Radio Uruguay - Puntos de Vista
“Tenemos esos números, 51% a 43%, que son básicos. Tenemos un rango que es en el que se mueve esa estimación, que es entre 50 y 52 para Lacalle y entre 42 y 44 para Daniel Martínez. Es un punto que se mueve, para un lado o para el otro. Esta es la estimación, no el margen de error, que es de 3 puntos. Cuando analizamos, según la fuerza del voto, tenemos que el escenario base, el más firme, muestra a Lacalle Pou con 50% de voto firme y un punto de lo que llamamos voto Débil o volátil. En el caso de Martínez pasa algo similar. Del 43%, tiene un 42% de voto Firme y un 1% de voto Débil o volátil. Lo más volátil es el voto en blanco o anulado”.
L.C.: Última entrega de estimación de voto previa al balotaje, a partir de las respuestas de lo que Factum consultó entre el 15 y el 17 de noviembre.
E.B.: Del viernes al domingo. 1004 casos en todo el país, urbano y rural. 502 casos en telefonía fija y 502 casos en telefonía celular, hombres y mujeres en condiciones de votar el domingo 24 de noviembre. El margen de error máximo estadístico es de +-3,2%. Ahí marcamos que no utilizamos ponderación, porque no es necesario. No porque reneguemos de ella, sino porque las variables de ponderación nos dan bien como para no necesitar ese ajuste.
L.C.: Hay un 51% de aquellas personas encuestadas que respondió que está dispuesto a votar la fórmula Lacalle Pou-Beatriz Argimón, un 43% Daniel Martínez-Graciela Villar, queda un 6% entre aquellos que dicen votar en blanco o que van a anular su voto.
E.B.: Así es. Como hicimos durante todo el año, y desde diciembre del año pasado, estamos trabajando con lo que llamamos Estimación de voto. La Estimación de voto implica estimar el comportamiento de quienes no contestan en la pregunta base, que es “El domingo 24 se realiza la segunda vuelta entre estas dos candidaturas, ¿A cuál votaría?”. En función de otras 12 variables, además de esa pregunta, hacemos una estimación de comportamiento de ese electorado, que igual es muy pequeño en términos porcentuales, pero que termina configurando un escenario donde no tenemos indecisos, personas que no saben qué van a votar, sino que ya se estima ese comportamiento.
L.C.: Esto se hace sobre la base de una serie de variables.
E.B.: Claro, son 13 preguntas en total, que utilizamos para estimar ese comportamiento. Tenemos esos números, 51% a 43%, que son básicos. Tenemos un rango que es en el que se mueve esa estimación, que es entre 50 y 52 para Lacalle y entre 42 y 44 para Daniel Martínez. Es un punto que se mueve, para un lado o para el otro. Esta es la estimación, no el margen de error, que es de 3 puntos. Cuando analizamos, según la fuerza del voto, tenemos que el escenario base, el más firme, muestra a Lacalle Pou con 50% de voto firme y un punto de lo que llamamos voto Débil o volátil. En el caso de Martínez pasa algo similar. Del 43%, tiene un 42% de voto Firme y un 1% de voto Débil o volátil. Lo más volátil es el voto en blanco o anulado. Esto tiene una base en que hay un voto firme al voto en blanco o anulado, que es consistente a lo largo del tiempo, de dos puntos, y que ha ido creciendo, muy lentamente, en cada una de las elecciones nacionales y también en el balotaje. En el año 99, el voto en blanco y anulado fue del 2%. En el 2009, que fue el segundo balotaje, fue el 4%, redondeando, y en 2014 fue del 5%. Ahora estamos llegando al 6%.
L.C.: Es importante remarcarlo en este período porque, precisamente, el balotaje deja opciones afuera. Podría haber quienes piensan que su candidato ya no está, y no le interesa ninguno de los que siguen en carrera.
E.B.: Claro. Tiende a ser mayor. Eso se ha repetido. Es mayor el voto anulado y en blanco en la segunda vuelta que en la primera, porque quedan solamente dos opciones. En este caso, que había 11 opciones y se reducen a dos, es mucha más la cantidad de gente que queda sin referente. No solamente personal, sino partidario. Y no solo pasa con quienes votaron al Frente Amplio o al Partido Nacional, sino también en la coalición, también quedan partidos afuera. Y esos que quedaron afuera terminan sumando dos puntos porcentuales.
R.M.: Entonces, ¿Cuáles serían el piso y el techo?
E.B.: Si nos fijamos en la estimación pura y dura, estamos en esa franja entre 50% y 52% para Lacalle, y 42% y 44% para Martínez.
