970 Universal – Fuentes Confiables
“Los impactos que se pueden analizar inicialmente muestran que la oposición, la coalición que se conformó, está logrando retener un porcentaje muy elevado de los votantes que tuvo en octubre, y que Martínez no logró avanzar todo el potencial de captación de votantes colorados y cabildantes que había para el balotaje”.
A.R.: Ayer los candidatos cerraron sus campañas en el interior. Lacalle Pou estuvo en Las Piedras, Martínez en Florida. Vamos a la encuesta de Factum que se conoció esta semana, para ver los números y entender por qué se dan estos resultados.
E.B.: La encuesta que presentamos fue realizada entre el viernes 15 y el domingo 17 de noviembre, post debate, pensando en hitos que ha tenido esta campaña electoral. Toma los eventos que ocurrieron hasta el domingo 17, todo lo que pasó después, con algunas propuestas, cruces, actos, no está tomado, por lo tanto, antes de los resultados ya sabemos que es algo que puede cambiar el número, por el impacto que puedan tener estos eventos. Lo que la encuesta de estimación de voto, que es algo que venimos realizando durante todo el año y que significa que no tenemos indecisos, nos da que el 51% se inclina a votar por Lacalle Pou, el 43% por Martínez, y hay un 6% que votaría en blanco o anulado.
Cuando hacemos la estimación trabajamos a partir de 13 variables el voto de las personas. De acuerdo a cómo va contestando el cuestionario, la persona termina definiéndose. En esos modelos hay un pequeño rango de variación, que va en que, según cómo se aplique, Lacalle está entre 50% y 52%, y Martínez entre 42% y 44%, y el voto en blanco y anulado, entre 5% y 7%. Un punto para arriba o para abajo del número de estimación. Eso no es el margen de error. Además tenemos el margen de error, que es el estadístico, que tiene cualquier encuesta. En este caso es del 3,2%. Si aplicamos el margen de error máximo entre Lacalle y Martínez, a favor de acortar la distancia, es decir, aplicando el margen de error negativamente a Lacalle y positivamente a Martínez, que es un evento que no suele ocurrir, aun así, la distancia queda fuera del margen de error. Lo que puede modificar es que haya cambios en la estimación de voto que la gente hace. Una aclaración importante: esta, que parece la encuesta más fácil de hacer, porque solamente son dos candidatos, es de las más difíciles. No en la realización, en las preguntas, si no en la estabilidad del resultado. Es verdad que es mucho más fácil cambiar de un candidato a otro en la interna dentro de un mismo partido, incluso cambiar de un candidato a otro dentro de dos partidos. También es un poco más difícil cambiar de candidato y partido en la primera vuelta, porque hay afinidades entre algunos partidos, pero hay también pertenencias. En esta segunda vuelta son dos modelos, dos personas que representan a esos dos bloques que se han ido conformando en el país. Entonces, el movimiento esperable es menor. Pero el impacto de los pocos movimientos que haya es mucho mayor que el que sucede en otras, porque si un 1% se mueve de Lacalle a Martínez, o viceversa, implica que la distancia se mueve dos puntos. Por eso es más difícil esta parte del balotaje.
A.R.: Hablabas de las variables que maneja esta encuesta de Factum para no tener indecisos, porque hay otras encuestadoras que, hasta esta semana, están planteando un escenario de indecisos, de 5%, 6%. Esas variables a ustedes les hacen llegar a cero. ¿En qué consisten esas variables?
E.B.: Se va preguntando lo mismo, de tres formas distintas. Se preguntan preferencias sobre los candidatos, voto anterior, cercanía o lejanía con los partidos, rechazo a los partidos, a los candidatos, una serie de preguntas que apuntan a lo mismo. ¿A cuál de estos dos prefiere, a cuál nunca votaría, a cuál votó alguna vez, a cuál no rechazaría votar, qué opinión tiene de los candidatos, qué votó en las elecciones anteriores, en los balotajes anteriores? Un conjunto de preguntas que, a lo largo de la encuesta, nos va dando mucha información sobre esa persona que está respondiendo. Esto es una decisión metodológica que, como toda, es discutible. Creemos que es la que mejor funciona, y es la que mejor ha funcionado para contar la película de lo que pasó en 2019. Había alguna información que daba que había muchos indecisos. Lo que nosotros veíamos, con esta metodología, era que lo que había era gente con dudas, pero que había voto oculto. Que ante una pregunta, la gente proclive al Frente Amplio no lo decía directamente. Eso, cuando lo analizamos a lo largo del año, demostró que el FA no varió tanto, se movió en un rango de tres puntos. No hubo un crecimiento del FA sobre el final, por ejemplo.
A.R.: A ustedes no se les movieron los números como a otras encuestas, en las que, incluso, el FA era superado por el Partido Nacional. ¿Qué pasó desde la foto del 27 de octubre a la foto que tenemos ahora? ¿Se movió mucho o no? .
