04 Nov. 2012

El hombre del traje de amianto

Oscar A. Bottinelli

El Observador

Una cosa es el rendimiento electoral del Frente Amplio librado a la sola fuerza de sus sectores y de los impactos del gobierno, y otra cosa el rendimiento electoral detrás de Tabaré Vázquez. Como dijo un fino humorista, el ex presidente viste un traje de amianto […] El traje de amianto lo es tal, porque los demás creen que lo es. Y porque no saben cómo es que se lo perfora, cuándo, dónde, cómo.

La última Encuesta Nacional Factum1 registra lo que es un lugar común tanto en el hombre de la calle como a nivel de gente informada: que una cosa es el rendimiento electoral del Frente Amplio librado a la sola fuerza de sus sectores y de los impactos del gobierno, y otra cosa el rendimiento electoral detrás de Tabaré Vázquez. Como dijo un fino humorista, el ex presidente viste un traje de amianto2. El Frente Amplio sin Vázquez como mascarón de proa registra un rendimiento en que no baja del 40%3 pero no supera el 44%. Por ahí andan su piso y su techo. En cambio, cuando aparece el Frente Amplio asociado a la candidatura de Tabaré Vázquez, o Vázquez al frente del Frente Amplio, el registro electoral crece medianamente ocho puntos porcentuales y la banda de flotación trepa a entre el 48% y el 52%. Todo ello, si las elecciones fuesen hoy y no como pronóstico para 2014.

La banda se desplaza exactamente arriba y abajo del fiel de la balanza, lo que determina que sea probable cualquiera de los tres resultados posibles: Uno, Vázquez elegido en primera vuelta y consecuentemente con ampliación de la mayoría parlamentaria4. Dos, existencia de balotaje con retención por parte del FA de la mayoría absoluta. Tres, existencia de balotaje con pérdida de la mayoría absoluta. Al día de hoy hay un escenario completamente abierto. De donde, de aquí a las elecciones juegan muchos factores objetivos y subjetivos. Como factores objetivos: si la situación social y económica sigue igual o se deteriora, si la inseguridad sigue igual o mejora, si se avanza algo o nada en educación, si la gestión del gobierno continúa con estos enredos o se ordena. Como factor subjetivo: si el traje de amianto se mantiene incólume o se perfora.

El piso del Frente Amplio, sin necesidad de Vázquez, lo determinan elementos claros: la mayoría de la población vive mejor, tiene uno de los niveles de ingresos (salarios, pasividades, ingresos por cuenta propia) más altos en la vida del país, el porcentaje de personas trabajando se sitúa en el más alto de la historia, el nivel de consumo es extraordinario, la gente considera que vive bien y es optimista sobre el futuro del país, además la gran mayoría de los uruguayos comparte la orientación del gobierno. El techo, sin Vázquez, lo marcan otros elementos claros: hay una fenomenal insatisfacción con la gestión del gobierno, con cómo se gestiona el gobierno; hay insatisfacción con la seguridad pública, la política sobre drogas, el campo educativo; hay desencanto con los constantes desencuentros y cobros de cuenta al interior del gobierno. El ex presidente es beneficiario de los elementos que la gente ve como positivos del gobierno y no le afectan los elementos que la gente ve como negativos. Ni siquiera ha sido rozado por el tema Pluna, cuando esta última trama se inicia precisamente en su gobierno, con una decisión suya.

De allí surge que el objetivo principal de la oposición debe ser Vázquez. De nada le sirve cañonear a Astori y Lorenzo, buscar debilitar a Mujica, si no logran que los efectos de los cañonazos, al menos alguna esquirla, perfore el traje de amianto. Por ahí anda sin duda el camino que deben transitar los líderes opositores y en particular aquél o aquéllos llamados a competir en un eventual balotaje.

No importa cómo son las cosas, sino cómo las percibe la gente. Porque la gente piensa y actúa según las percepciones que tenga, no importa cuánto se acerque o se aleje de la realidad, si es que hay parámetros para medir la realidad de manera inequívoca y válida para todos. La percepción de la gente es que Vázquez gestionó bien el gobierno, con autoridad, de manera ordenada, responsable, con sensibilidad social, con objetivos claros y formas clara de ejecución. Y lo contrapone a un gobierno que considera que carece de timón y de rumbo, desordenado y además con una interna crecientemente polémica.

En lo personal presenta aristas contradictorias y ha logrado que mayoritariamente se lo perciba y se lo asocie a lo que importantes segmentos ven como positivo: un uruguayo típico del viejo Uruguay, de origen humilde, que asciende socialmente y es exitoso en base al estudio y al trabajo. Un gran éxito suyo es su proyección como figura paternal autoritaria, con lo positivo y lo negativo de esa figura. Combina lenguaje de izquierda, valores sociales de izquierda, con valores culturales conservadores. Y ambas cosas, lo paternal autoritario y el juego izquierda-conservador, constituyen una virtud cuando son vistos como amplitud de miras, y son una debilidad cuando son vistos como posturas contradictorias e inconciliables.

Lo más claro últimamente es que crece en el silencio y se le complican las cosas cuando abre la boca. El último tiempo de aparición, en 2011, desde el aniversario del Frente Amplio en febrero hasta su charla en el Colegio Monte Sexto, constituyó una sucesión de errores sin solución de continuidad. Volvió al silencio y a crecer allí. Ahora reaparece por la izquierda izquierda, con la fotografía del Che a sus espaldas. ¿Es para dar las mayores muestras de izquierdismo y compromiso revolucionario a dos años de las elecciones, para luego poder hacer una campaña electoral moderada, corriendo por el medio del centro? Si es así, es un juego muy bien calculado.

Pero este juego es posible porque cuando él se corre a la izquierda más próxima a la pared, no hay nadie que se corra bien al centro, se posicione en él y lo desaloje. El traje de amianto lo es tal, porque los demás creen que lo es. Y porque no saben cómo es que se lo perfora, cuándo, dónde, cómo.

Igualmente, más allá del hombre del traje de amianto, lo que no hay que olvidar es que en Uruguay hay un muy elevado porcentaje de voto estructural, de gente cuya adhesión al bloque de izquierda o al bloque de los partidos tradicionales es producto de ideas, valores y cultura política, que lo hacen afín a uno y ajeno al otro. Ese voto estructural en el caso de los partidos tradicionales puede oscilar entre uno y otro lema, pero en la izquierda solo puede oscilar entre el Frente Amplio y la actitud refractaria. De allí la importancia del encanto y del desencanto.


1 Correspondiente al tercer trimestre de 2012

2 La imagen del traje de amianto aplicada a Tabaré Vázquez es tomada de Darwin Desbocatti

3 De las tres encuestas nacionales sistemáticas, profesionales y con rigor científico que hay en el país, una de ellas da al Frente Amplio por debajo del 40%. Debe atenderse que la misma es exclusivamente telefónica y por tanto no comprende asentamientos, barrios periféricos y hogares sin teléfono fijo, segmentos en los que el Frente Amplio tiene una mayor adhesión que en los hogares con teléfono fijo.

4 Con un nivel de 2% a 3% de voto en blanco y anulado, no hay posibilidad matemática de que alguien gane en primera vuelta con tan solo 50 diputados.