970 Universal – Fuentes Confiables
“Nosotros habíamos dicho que los números se podían mover, y se movieron mucho, pero que tenía que haber hechos muy extraordinarios, que hasta ese momento no ocurrían, para que se diera vuelta el ranking. No se dio vuelta el orden, eso es real, pero sí hubo una aproximación mucho mayor a lo imaginable, y ocurrieron hechos”.
A.S.: ¿Qué podemos decir hoy? ¿Cómo definirían este lunes?
O.B.: Acá hay dos o tres tipos de análisis. Uno, el análisis político de fondo, otro el de lo que ocurrió, y otro el análisis de lo que ocurrió en la semana. En análisis político es que es la vez que el gana, gana en un balotaje. Podemos comparar con la reforma constitucional del 96, cuando hubo que esperar a los votos observados; podemos comparar la segunda elección de Sanguinetti, pero ahí no hubo que esperar a los votos observados, porque la diferencia fue del 1,1%. Pero este fue el balotaje más ajustado de todos. Además, es la vez que el ganador queda por debajo de la base electoral que tenía. Arranca con una base de 54%, y obtiene el 48 y fracción. Sí, son 56 diputados, pero los votos son de 50, es decir, hay una no validación de seis diputados para la mayoría. Esto da para profundizar luego. Anoche, lo que pasó fue un Partido Nacional que al que se le aguó la fiesta, más allá de que ganó, y un Frente Amplio que se quedó atragantado con que estuvo a punto de dar vuelta el resultado, más o menos como el segundo gol del Flamengo. Cuando ya estaba todo pronto para el festejo se da vuelta el partido y termina con que no alcanza lo que creía. Este es un dato que se complementa con un Daniel Martínez que, insólitamente, no reconoce el resultado, dado que, matemáticamente, nadie puede sacar el 90 y pico de los votos observados; con una diferencia de 31.000 votos y 35.000 votos observados, el resultado ya está.
Y lo tercero es que hay que explorar qué pasó en el correr de la semana. Nosotros habíamos dicho que los números se podían mover, y se movieron mucho, pero que tenía que haber hechos muy extraordinarios, que hasta ese momento no ocurrían, para que se diera vuelta el ranking. No se dio vuelta el orden, eso es real, pero sí hubo una aproximación mucho mayor a lo imaginable, y ocurrieron hechos. Nosotros anoche lo asimilamos, y nos vino el recuerdo del atentado de Atocha del 11 de marzo de 2004. Atocha es una estación de trenes que está en el centro de Madrid, a pocas cuadras del Congreso de los Diputados, del Parlamento. Es un tren que viene de un barrio suburbano, un barrio donde, en ese momento, ganaba Izquierda Unida, es decir, el Partido Comunista y aliados y, básicamente, el grueso de los muertos eran afiliados comunistas. Y lo que más provocó no fue el atentado, sino que el Gobierno intentara explotar el atentado, que había sido un atentado fundamentalista islámico, por la participación de España en la invasión de Irak, y que el Gobierno quisiera canalizarlo contra ETA, contra la izquierda que quería pactar y no derrotar a ETA. Ahí estuvieron Zaplana y Aceves machacando sobre eso, y fue tal la indignación que aparecieron las primeras redes sociales: los SMS. Los SMS provocaron un efecto devastador, que un PSOE, que estaba derrotado, que había elegido a Rodríguez Zapatero de candidato para pasar la lluvia y ver a quién elegían de líder después, y que se encontró con la presidencia del Gobierno. Ahí alcanzó a cambiar, porque el voto era voluntario, y no fue como acá, que cambiaron la intención de voto, sino que, sobre todo, la gente que se quedaba en la casa salió indignada a votar. Eso provocó el cambio en España. Acá todo el mundo votaba, así que el único swing que podía haber era el que estaba votando a una cosa y cambiara a la otra. Y ocurrió una cosa interesante, el porcentaje de cambio equivale a lo que nosotros habíamos visto que eran los votos débiles que tenían hacia Lacalle Pou el Partido Colorado y Cabildo Abierto. No sabemos qué pasó con el votante de CA, pero hubo otro tipo de votantes que se sintió shockeado, y convocado por un Frente Amplio que no bajó los brazos, que hizo el voto a voto, con un papel crucial de José Mujica, que salió a buscar ese voto a voto, y logró que la distancia se acercara.
A.S.: Eduardo, ¿Qué te parece?