R.M.: No se van a acercar nunca.
E.B.: La distancia puede moverse entre 10 y seis puntos. Eso es importante en la segunda vuelta. La que parece la más fácil para las encuestas, es la más difícil, porque cada punto que se mueve son dos. No es lo mismo decir que una distancia es de 10 o de seis, y se movieron solamente dos puntos.
L.C.: En esa franja que se mueve Lacalle Pou, entre el 50% y el 52%, y en la franja de Martínez, entre 42% y 44%, con ese margen de error de +-3,1%, podemos decir que hay una pequeña intersección donde se solapan.
E.B.: Llevando todo al extremo sería así. Si aplicamos el margen de error al número central, que es el que consideramos la mejor estimación, la distancia queda fuera del margen de error. En la hipótesis máxima, que todos los factores jugaran hacia el mismo lugar, podría llegar a haber un empate. Esa es la situación totalmente extrema.
L.C.: En lo que parece más lógico, que es hablar de un triunfo de Lacalle Pou, psicológicamente, que tenga un 50%, lo está poniendo al borde del triunfo.
E.B.: Sí. En esa instancia no importa llegar al 50%. Teniendo más votos que el otro alcanza. Sí es verdad que hay un tema psicológico; tener la mitad o no cambia. No cambia el resultado, pero sí la perspectiva.
L.C.: Esta información desagregada nos muestra distintos comportamientos. Por edades, por capital e interior…
E.B.: Sí. Se repite un poco lo que vimos que sucedió en octubre. El FA, y en este caso, en la segunda vuelta Daniel Martínez, está bastante más fuerte en Montevideo que en interior, hay 10 puntos de ventaja de uno sobre otro en la capital, y en el interior, la ventaja es de 21 puntos a favor de Lacalle. Se invierten los pesos, pero, además, el peso relativo de uno sobre otro es mucho mayor en el interior que en Montevideo.
R.M.: Martínez perdió votos en Montevideo también.
E.B.: Perdió en Montevideo con respecto a lo que votó Vázquez en 2014. Y el FA, en octubre de 2019, perdió con respecto a octubre de 2014. Pero fue, proporcionalmente, uno de los lugares donde menos votos perdió. Hay otros departamentos, pero que tienen un peso menor. En el interior, tomado en su conjunto, y en algunos departamentos en particular, las pérdidas fueron muy importantes. Departamentos con entre 13% y 15% de pérdida de votos. Son pérdidas importantes, y en el conjunto del interior hay una pérdida muy fuerte en octubre, que se refleja ahora en la estimación de voto hacia noviembre.
L.C.: Si lo vemos por edades…
E.B.: Por edades hay un quiebre. Hay un comportamiento sistemático, que es que, a medida que aumenta la edad, baja la intención de voto hacia Daniel Martínez, o aumenta hacia Lacalle Pou. Pero hay un quiebre en las dos puntas. Daniel Martínez tiene el 51% entre los más jóvenes, de 18 a 32 años, contra un 44% de Lacalle, y en los mayores de 60 años, Lacalle tiene 57%, contra 39%; es donde se da una distancia mayor de uno sobre otro. En las edades intermedias, Lacalle supera a Daniel Martínez. De 33 a 47 años y de 48 a 60 años, más o menos, es un 5 a 4. Esto significa que uno de los elementos, que también se vio durante la campaña, es que el FA estaba teniendo problemas en las generaciones de nuevos votantes, pero son bastante menores en comparación con los que está teniendo en los otros tramos etarios. El FA está perdiendo la capacidad que tenía de captación de nuevos votantes, pero en un nivel que es de algún punto porcentual entre una elección y la otra. Sin embargo, las pérdidas mayores las está teniendo en los otros tramos etarios. Sobre todo, en los mayores de 60 años. Ese es uno de los elementos. Lacalle Pou gana en todos los tramos etarios, salvo en los jóvenes, donde Daniel Martínez retiene más de la mitad de los votos.
L.C.: Recordemos que el histórico caudal de nuevos votantes que alimentaba al FA sigue siendo importante, pero en este proceso lo compartió con otros partidos que también crecieron, como el PC, alrededor de Talvi.
E.B.: Sí. Ahí hay que terminar de afinar algunas cosas, porque Talvi tuvo un crecimiento importante entre los jóvenes, que después no logró retener. Después de las internas había tenido una captación importante, y la caída del PC, después, entre otras cosas, se fue dando entre los jóvenes. Hay que ver cómo terminó finalmente. Igualmente, el PC quedó mejor posicionado en los jóvenes de lo que estaba antes.
