04 Jun. 2022

Un diseño de triángulo isósceles

Oscar A. Bottinelli

El Observador

Hay dos hechos que habilitan una mayor libertad de juego entre los socios de la coalición: uno es que se ha entrado en el tiempo complementario de gobierno, cuando los días que faltan para las próximas elecciones nacionales son menos que los transcurridos desde las pasadas; el otro, el leve debilitamiento presidencial ocurrido el 27 de marzo, con un retroceso tanto en porcentaje como en votos respecto al balotaje.

Dos ángulos más cerca entre sí y cada uno a igual distancia del más lejano.

Si tanto el balotaje como el referendum -ambas instancias per se binarias- mostraron un escenario bipolar o bibloquista, el funcionamiento político cotidiano marca un escenario diferente, en cuyo nivel macro se observa un juego de tríadas, asentado en un triángulo isósceles. En este tipo de figura geométrica -en una de sus variantes- hay dos ángulos que están más cerca entre sí y cada uno a igual distancia del ángulo más lejano.

En la teoría de juegos, los juegos de tríadas son considerados los más complejos, porque no tienen la sencillez del juego binario ni tampoco las múltiples combinaciones que permiten los juegos de cuatro, cinco o más jugadores. Juego de tríadas hubo en los tres primeros años del primer gobierno Sanguinetti (que pueden personalizarse en el propio presidente, en Wilson Ferreira Aldunate y en Liber Seregni), en la tres cuartas partes últimas del gobierno Lacalle y en la segunda mitad del gobierno Batlle Ibáñez.

Ahora la tríada está compuesta esencialmente por el Frente Amplio (el ángulo más lejano), el oficialismo sólido y el oficialismo crítico. Por oficialismo sólido -o también oficialismo presidencial- puede entenderse al propio partido del presidente de la República (el Nacional), al partido de íntima relación con el presidente (Independiente) y al socio que se autodefine como el más leal de los dos asociados relevantes (Colorado). Por oficialismo crítico corresponde ubicar a Cabildo Abierto.

El oficialismo sólido y el oficialismo crítico están más cerca entre sí que cada uno de ellos con el Frente Amplio, pero ha habido instancias –y las habrá- de mayor coincidencia entre la oposición y el oficialismo crítico. Por supuesto que el juego es más complejo, en particular porque el sector mayoritario del Partido Colorado (Ciudadanos) a partir del 27 de marzo ha comenzado a desplegar una agenda propia, y a buscar un espacio que puede considerarse intermedio entre el oficialismo crítico y el oficialismo sólido (uno de cuyos puntales lo es el ex presidente Sanguinetti y su corriente, Batllistas); o si no es un lugar intermedio, al menos es un lugar con alguna visibilidad separada del resto del oficialismo sólido. Es esencial tener presente que la Coalición Multicolor es mayoría parlamentaria en tanto voten unidos el Partido Nacional, el Partido Colorado y Cabildo Abierto; cuando uno de los tres vota con la oposición o es apoyado por la oposición, no hay mayoría parlamentaria oficialista. Sin uno de los socios relevantes puede haber una mayoría relativa de la Coalición Multicolor siempre que ese socio, en lugar de pararse en la vereda de frente, haga mutis del escenario, porque el Partido Nacional (más los partidos Independiente y de la Gente) con la adición de uno solo de los dos socios relevantes, de cualquiera, es más que el Frente Amplio.

Hay dos hechos que habilitan una mayor libertad de juego entre los socios de la coalición: uno es que se ha entrado en el tiempo complementario de gobierno, cuando los días que faltan para las próximas elecciones nacionales son menos que los transcurridos desde las pasadas; el otro, el leve debilitamiento presidencial ocurrido el 27 de marzo, con un retroceso tanto en porcentaje como en votos respecto al balotaje, el que a su vez estuvo muy por debajo del resultado de las elecciones parlamentarias.

Es necesario advertir que al aproximarse cada vez más la renovación del poder político necesariamente se abre la competencia. Pero asimismo advertir que sería muy simplista reducir todo a un juego de posicionamiento electoral. Los diversos actores tienen visiones en algunos casos con matices y en otros antitéticas sobre muchos temas. Eso es válido para el sistema de partidos en su conjunto, pero también válido para ese subsistema que conforma la Coalición Multicolor.

Lo que hace complejo el escenario (de allí el triángulo isósceles) es que por un lado hay una línea divisoria que se expresó en el balotaje y el referendum: de un lado la izquierda; del otro, la Coalición Multicolor. Pero la Coalición Multicolor no es monolítica, en primer lugar por lo más obvio: no es un partido, sino una coalición, y como tal está constituida por agentes políticos con cosmovisiones diferenciadas. Y la diferenciación es menor, crecientemente menor, entre el Partido Nacional y el Partido Colorado, y es mayor –quizás crecientemente mayor- entre cada uno de los partidos tradicionales y Cabildo Abierto.

A los aspectos de arquitectura de la Coalición Multicolor hay que agregar los aspectos de ingeniería. O dicho en términos más claros, la forma de operar la estructura de la Coalición. Si fuese una coalición plena, todas las decisiones importantes legislativas, de gobierno y de administración se resolverían en ámbitos en que participasen todos los socios, o al menos los socios relevantes. Y entonces, recién después, se traducirían en acciones y en anuncios. Como se sabe, el funcionamiento actual es a la inversa. Hay una figura dominante que lo es el presidente de la República y un partido dominante que lo es el suyo; las decisiones de gobierno y administración son adoptadas per se sin consulta previa a los socios, salvo en las áreas en que la jefatura de la respectiva administración está en manos de algún socio. Los proyectos de ley son enviados por el Poder Ejecutivo y a posteriori se discuten en la coalición legislativa.

Esto determina que a la aparente arquitectura de coalición de gobierno se superponga la realidad de una ingeniería basada en la presidencialización del gobierno y de la administración; es en el plano legislativo, o dicho más exactamente, en el plano en que actúa con iniciativa plena el Poder Legislativo, en que la Coalición opera como coalición. Porque tampoco opera en el campo legislativo cuando la iniciativa es privativa del Poder Ejecutivo; se lo vio en la reciente minuta del Senado sobre medidas económicas, votada por la unanimidad del cuerpo, a cuyo cumplimiento no se sintió obligado el Poder Ejecutivo, ni el presidente de la República, ni el Ministerio de Economía.