E.B.: El efecto Atocha, acá, se produce por una suma de efectos. No hubo ninguna explosión, pero sí una suma de efectos. Manini más el Centro Militar, que se potencian mutuamente. Si salía Manini por un lado, y no aparecía el Centro Militar, quizás el efecto fuera menor. Si aparecía el Centro Militar por un lado y no aparecía Manini, el efecto era menor. La potenciación de los dos mensajes simultáneos creo que produjo, en algunos sectores, una reacción muy fuerte. Haciendo el símil con lo de las redes sociales por SMS, esto fue un tema muy presente en las redes sociales durante la veda electoral. Movilizó gente. Lo otro es el efecto del voto de quienes vinieron de Argentina. Y lo otro es que, en realidad, habiendo venido más gente desde el exterior, el volumen de votantes fue menor que en octubre; hay gente que no fue a votar. Ahí puede haber un efecto de gente que vive en Montevideo y vota en el interior, esto habrá que estudiarlo un poco más, y lo que sí es extraño y es para analizar es la cantidad de gente que tenía previsto votar en blanco o anulado, y no lo hizo. El porcentaje de votos en blanco y anulados es el mismo que hubo en octubre, cuando lo natural, lo histórico y lo esperable, por los estudios previos, era que aumentara. Que se repita, prácticamente, la misma cantidad de gente que vota en blanco y anulado teniendo 11 partidos, que teniendo dos candidaturas, 11 partidos que canalizaban un voto enojado con el sistema, el 0,8% del Partido Verde Animalista, una parte del PERI, una parte del Partido Digital, estamos hablando de que había cerca de dos puntos de la población que votó opciones contrarias a lo que representan los dos candidatos que estaban en esta segunda vuelta. Si votaron algo que está afuera de lo que representan los dos candidatos que están en la segunda vuelta, y el voto en blanco y anulado es el mismo de octubre, ahí hay algo. O gente que votó en blanco o anulado en la anterior eligió ahora, o gente de partidos “contestatarios” eligió a uno de los dos candidatos. Eso es algo que es un mensaje, que tiene que ver con el miedo al cambio, o el miedo a la coalición, o lo que remarcó varias veces el propio FA, la defensa de un proyecto político y no solamente una cuestión personal. Todas son hipótesis que va a haber que trabajar un poco más.
O.B.: Sobre el tema voto del exterior, ayer circuló una cifra de cuánta gente entró entre el viernes y el domingo. Hay que ver cuántos eran uruguayos, y cuántos adultos. No tenemos la cifra de cuánto entró hacia el 27 de octubre. Esos datos nos darían la respuesta de si el voto del exterior incidió o no ayer.
E.B.: 55.000 personas, 35.000 uruguayos. Es esperable que, en octubre, viniera bastante menos gente, por varios motivos. Uno es el qué se definía, y el otro es que el 27 de octubre hubo elecciones en Argentina, y muchos tienen la doble nacionalidad.
O.B.: O tienen parejas argentinas, y la pareja quería votar en Argentina. Si tú tenés el circuito a la vuelta de la esquina y el otro tiene que trasladarse, te quedas en Argentina. Pero hay que ver las cifras, para saber si incidió o no el voto del exterior, porque, una de dos: si incidió, lo que sirvió más que nada fue para compensar al que no votó acá, porque votó menos gente ayer que en octubre. Este es un dato objetivo que es importante marcar. Claramente, entre la foto que sacaron las encuestas, más o menos a la altura del domingo, y aquí, hubo un corrimiento del electorado. Esto, quien no lo analice así, comete errores muy graves de diagnóstico. Si alguien dice que la foto estaba equivocada, y esto era el resultado, al diablo, algo anda mal. Ni unos reciben la magnitud de su victoria, que fue escasísima, ni otros reciben que no llegaron porque les faltó algo para llegar y estaban a punto. Si el domingo estaban a un punto y no lograron superarlo, los errores fueron mucho más graves. Me parece que lo más sensato es pensar que las fotos estaban relativamente correctas. Como se dijo, la foto era de ocho puntos, de siete, de seis. Incluso, si tomamos los rangos manejados, no el margen de error, podía estar en seis puntos. Pero esta distancia de un punto y medio, creo que va a terminar en 1,3, 1,4, está marcando que hay un cambio de electorado, un swing, que produce muchas consecuencias políticas para el próximo Gobierno.