R.M.: Nos faltan las clases sociales.
E.B.: Lacalle gana en todas las clases sociales. Las distancias son bastante similares, en todas es un 5 a 4, 5 a 4,5, pero Daniel Martínez tiene la estimación de voto más baja en las clases bajas. En las clases medias bajas y bajas. Acá sucedió algo importante: entre 2009 y 2014, y pasó bastante inadvertido en términos generales, pero el FA votó prácticamente lo mismo en 2014 y 2019, pero sin embargo tuvo una transformación muy fuerte de su electorado. Compensó una pérdida muy fuerte que tuvo en las clases medias y medias altas y parte importante en Montevideo, con un crecimiento, en el interior, en las clases bajas, que tienen menos compromiso con mantener su voto. Esto se puede decodificar de alguna forma: esas clases bajas que votaron al FA lo votaron a partir de decisiones referidas a su condición económica, fundamentalmente, a liderazgos como el de Mujica, pero que en este período no vio satisfacer sus necesidades.
L.C.: Hoy nos salteamos aquello que era un juego de especulaciones en lo previo, y que en algunos casos podría haberse dado y en otros no, que es cómo se comportaron los electorados de cada partido, cómo se comportan de acuerdo con esta encuesta.
E.B.: Lo primero es que cada uno retiene su electorado de una forma muy importante. Martínez y Lacalle Pou. De los que votaron al FA en la primera vuelta, el 98% elige a Martínez en la segunda, de los que votaron al PN, el 99% elige a Lacalle en el balotaje.
L.C.: Eso hablaría de una situación insólita, si fuera efectivamente así, si un 2% de quienes votaron al FA votaran a Lacalle, y un 1% que votó a Lacalle ahora votaría a Martínez.
E.B.: Sí. Hay algo importante a tener en cuenta siempre, y es que en la elección de octubre se elige presidente, pero fundamentalmente se elige Parlamento. Y ahí hay siempre lógicas locales que pesan. La elección del diputado departamental tiene un peso importante para algunas decisiones. Se liberan las manos, de cierta forma, algunos electorados que no gustan del candidato presidencial. De hecho, en las elecciones anteriores y las de 2009, votantes del PN en primera vuelta, en un número muy grueso, 1 de cada 10, no votó al candidato del PN en la segunda. Ahora, lo que está sucediendo es que los dos candidatos retienen casi la totalidad de los votos de sus partidos en la primera vuelta. Pero el juego estaba en el resto, entre los votantes del PC y de Cabildo Abierto, fundamentalmente, que son más del 20% del total del electorado.
L.C.: ¿Cómo se comporta el PC?
E.B.: Quienes votaron al PC en octubre, el 9% se inclina a votar a Daniel Martínez, y el 83% a Lacalle. Un 8% se inclina por votar en blanco o anulado.
L.C.: Ese 83%, por encima de 8 de cada 10, está por encima de lo que, en algún momento, se planteó como un horizonte a buscar por parte del FA. Conquistar, por lo menos, una cuarta parte.
E.B.: Sí. Los ejercicios previos que se hacían, las preferencias para una segunda vuelta, marcaban que, cerca de 2 de cada 10 votantes del PC preferían a Martínez antes que a Lacalle. Y entre 2 y 3 de cada 10 votantes de CA preferían a Martínez sobre Lacalle. Y esto no se está reflejando ahora. De los votantes de CA en octubre, 7% eligen a Martínez, el 84% a Lacalle, y el 9% prefiere votar en blanco o anulado.
L.C.: Hay más en blanco o anulado en ambos casos. Casi la misma proporción de blancos y anulados en CA que de votantes de Martínez. La mitad de aquellos que no acompañan a Lacalle, entre colorados y CA, no van a Martínez. Ahí hay una clave. .
E.B.: Claro. No eligen a ninguno de los dos. Entonces hay un primer elemento, que tiene que ver con la coalición, que logra transmitir a los votantes colorados y cabildantes cierta solidez, cierto comportamiento monolítico, y al mismo tiempo, Martínez no logra captar el volumen que se podía prever previamente.
L.C.: La fórmula Martínez-Villar tampoco logra atraer al mayor porcentaje dentro de los otros partidos.
E.B.: Claro. Son porcentajes bajos, y hay una mezcla entre los que ya votaron en blanco o anulado, los que votaron partidos contestatarios, como el PERI, el PVA, el Partido Digital, con perfiles distintos uno de otro, y Unidad Popular, el Partido Independiente y el Partido de la Gente, que ya tienen perfiles más marcados.