Canal 10 – Arriba Gente
El presidente de FACTUM analiza la coyuntura política tras el anuncio de la enfermedad de Tabaré Vázquez, y presenta los resultados del Índice Winner.
D.T.: Vamos a analizar qué piensan los electores según edad, según su poder adquisitivo. Conoceremos qué es el Índice Winner y analizaremos los movimientos que se han generado tras el anuncio del presidente Tabaré Vázquez sobre su enfermedad. Todos estos temas los vamos a hablar con Oscar Bottinelli, presidente de la consultora FACTUM. ¿Qué lectura hacés de todo lo que ha sido el anuncio del presidente, las repercusiones que ha generado, el tratamiento informativo que se le ha dado al tema?
O.B.: Uruguay no tiene experiencia, en el último siglo y algo, de un presidente que sea golpeado por una enfermedad altamente delicada, como sí ha habido en otros países, como Francia, con François Miterrand, por ejemplo. Tuvimos dos presidentes que murieron en el cargo, pero con infartos, muertes inmediatas. La de Gestido el 6 de diciembre del 67, la de Tomás Berreta en el 47. Luego recuerdo a Luis Batlle Berres, en 1955, siendo presidente del Consejo Nacional de Gobierno, estando en Estados Unidos tuvo un infarto, y no recuerdo ninguna otra. Aquí hay algún parecido con el caso de Seregni, que anuncia el 13 de diciembre de 2003 su retiro de toda la vida pública, donde ya entraba en una fase terminal. En el caso de Vázquez son decisiones de tipo personal, responden a lo que cada uno considere que debe hacer, y él sintió la necesidad de hacerlo público. Lo consideró desde el punto de vista humano, desde el punto de vista del Estado, que era bueno que el país supiera que el jefe de Estado está en una situación de salud de cierto riesgo, delicada, y esto ha tenido una reacción, en principio, muy positiva del sistema político y la sociedad toda, de expresar su apoyo, su solidaridad con el presidente de la República, que en estos días entra en su último semestre de mandato. Y todo indica que va a estar completamente fuera de la campaña electoral. No como persona, pero su figura va a quedar como protegida, por lo que, desde el punto de vista político, hace pensar que se redoblan los cañones contra los ministros. No se va a poner en juego, para protegerlo, al presidente en esta situación, entonces todos los cuestionamientos de la oposición al Gobierno van a enfocarse en el Gabinete. D.T.: ¿Se podría atenuar esa crítica de la oposición hacia el Gobierno a partir de este anuncio? O.B.: No necesariamente. Van a tratar de que no toque, no roce, en lo posible, a Tabaré Vázquez. Pero eso no implica que el Gobierno, como tal, va a quedar fuera de la controversia, porque los partidos opositores tienen sus razones sólidas, serias, para discrepar con el Gobierno, así como el Frente Amplio tiene sus razones sólidas y serias para defender al Gobierno. Quizás acá lo que hay que evitar, desde el lado de la oposición, es algún exabrupto hacia el presidente, y del lado del FA, evitar transformar la enfermedad del presidente en carta electoral. A alguno se le ha escapado algún tuit ahí. El presidente debería quedar protegido de amigos y de ajenos. L.B.: ¿Y a nivel del público, de la gente común? O.B.: No hay mediciones, pero lo que se nota, lo que se palpa, es que hay un sentimiento de solidaridad con el presidente. Es un hombre que lleva casi diez años dirigiendo la Jefatura de Estado y de Gobierno del país, y que, como toda figura, tiene naturalmente la controversia sobre sus dichos, sus hechos, su gestión, pero se le atribuyen, globalmente, muy buenas intenciones y un buen espíritu por el país. L.B.: Se conoció la última encuesta de FACTUM hace algunos días. El 37% de los uruguayos votaría al Frente Amplio y a su candidato Daniel Martínez, el 26% al Partido Nacional, el 19% al Partido Colorado, y el 9% a Cabildo Abierto. ¿Cómo nos presentan estos números la carrera de acá hasta octubre? O.B.: Primero hagamos una aclaración. La encuesta FACTUM tiene una diferencia con las demás en la forma de presentarse. Lo que