En primer lugar, venía claro el formidable papel, en la próxima coalición, de Cabildo Abierto y el general Guido Manini Ríos. Ese formidable papel iba a llevar, inexorablemente, a un presupuesto que iba a tener que incrementar muy fuerte el presupuesto de Defensa nacional, ya sea en sueldos, donde había un objetivo de equiparar el Ejército a la Policía, donde la tropa militar está prácticamente por debajo de la mitad de la Policía, y la necesidad de compra de lanchas patrulleras oceánicas, y de renovar la flota aérea, porque no se combate el narcotráfico y el contrabando con los aviones que tenemos hoy. Me parece que la exigencia de CA pierde fuerza. Hoy no es el que da la mayoría y gracias a su papel tienen que cumplir con él. Mucho más cuando se notó en el país un pánico ante el retorno del militarismo. No estoy hablando de dictadura, sino de unas Fuerzas Armadas con espíritu militarista.
E.B.: Ese ataque que se hacía, del Partido Militar, que Manini logró desandar hacia octubre, se vuelca hacia el Partido Militar sobre el final. Termina dando la razón a quienes decían que lo de Manini era un Partido Militar.
O.B.: Yo haría una diferencia que puede ser muy sutil. Una cosa es el Partido Militar, entendido como el partido de la familia militar. Otra cosa es un partido militarista. Una cosa es que sean militares, y otra cosa es que proclamen un papel de las Fuerzas Armadas. Creo que este fue el condimento que le puso el Centro Militar. No hubo ninguna declaración del Centro Militar, pero pone en redes un editorial de la revista de la Cooperativa de las Fuerzas Armadas. Pero el mensaje a la población fue que el Centro Militar pasaba ese mensaje. Una entidad representativa de los militares sale ferozmente en un balotaje contra una de las dos partes, en los términos más duros, reivindicando “la dignidad del soldado”, que han sido agredidos, pisoteados, que aquí viene una reacción de tinte militarista. Creo que eso generó, en cierto segmento de la población, pánico y rechazo. Hay una cosa muy clara: que el rechazo se haya manifestado en el 5% de la población, en el 4,5% que cambió fue decisivo para decir “cuidado con esto”. Esto es, a Uruguay, lo que fue la guerra de Irak en España, que desemboca después en Atocha. Cuidado con esto, porque cambia el papel de Manini Ríos.
E.B.: El vínculo entre la coalición, por más que ayer subieron todos juntos, da la impresión de que va a cambiar.
A.S.: Hay mucha gente preguntando si este resultado se revierte o no.
O.B.: No. Es un tema estadístico. El presidente de la República es Luis Lacalle Pou, y fue reconocido así por Tabaré Vázquez. Faltó que, me parece que correspondía, que Daniel Martínez, en medio del festejo, dijera que los números son contundentes. Son 35.000 votos observados. Y creo que se confundieron, porque hablaban de 50.000 y pico de votos anulados, y el voto anulado, en general, está bien anulado. Puede haber algunos recursos, pero si los recursos dan lugar a que 10.000 votos anulados se validen, no cambian el resultado. Son 31.000 votos, que pueden aumentar. El FA, entre lo que sacó en el primario del 27 de octubre y en el definitivo, apenitas retrocedió. En 2009 y 2014, el FA incrementó su porcentaje con los votos observados. En 2004 retrocedió. Había obtenido el 50,8%, y terminó en el 50,45%. Después se dio vuelta, entre otras cosas, por la gran captación que fue haciendo en la tropa Mujica, y ahora, claramente, la tropa no votó al FA. Y en los votos observados, la tropa es muy importante. Estamos hablando de, más o menos, 8.000 de los votos observados. De tropa que no es toda militar, porque hay tropa policial también.
A.S.: El silencio que guardó la coalición ayer, a excepción de Talvi, que dijo que el lunes el PC iba a analizar los dichos de Manini, ¿Creen que hubiera tenido otro efecto si Lacalle decía no estar de acuerdo con lo que decía el Centro Militar ni lo que dijo Manini?
