pero sobre la base de aprovechar frases un poco ambiguas, que tiene, en general, la redacción de casi todos los programas de todos, del mundo entero, para darle unja lectura que le convenía a su decisión. En eso se puede decir que Vázquez sorteó el programa, pero lo sorteaba sin tarjeta amarilla. Siempre, formalmente, defendió respetar el programa. Esta es la primera vez que, expresamente, un candidato del FA, en su historia, dice que el programa es una cosa, pero decide el candidato. Para mí fueron decisiones trascendentales que marcan una opción de dos que tenía el FA; no quiere decir que una sea mejor que otra, las dos son legítimas, pero son opciones políticas que hacen, y que, además, está relacionada con una concepción institucional que tiene Daniel Martínez, que ve a la estructura política del Uruguay como un régimen totalmente presidencialista, como Argentina, Chile, México, Estados Unidos, y no con la concepción semi parlamentarista que tiene el Uruguay, donde el presidente no tiene todo el poder. En Uruguay, el presidente de la República requiere tener un apoyo parlamentario; si no, se aísla. Son lógicas distintas. Y Martínez adhiere a la lógica presidencialista, y de una concepción personalista del ejercicio del poder.
B.R.: ¿Está pesando que Daniel Martínez no tiene mayoría parlamentaria?
O.B.: No sé en qué piensa hacia adelante. Digo lo que ocurrió ahora. Y ahora digo las dudas que dejó Lacalle Pou. Algunos recordarán, ya lo hemos analizado, que no es lo mismo una coalición de gobierno, que una coalición parlamentaria, legislativa o electoral. Lo que es claro, lo vimos este lunes, que la coalición electoral está muy firme, y quedó graficada en la fotografía en el Molino de Pérez, con los líderes de cuatro de los cinco partidos coaligados: Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto y Partido Independiente. Pero no despejó dudas sobre si va a haber realmente una coalición de gobierno, o es un nivel inferior, de entendimiento en el gobierno, que tampoco tiene una agenda nítida. Es más bien una especie de enunciado de propósitos, no hay una hoja de ruta clara, no es una agenda, como fue en el 99. Uno diría que es una coalición donde sí hay muchas congruencias, porque son partidos que tienen alguna afinidad entre sí, pero que dejan muchos vacíos. Lo más importante, para la certeza del votante, es si esta coalición es para durar o no. Días antes, un importante referente del PC habló de la aspiración de que la coalición dure tres años, y después se verá. Habrá un año de oro, un segundo año de plata, y un tercer año de bronce. Y después se verá. Y sigue comentando que no ve conveniente que la coalición, desde el punto de vista del PC y la figura de Ernesto Talvi, continúe más allá de tres años. Estas señales, estas dudas, no fueron despejadas. Tampoco algunas contradicciones que podía haber aprovechado Martínez. Por ejemplo, Lacalle Pou habla de Venezuela, donde no hay disidencias en la coalición. Pero Martínez le planteó Bolivia, donde Ernesto Talvi, que los rumores lo indican como canciller en caso de ganar Lacalle Pou, dijo que fue un golpe de Estado, que es la postura del Gobierno uruguayo, y los demás miembros, socios de la coalición, del entendimiento, tuvieron posturas muy diferentes a considerar que hubo un golpe de Estado. Alguno llegó a decir que el golpe de Estado lo había dado Evo Morales, y otro tipo de consideraciones.
Un segundo tema es el militar. Ayer, Lacalle Pou planteó que los militares y las Fuerzas Armadas deben estar en el combate al narcotráfico. La postura de Manini Ríos es que las Fuerzas Armadas controlan las fronteras, pero no cumplen funciones policiales dentro del país. Ahí hubo una contradicción, o faltó alguna precisión de Lacalle Pou. Son concepciones de doctrina militar opuestas considerar que las Fuerzas Armadas participen o no en funciones naturalmente policiales.
Y el tercer tema es el educativo. Está señalado por Lacalle Pou, desde mucho antes, el nombre de Pablo Da Silveira para el Ministerio de Educación y Cultura, y el documento de entendimiento señala que se va a buscar la centralidad de las políticas educativas en el MEC. Eso implicaría la idea de rebajar, o desplazar, a los órganos autónomos de la Educación. Observamos que, en este tema estructural, la concepción de Robert Silva no es la misma. Robert Silva es un hombre que viene de la Reforma Rama, que afirmaba la centralidad estatal en la Educación. Tanto es así que Robert Silva, o los docentes batllistas, fueron decisivos para quitar del documento de entendimiento la eliminación de la representación docente en el Codicen y los Consejos de Anep. Además, Lacalle Pou la llama “representación de los sindicatos”, y los batllistas aclaran que es la representación de los docentes. No son los sindicatos los que nombran los delegados, sino los docentes, que votan en elecciones mediante listas, por las que Robert Silva ganó el segundo puesto, desplazando a otras personas del FA; no fue el sindicato, fue por libre votación. Ahí hay dos concepciones distintas sobre lo que implica la representación docente. Todas estas dudas quedaron planteadas. Probablemente, Lacalle Pou entendió que navegando y sin complicarse demasiado puede llegar más fácil a puerto. Si ese es el razonamiento, desde el punto de vista estrictamente electoral, no es descabellado.