presentamos, que es lo habitual en Europa y Estados Unidos, es la estimación de voto. Es como si fuera el resultado final del escrutinio. Si miramos todos los números, sumando 2% Partido de la Gente, 2% Partido Independiente, 1% cada uno Unidad Popular, el PERI y el Partido Verde Animalista, 2% en blanco y anulado y otros, todo esto suma 100. Vale decir, ¿No hay indecisos? Sí. Pero de indecisos no entro a hablar porque es una palabra muy confusa, que se usa para un fregado y un barrido. Hay personas que, originalmente, dicen que no saben o no contestan, son el 5% de la pregunta base, pero luego contestan otras preguntas, y dan claras pistas de lo que van a votar. Y además hay gente que se contradice en las preguntas, pero predomina una opción sobre otra. Sí hay un área que va del 9% al 13%, que se puede llamar área de disputa o de captura, que puede mover estos números. Para moverse, un partido puede crecer si cae otro, no hay una bolsa de reserva de votos para utilizar. Creo que esto es muy importante: esto sería una foto de la elección, si la elección fuera hoy. El FA con un 37%, muy lejos de la votación anterior y de la mayoría absoluta, un PN por debajo de la elección anterior, un PC claramente por encima y acercándose al PN —no nos olvidemos que, hace exactamente un año, el PC estaba en un 11% y el PN en un 30%, una distancia de 19 puntos, y hoy la diferencia es prácticamente la tercera parte; incluso a principios de año estaban 30 a 15—, lo cual muestra algunos datos. Primero, que va a haber balotaje. D.T.: Ese es un hecho que podemos afirmar, ningún partido va a tener la mayoría absoluta. O.B.: Tenemos un sistema un poco raro, entonces se puede ir al balotaje teniendo la mayoría absoluta. Nos pasó en 2009 y 2014. La primera vez el FA tuvo 50 diputados y 16 senadores, la segunda 50 diputados y 15 senadores, y hubo balotaje. Lo primero claro es eso. Lo segundo claro es que nadie va a tener mayoría absoluta. El que mejor puede acercarse es el FA, y, por más que se acerque, va a quedar a una distancia importante de la mayoría absoluta. No es que le va a falta el famoso voto 50. Lo otro es que ahora se abrió una incógnita. Hasta el 30 de junio era un dato de la realidad que el balotaje iba a ser entre el candidato del FA y el candidato del PN. Terminaron siendo Daniel Martínez de un lado, Luis Lacalle Pou del otro. Ahora se abre la incógnita, si el balotaje va a ser entre Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou, que da la impresión de que tiene mayores probabilidades, o que, ahora tiene más probabilidades, que sea entre Daniel Martínez y Ernesto Talvi. D.T.: ¿De dónde han salido esos votos colorados que han resurgido? ¿Son colorados que vuelven, son votos que en las últimas elecciones votaron al FA y que ahora están inclinándose por Talvi, son adherentes al PN que, eventualmente, están tratando de buscar una opción nueva? O.B.: Por orden: yo no creo que sea válido hablar de colorados que vuelven, en este sentido: el PC se desploma en 2004, hace 15 años. Y no recupera hasta ahora. Por lo tanto, el que se fue a votar al FA y lo votó tres elecciones seguidas, no es alguien que vuelve. Es alguien que, por lo menos 15 años estuvo acompañando o siendo de otro partido. Eso de ir y venir puede darse en una elección. Cuando es tres veces no parece razonable esa frase, que la usan muchos. Lo que es claro es que el FA está en una pérdida de votos, si está en 37%, y dos elecciones consecutivas sacó 48%, y en la anterior más de 50%, quiere decir que hay una pérdida. ¿A dónde se van? Obviamente, hay gente que se muere, y gente nueva, pero cuando hablamos de pérdida, en el caso de nuevos votantes, votan distinto al voto del hogar, digamos. Cuando no se mantiene lo que se dice técnicamente la reproducción intrafamiliar del voto. Ahí vemos que el FA pierde, desde el punto de vista de clases sociales, con mucha claridad en dos segmentos; uno, que lo empezó a perder ya en 2009 y siguió perdiendo continuamente hasta ahora, es las clases medias a medio altas, las