O.B.: Algo dijo Lacalle Pou, pero no tuvo la sonoridad de Talvi. Creo que, así como señalamos, en plano especulativo, que Daniel Martínez debía haber reconocido el resultado, no sé si hubieran sido las cosas distintas, pero hubieran sido más claras, si los demás partidos de la coalición hubieran salido con una claridad que separara bagres a un lado y tarariras al otro. Capaz que eso hubiera retenido a alguna gente enojada con este temor. Capaz, no sabemos. Pero sí fue un silencio que, a la coalición, le va a costar. Este es un gobierno que gana debilitado. Esa es la realidad. Recuerdo un estudio que hicimos hace un año y pico, dos años, que nos daba que, la mayoría de los uruguayos, quería un cambio. Pero resulta que no era tal mayoría los que querían un cambio, no importa quién venga. Había un segmento que quería un cambio, pero dependiendo de quién venga. Anoche, cuando Luis Lacalle Pou dijo que el 27 de octubre el 60% votó por el cambio, es real, pero lo que queda claro de ayer es que, primero que no fue el 60% sino el 54%, pero ayer fue del 48%. Hay un 6% que quería un cambio, pero no el cambio que percibió que podía darse, con un papel de una sombra que no les gustaba, y eso hace que el cambio no sea tan cambio. Este país, que quedó en dos, es una señal. Este no es un gobierno que puede caminar sobre la otra mitad, lo dijo Lacalle Pou, como no debió hacerlo el FA, particularmente en 2014, que consideró que la oposición no existía y le dio una mínima participación. A diferencia del Gobierno de Mujica, que dialogó muchísimo con la oposición. Incluso muchas ideas que luego se plasmaron partieron de planteos de Larrañaga a Mujica. Pero el Gobierno que se va, claramente, con un 48%, sintió que tenía el poder de todo el país. Eso es real. Y Lacalle Pou hizo un llamado interesante, dijo que no iba a hacer eso.
E.B.: Quizás el camino de octubre venía más parecido a lo del Gobierno del FA, más que esto iba a ser un Gobierno de la coalición y el diálogo con el FA no iba a existir, porque el número era 54 a 40, y el mensaje de ayer llama a que ese mismo diagnóstico, ese mismo resultado, dado a partir de octubre, no es eso.
O.B.: Yo sentí que hubo columnistas en alguna prensa, que manejaron una línea de haber ganado, tipo barra brava, y se vio un exceso de triunfalismo. Yo no sé, pregunto, si esto no tuvo algún efecto, como nos preguntamos en 2004, cuando el FA ganó muy bien, pero iba camino a una victoria un poco más amplia, y hubo, en la Rambla de Montevideo, una sucesión de episodios de un FA que actuó avasallante contra los que tenían banderas blancas o coloradas, y existió la hipótesis, en aquel momento, de que pudo haber reducido la victoria del FA. Lo digo en términos futbolísticos: cuando el que viene, viene “baboseando”, provoca el efecto contrario. Lo hago como pregunta, no puedo afirmar que ocurrió.
E.B.: Y siempre hay un dejo, que tiene algún efecto, que es el miedo al cambio. Hay, siempre, un elemento conservador de algunos sectores. Hay muchos efectos atrás de esto, no se puede explicar con un solo elemento.
A.S.: Acá un oyente dice que las encuestas le erraron todas. Yo aclaro que no es futurología, es una foto del momento.
O.B.: Quiero hacer dos comentarios. El primero es que hay que tener cuidado, otra vez, con querer echar la culpa afuera. Si acá el tema es que se equivocaron las encuestadoras, y nadie va a hacer autocrítica, ni el que iba a ganar avasalladoramente y no ganó avasalladoramente y se le dio vuelta parte del resultado, y el que perdió está negando que perdió, y no va a hacer ninguna autocrítica de por qué tiene que entregar el gobierno. Cuidado. El echar la culpa afuera es una cosa que estudian todos los psicólogos, y lo hacemos todos en la vida. Todos son culpables, menos uno. Cuidado con eso. Que alguien lo haga para sacarse la bronca me parece perfecto, y acá hay gente embroncada de los dos lados a multitudes. Lo segundo es aceptar que acá pasaron cosas. Porque entonces, quien dice que las encuestadoras se equivocan, asume que nadie está en contra de que se haga una apelación a las Fuerzas Armadas a votar contra el Gobierno, porque eso no incide en el voto. Que el Centro Militar estuvo absolutamente correcto y el llamado del general Manini. El que dice que se equivocaron las encuestadoras y esa es la causa, está defendiendo lo que hace el Centro Militar y el llamado de Manini Ríos. Esto es así. Porque está diciendo que no pasó nada, que eso fue inocuo. No se pueden sostener las dos cosas a la vez. Si ocurrió algo, es porque cambió del domingo a hoy, o del martes a hoy, o a ayer. Y si se dice que fue correcto lo de ayer y que hace una semana estaba así y no se movió nada, está diciendo que nadie reaccionó en contra del Centro Militar ni del mensaje a las Fuerzas Armadas. Esto tiene que quedar claro.