E.B.: Se movió un poquito, pero no tanto como podía ser esperable, o como era potencialmente esperable. Si miramos los votantes del FA en octubre, casi por unanimidad vota a Martínez en segunda vuelta. Quienes votaron al PN en octubre, casi por unanimidad votan a Lacalle Pou en la segunda vuelta. No es unanimidad absoluta, porque la elección de octubre es una elección de Parlamento y presidente, y las lógicas locales, muchas veces, juegan a votar a un partido, inducido, o a partir de la elección de la candidatura a diputado. Y en una segunda vuelta, si no se está afín al candidato, no se vota, o se prefiere a otro. Las peceras, donde había que captar, y quizás donde había más dudas, eran la del Partido Colorado y la de Cabildo Abierto, los más grandes del resto de los partidos. Después estaba el conjunto de todos los partidos, que sumaban una cifra interesante, estamos hablando de 7%, más el voto en blanco y anulado. Si tomamos los votantes del PC en octubre, el 9% elige a Daniel Martínez, el 83% a Lacalle Pou, y hay un 8% que prefiere votar en blanco o anulado. En los votantes de CA pasa algo muy similar: el 7% elige a Martínez, el 84% a Lacalle Pou, y el 9% prefiere votar en blanco o anulado. En el resto, tomando todos los partidos más los que votaron en blanco o anulado en la primera vuelta, tenemos una división casi que en partes relativamente parecidas. Tres de cada 10 prefieren a Martínez, tres de cada 10 a Lacalle Pou, y cuatro de cada 10 votan en blanco o anulado. Ahí tenemos a los que ya votaron en blanco o anulado. Relaciona perfecto, porque los que ya votaron en blanco o anulado van a volver a votar en blanco o anulado. El incremento del voto en blanco o anulado, entre la primera vuelta y el balotaje, lo dan los que votaron al PC y a CA en primera vuelta, y ahora se inclinarían a votar en blanco o anulado.
Decía que el movimiento es menos de lo potencialmente esperable, porque Daniel Martínez capta, en números gruesos, uno de cada 10 votantes del PC y uno de cada 10 votantes de CA. Es menos de uno, pero redondeamos. Y necesitaba entre dos y tres. Eso era lo potencial. Los estudios previos que fuimos haciendo nos daban que, potencialmente, dos de cada 10 votantes del PC preferían a Martínez antes que a Lacalle Pou, y que entre dos y tres de cada 10 votantes de CA preferían a Martínez antes que a Lacalle Pou. Pero pasaron cosas: pasó el 27 de octubre, con el resultado, pasó la semana siguiente a octubre, con la conformación de la coalición, pasó la primera semana, con las apariciones de Martínez y su re estrategia, y eso, claramente, provocó algunos impactos. Y los impactos que se pueden analizar inicialmente muestran que la oposición, la coalición que se conformó, está logrando retener un porcentaje muy elevado de los votantes que tuvo en octubre, y que Martínez no logró avanzar todo el potencial de captación de votantes colorados y cabildantes que había para el balotaje.
A.R.: ¿Podemos decir hoy que la elección está casi definida o no?
E.B.: Acá hay que tener algunos cuidados siempre. No podemos dar por absoluto todo porque, si bien más allá de las encuestas, lo que pasó el 27 de octubre fue fuerte, y ya marcó el camino, quizá no con la contundencia de lo que sucedió en 2009 o 2014, cuando el FA obtuvo mayoría parlamentaria, y la segunda vuelta fue un trámite. En este caso no era un trámite, había dudas sobre la posibilidad de conformar una coalición y, después de conformada, la capacidad de sostener su electorado, y cómo iba a reaccionar la gente, incluso con una coalición que no es la del 99, del PN y el PC. Suma a CA, con lo que significa en términos de construcción partidaria, de construcción de liderazgo y de electorado que recoge. Había incertidumbres sobre qué podía pasar con ese electorado.
A.R.: Hay una señal ayer, en el acto final de campaña, donde no está Manini, y Lacalle Pou señala y destaca a todos los candidatos que estaban en el escenario, Talvi, Mieres, Novick, y Lacalle dice “Irene Moreira, que es de las nuestras”. De alguna manera, la esposa de Manini, senadora electa, con un pasado y con una militancia blanca que, además, fue de las que apoyó más y aplaudió más en el acto a Lacalle Pou. Ese mensaje de Lacalle, “es de las nuestras”, ese respaldo fuerte de CA con una figura importante como Irene Moreira solidificó ese vínculo. Y, además, los candidatos hicieron campaña.
E.B.: Sí, claro. Así fue. No solamente fue el acuerdo, sino que hubo campaña electoral. Entonces hay hechos que van marcando cómo se va posicionando el escenario, y si uno mira octubre con lo que nos dio la última encuesta, se ha movido un poco, y no en la intensidad que necesitaba Martínez para lograr desafiar directamente al favorito. Lo que decimos es que los números pueden cambiar, la distancia se puede achicar o agrandar, eso va a pasar, pero para que cambie el orden de los candidatos tienen que pasar algunos hechos extraordinarios, que no han ocurrido en estas tres semanas. Es más, yo diría que no han ocurrido en las tres semanas ni en los tres días posteriores a la encuesta. Hay que ver si llega a pasar algo ahora que pueda cambiar esta tendencia.