clases medias de altos funcionarios, profesionales, técnicos, emprendedores, pequeños y medianos comerciantes, pequeños y medianos empresarios y productores. Esa fue la primera sangría que empezó a tener el FA, a partir de 2009 y 2014, que no se notó tanto, aunque fue importante, porque la compensó con un crecimiento en las clases más bajas. Y en esas clases ahora tiene la otra sangría. En un primer momento ese sector lo captó Tabaré Vázquez. Era un voto colorado, pachequista, y luego lo afirma Mujica. Fue un gran voto mujiquista en los sectores de las periferias de las ciudades, y de ese semicírculo que rodea a Montevideo. Hoy hay una disputa, en parte del PC, aparece Sanguinetti captando mucho más que Talvi, obviamente va para la fórmula que encabeza Talvi, y, claramente, la figura de Manini Ríos. Hay una disputa por el mismo electorado entre Manini Ríos y Mujica. Entre CA y el FA. Y el FA ahí tiene una pérdida relativamente importante. El éxito de CA, en parte importante, es de voto colorado, en otra parte importante de voto blanco. CA está sacando a ambos partidos tradicionales. Pero, además, le está sacando al FA. L.B.: ¿Qué perfil de votante del FA se pasó a CA? O.B.: Básicamente, en término de números significativos, diría los sectores socialmente más bajos, los que tienen mayores dificultades de lucha por la vida, de empleo, de vivienda, y que, en general, votaban a Mujica, a la 609. Así como la pérdida de las capas medias afecta a lo que se llama “sectores moderados”, de centro, centro-izquierda, el astorismo, la pérdida de votos en el nivel bajo afecta más al mujiquismo. Pero CA succiona un poco de los tres grandes partidos. Y el PC, además, capta por un lado del PN, hay voto a Lacalle Pou que se va hacia Talvi, o voto de Sartori o Larrañaga que se va hacia Talvi, y voto del FA. Lo que se nota es una muy buena captación, por parte del PC, de la figura de Ernesto Talvi, de jóvenes y nuevos votantes, sobre todo en niveles altos y medio altos. Se notó muchísimo en el resultado del 30 de junio. Pesó mucho el voto de toda la costa de Montevideo, sectores similares sociales en favor de Talvi contra Sanguinetti. Sanguinetti votó fuerte en los niveles más bajos, medios hacia abajo, pero además los jóvenes de esos niveles medios a medio altos votaron a Talvi con mucho entusiasmo. Eso creo que ha sido uno de los elementos que más ha herido al FA. Es verdad que sigue siendo la fuerza más importante a nivel de jóvenes, tomando en cuenta todos los estratos sociales, pero, desde 2004 a la fecha, tiene una constante caída de la adhesión en los jóvenes y en los nuevos votantes. L.B.: FACTUM trabajó también con el Índice Winner. ¿Qué es eso? O.B.: Es un índice tomado en Europa. Lo que se busca es que la gente se saque las camisetas, y diga cómo cree que va a ser el resultado. Siempre es difícil, pero, en general, la gente siempre tiende a tener cierto equilibrio, donde obviamente le va a dar más probabilidades al que le gusta entre los grandes partidos. Es un indicador bastante exacto, en cuanto a que la gente tiene una percepción de quién puede ganar. Lo más importante del Índice Winner que percibimos es lo siguiente: La pregunta es, quién cree usted, independientemente de lo que le guste, que va a ganar, quién va a ser el próximo presidente de la República. ¿Cuál va a ser el partido del próximo presidente de la República? Desde largo tiempo, hasta mayo, nos daba que el FA siempre encabezaba por sobre la suma de la oposición. Aun si caía en votos, ¿Quién cree que va a ganar? Frente Amplio. Alguna vez llegaron a tocarse, hubo un empate, pero volvió a desempatarse. Ahora da que el 53% cree que el próximo presidente va a ser de la oposición. Hoy domina, claramente dentro de la oposición, que gana el PN, que el próximo presidente es Lacalle Pou, con el 44%. 