A.S.: Un comentario de otro oyente: “no es cierto que Lacalle Pou tuvo menos votos que en la primera vuelta. Lacalle Pou tuvo más votos, pero el aporte de los socios no fue el esperado”. ¿Qué opinan?
E.B.: Es una lectura. Claramente, quien se alía con otros partidos aumenta la cantidad de votos. Incluso, sin aliarse, el FA aumentó la cantidad de votos entre octubre y noviembre, tanto en 2009 como en 2014. Lo que pasa es que esta era una elección de una coalición con cinco caras y un líder, y la coalición perdió votos. Lo mismo sucedió en el 99, cuando Batlle y Lacalle armaron una coalición, PN y PC, con Batlle a la cabeza, y pierden dos puntos.
O.B.: Creo que el oyente podría tener razón si tomamos que, es probable, no lo podemos demostrar hasta que se hagan estudios, que la pérdida de votos en relación a octubre haya sido mínima en los votantes del PN, pero que los aliados aportaron menos de lo previsto. Esa hipótesis podría verificarse. Pero Lacalle Pou, ahora, no es el candidato del PN, como fue el 27 de octubre, sino el líder de una coalición. Cuando se habla del voto a Lacalle Pou, a Martínez, a lo que sea, se está simbolizando en una persona lo que es todo un proyecto, o todo un espacio político. No es que Fulanito corrió más o menos lo que debía. Se habla de un conjunto, y ahí retrocede lo que representa Lacalle Pou, independientemente o no que haya retrocedido el PN. Eso es lo que hay que entender.
A.S.: Vamos a ver cómo transcurre esta semana, todos mirando a la Corte Electoral y a las señales políticas.
E.B.: Sobre todo a las señales políticas, porque de la Corte Electoral no esperamos ninguna sorpresa.
O.B.: Creo que, esta semana, hay muchas señales que se pueden dar o no, y si no se dan, también son importantes. La primera es ver qué pasa con el reconocimiento del resultado. Esperar a que esté tomada la decisión, votada en la Corte Electoral, aprobar el acta de proclamación de Lacalle Pou, me parece que es un exceso de mentalidad notarial, no política. Tampoco puede reconocerlo enseguida hoy. Tiene que esperar algo. Otra señal importante la tiene que dar el presidente electo y sus aliados. ¿Qué pasa con esta coalición? Dentro de ella, Talvi habló de que hoy había un pronunciamiento del PC. Lo hay, no lo hay, cómo lo hay, me parece un dato clave. Es más, ¿El PI va a seguir en silencio? El partido que más condicionó el acuerdo de gobierno sobre el tema Derechos Humanos.
E.B.: De hecho, la postura pública en el último tiempo era que el acuerdo era con Lacalle Pou y no con la coalición.
O.B.: Por eso, si sigue en silencio o saca una aclaración, cualquier cosa es muy importante. Otra cosa: de CA hubo ayer una última intervención de Manini Ríos, que da un giro total, como el hombre del acuerdo, de que hay que entender a las dos mitades del país, es una señal importante frente a la anterior. Y luego, del lado del FA, qué queda de eso. Si el tema es que casi ganaron y estuvo todo bien, o llegó la hora de la autocrítica, que no hizo en 2014, ni en 2009, ni tampoco la hizo en junio. Además, dentro del FA, hay quienes dicen que esto fue un éxito personal de Daniel Martínez y quienes dicen que, si se hubiera hecho lo que se había dicho y hubiera estado, estas cuatro semanas, toda la carne en el asador, con Mujica, Astori, Bergara y algún referente de la Educación, ese punto que faltó se hubiera conseguido. Que además no era un punto, sino tres cuartos de punto. Ahora, si el FA se queda en que estuvo a punto de ganar y no ganó por culpa de las encuestas o alguna cosa, o que después de tres gobiernos pierde por poquito, cuidado con el futuro del FA. Creo que todos tienen que dar muchas señales y todos tienen que hacer autocrítica. No flagelarse, sino hacer diagnósticos de situación para corregir hacia adelante. Claramente, Lacalle Pou hizo un discurso que tiene algo de autocrítica, que no fue el discurso esperado si sacaba el 51%. Ahí reconoció que la señal interpretada el 27 de octubre no era lo que ocurrió el 24 de noviembre. Este país es más complicado de lo que habían creído.