B.R.: Hablemos un poco de inseguridad y Economía.
O.B.: Me resultó, de parte de Lacalle Pou, erróneo, o fue una táctica, que hablara de un montón de cosas que yo, que no soy un experto en seguridad pero más o menos estoy informado, no entendí. Que el Plan de las Siete Zonas, las 25, no sé de qué hablaba. Concretamente. Fue muy abstracto para el grueso de la gente. Sobre el tema de instalar las comisarías, Daniel Martínez dio una opinión que no es la que venía manejando el FA y Gustavo Leal. Los técnicos norteamericanos que asesoran al Ministerio del Interior consideran un avance el dejar la comisaría como una cosa más vecinal, y fortalecer otras instituciones, para lo que implica el combate a la inseguridad propiamente dicha. No hubo un debate sobre el tema. Creo que sobre el tema Seguridad se habló como arma efectista. Y sobre Economía hubo planteos muy genéricos, con un diagnóstico de Lacalle Pou de que en Uruguay está todo mal, y uno de Daniel Martínez de que está bien, pero no se apoyó en los referentes económicos del Gobierno que habría hecho todo bien. No los mencionó, e incluso hizo mención de algunos indicadores, y no de otros. Está marcando una distancia con la máxima dirigencia del FA, con el gobierno del FA y con el FA como tal.
B.R.: ¿Está jugando solo en esta lucha? Porque cayó muy mal en el FA que el futuro ministro de Economía, en caso de ganar, no estuviera, se hubiera ido a Estados Unidos. Hay una situación medio confusa.
O.B.: Hay situaciones confusas. Conozco nada más que la noticia que salió publicada. No conozco los trasfondos políticos de esto. Claramente, Daniel Martínez proyecta un liderazgo de tipo personal, con cierta distancia respecto al FA, no solo como estructura, sino como concepción política. Es un camino que, a su vez, es muy valiente, de mucho coraje, porque de alguna manera, ayer trazó una apuesta a ser el padre de la victoria, él solo, o el padre de la derrota.
B.R.: ¿Y por qué presenta en el futuro gabinete a Mujica y a Astori?
O.B.: Los presentó la semana pasada. No sé ni me importa qué pasó. Lo que importa es que había dos líneas, la que venía insinuada la primera semana posterior al 27 de octubre, que tenía antecedentes en la conducta de Daniel Martínez cuando eligió a la candidata a la vicepresidencia, como un acto individual. Esa es una línea, la de concebir una elección personalizada, para un cargo personalizado. La otra línea es la que aparece con absoluta claridad el jueves, que es una línea partidizada, de elenco, de Gobierno colectivo. Lo que, de alguna manera, insinúa Lacalle Pou, cuando habla de la coalición. Un Gobierno en el que el presidente no es el mandamás, sino un hombre que guía, apoyado en una coalición multicolor. Me parece que lo que ocurrió ayer, independientemente de anécdotas, ante el momento de elegir entre dos líneas, finalmente Daniel Martínez optó por la línea que originalmente había trazado, y que tuvo como punto culminante la elección de la candidata a vicepresidente de la República.
B.R.: En una semana se fue de una posición a otra. No sé cómo se combinan. No conozco la interna, sé que hubo una serie de críticas a la campaña de Daniel Martínez, y allí vino la posición de Orsi como director de campaña. Y ayer se separa de eso. Lo veo poco claro. Algo está pasando adentro del FA y no sé qué es lo que es.
O.B.: Dejando de lado las anécdotas, lo que importa es que hubo un momento que, por las razones que fueren, se plantea una cruz de los caminos. En un momento se planta ante la posibilidad de elegir el nuevo camino, y ahí proclama el gabinete, y finalmente toma la decisión personal de erigirse en un candidato individual, que opta por su propio camino, y no por el otro. Me parece que lo trascendente, más allá de cómo se procesó, es que esto es una definición política muy fuerte y muy importante.
B.R.: De aquí al domingo 24 vamos a tener un Daniel Martínez más independiente de la estructura del FA, más personalista, y con la idea de hacer algo diferente a lo que tradicionalmente hizo el FA.
O.B.: Parecería que es lo que ya hizo entre el 30 de junio y el 27 de octubre, y empezó a hacer los primeros días después del 27 de octubre. Esto es lo que sugiere. Si no es así, estaremos otra vez ante un nuevo hecho político, o por lo menos ante una sorpresa de hecho político.