6% cree que gana Talvi, 2% que gana Manini, y alguno más que dice que va a ser opositor, pero sin definirlo. D.T.: Llama la atención la diferencia que hay entre la percepción del partido del próximo presidente entre ese 44% del PN y ese 6% del PC, cuando, si vemos las encuestas, ambos están bastante próximos. O.B.: En general, tenemos la idea, no se puede afirmar como algo concluyente, que el Índice Winner tiene un retraso de una encuesta, o de un mes. Es decir, la gente, después que ve el crecimiento de alguien, recién lo empieza a percibir. Para el próximo Índice Winner, lo que hay que especular es si la gente recibe que este es un cambio de escenario, se va a reflejar en el Índice. Si no se refleja, bueno, cuidado el PC. Pese a su crecimiento, no le va a dar la nafta, porque la gente no lo está viendo. El próximo Índice Winner va a ser un dato para percibir con cuánta solidez se plantea esta lucha entre Lacalle Pou y Talvi por pasar a la final. Hay un finalista obvio, ahora, ¿El otro finalista, se disputa o no? ¿Es claro que es Lacalle Pou, como venía siendo hasta mayo, junio, o se disputa? Si hay esa disputa, claramente va a quedar resuelto el mes que viene, si nos vamos a enfrentar a un sprint de 30 días a ver cuál de los dos llega al balotaje. L.B.: ¿Cuándo se hace la próxima consulta para conocer el Índice Winner? O.B.: Creo que los datos van a estar en la primera quincena de setiembre. D.T.: ¿La gente vota según la percepción? ¿Algún votante decide su voto según la percepción de quién gana? ¿La difusión de encuestas incide en la decisión de la gente? Enrabo esto con la propuesta de Larrañaga, de prohibir las encuestas 40 días antes de las elecciones… O.B.: Bueno, prohibir se puede prohibir todo. Se puede prohibir la cotización de la moneda, el índice de desocupación. Todo eso incide sobre el votante. En general, se considera que, en un país libre, lo ideal es que el votante tenga la mayor información confiable posible. Ahora, cómo vota la gente es uno de los temas más difíciles de estudio. Hay cientos de universidades en el mundo que hace décadas que estudian las motivaciones del voto, y hay toda la literatura que se quiera. Lo que parecería es que no es que la gente se guíe por la encuesta para votar, pero sí que la información la puede ayudar a decidir en estos términos: si el voto a tal significa que este otro pierde, ¡Al diablo! Yo prefiero que no pierda, y ahí cambiar el voto. Ver los niveles de utilidad del voto. A mí me gustaría votar un partido que no tiene la menor chance de entrar al Parlamento. Bueno, dejo de votar ese voto testimonial, y voto a alguien que sí me importe que entre al Parlamento, y que esté más próximo. O, por ejemplo, si se ve que efectivamente hay dudas sobre quién pasa al balotaje, eso puede generar que alguien diga “yo no quiero que vaya Lacalle Pou, voy a cambiar el voto hacia Talvi”, o a la inversa. Esos dos juegos, si se ve que hay una disputa, puede concentrar algún tipo de votos, en ambos partidos. Ahora, siempre en lo que incide la encuesta es en términos muy bajos, que podrían llegar a ser decisivos. El 80% del voto lo tenemos registrado las distintas encuestadoras desde hace por lo menos cinco años. Es gente que hace cinco años sabía lo que iba a votar, y todavía sigue, salvo alguna desilusión. El voto por partido en Uruguay es muy firme, por lo tanto no es que la encuesta pone un desconocido, dice que gana, y de golpe todo el mundo empieza a votarlo. Y, cuando hay fenómenos nuevos, como el caso de Manini, hay que explorar y encontrar las razones muy fuertes por las cuales emerge un candidato de estas características. Entre otras cosas, el PdlG y CA, como el PERI o el Verde Animalista, son partidos nuevos, y esto es un fenómeno raro en la historia del Uruguay. Desde principios del siglo XX no hay partidos nuevos. Todos han sido transformaciones de otros. El propio FA es escisión de blancos, colorados, y tres partidos que venían de principios del siglo XX. El PI es escisión del Nuevo Espacio, que fue escisión del FA. Ahora, CA, es un partido nuevo. Si bien los votantes vienen de blancos y colorados, no es un desprendimiento de otro partido. Este es un fenómeno muy interesante que marca una etapa distinta en el país.