El Observador
Los resultados de las elecciones del 10 de mayo pueden leerse por lo que son, es decir, la elección de intendentes, juntas departamentales y concejos municipales, o pueden leerse como una nueva radiografía política de la sociedad que genere impactos sobre la política nacional, y por ello profundice o corrija los impactos producidos el pasado 26 de octubre.
Los resultados de las elecciones del 10 de mayo pueden leerse por lo que son, es decir, la elección de intendentes, juntas departamentales y concejos municipales, o pueden leerse como una nueva radiografía política de la sociedad que genere impactos sobre la política nacional, y por ello profundice o corrija los impactos producidos el pasado 26 de octubre. Hay 19 disputas de poder a escala departamental, 112 disputas a escala local, y un conjunto de juegos de poder a escala nacional. Como ocurre en todo análisis político y electoral en Uruguay, en cada tipo de resultado hay que considerar dos clases de disputa: la competencia entre partidos (o lemas) y la competencia al interior de los partidos entre corrientes, fracciones, sectores, liderazgos. Los resultados a su vez se pueden ver de dos maneras: en ganancias o pérdidas de votos y en ganancias o pérdidas de intendencias (y en un análisis más afinado aún, en ganancias o pérdidas de ediles, alcaldías y concejales).
A partir de allí, tomando como elemento inicial de análisis la titularidad de los gobiernos departamentales, hay un inventario inicial que marca: 12 nacionalistas, 5 frenteamplistas, 2 colorados. A su vez los 12 nacionalistas se discriminan en 8 por Larrañaga y 4 por Lacalle Pou; los 5 frenteamplistas en 3 candidatos comunes, 1 astorista y 1 mujiquista; y los 2 colorados, 1 bordaberrista y el otro de Batllistas de Ley.
Aquí aparece un juego claro. En la competencia entre partidos hay 10 gobiernos absolutamente definidos, más allá de toda duda razonable: 2 frenteamplistas (Montevideo y Canelones), 7 nacionalistas (Treinta y Tres, Tacuarembó, Lavalleja, Durazno, Flores, Soriano y Colonia) y 1 colorado (Rivera). Hay ocho con un nivel más o menos importante de disputa entre el Frente Amplio y el Partido Nacional (Maldonado, Rocha, Cerro Largo, Artigas, Paysandú, Río Negro, San José y Florida)1 y uno de disputa muy fuerte entre Frente Amplio y Partido Colorado (Salto). Visto así, el Partido Nacional presenta un abanico que en el peor de los casos quedaría con 8 gobiernos departamentales (si pierde todos menos uno) y en el mejor los casos con 14 (si gana todos menos uno). No es un dato menor que el nacionalismo mantenga un nivel de 11 ó 12, llegue hasta 13 ó 14, o se retraiga a 10 o menos. El Frente Amplio presenta otro gran abanico que va como negativo en solo 2 gobiernos o alcanzar hasta 9 (si gana todos los que tiene en disputa, menos 1). Y sin duda nada menor en lo cualitativo es la posibilidad de la pérdida de Maldonado. Por su parte el Partido Colorado tiene dos opciones razonables: que conserve las dos Intendencias (lo que es fundamental para Vamos Uruguay) o que quede solo con una, la correspondiente a Batllistas de Ley.
Dentro del nacionalismo se observa que las corrientes que respaldan a Lacalle Pou tienen como techo razonable conservar los 4 gobiernos departamentales que hoy posee (en una hipótesis muy optimista llegar a 5), y como piso una menos, es decir 3 (y en pesimismo absoluto, dos menos). No es mucho el abanico. Para Larrañaga, en cambio, su piso es de 5 gobiernos departamentales (3 menos de lo actual) y su techo es de 10. El abanico es mucho mayor, y muy elásticas las posibilidades de un gran éxito frente a Lacalle Pou, o de un empate, o de un debilitamiento. Pero además es muy importante si gana o pierde Paysandú (el departamento originario del propio Larrañaga) o si gana o no Maldonado (el tercer departamento en importancia del país y el segundo en visibilidad).
Dentro del Frente Amplio un factor nada menor es el resultado de Montevideo2, como tampoco es menor el casi seguro triunfo del mujiquismo en Canelones sobre el astorismo. A ello hay que sumar para el balance final cuántos de los otros 7 gobiernos con alguna probabilidad caen del lado del mujiquismo (que pueden ser 3) y cuántos caen en figuras independientes o de sectores no muy firmemente alineados (que pueden los otras 4 posibles). En el interior hay 1 que puede caer del lado Vázquez-Astori.
El Partido Colorado es el que tiene mayores riesgos y juega a encontrar una tabla de salvación. Los riesgos mayores son la pérdida de la Intendencia de Salto y lo que pueda suceder en Montevideo.
En el departamento de la capital además del juego de poder dentro del oficialismo nacional, hay varios juegos fuertes en los partidos tradicionales. Uno es el resultado de Álvaro Garcé, al cual se le ve muy lejos de poder retener el 26% que obtuvo el Partido Nacional en octubre y con riesgo de ser superado por Novick. Ello repercutiría muy fuerte sobre Lacalle Pou, que tomó la decisión de desplazar a Gandini de la candidatura y apostar al ex comisionado parlamentario. El otro es el resultado en el Partido Colorado, donde Rachetti seguramente va camino a una muy mala votación y el espacio oficialmente colorado corre el riesgo de no ingresar en la Junta Departamental (lo cual sería sinónimo de catástrofe). Más grave aún es si hay un éxito del independiente Novick, que es de origen colorado y cuenta con el apoyo de la mitad de los diputados de Vamos Uruguay.
Como se observa, desde que las elecciones departamentales están completamente separadas de las nacionales, ésta es la que presenta la posibilidad de mayores impactos sobre la política nacional, sobre el peso de los liderazgos en el oficialismo, sobre la competencia por los liderazgos en los partidos tradicionales, sobre la viabilidad del Partido Colorado y sobre los caminos reales o imposibles hacia una alianza, convergencia o unión de los dos partidos fundacionales.
1 Muchos analistas consideran que son muy claras las chances del Partido Nacional en Florida y del Frente Amplio en Rocha, por lo que los clasifican como fuera de competencia.
2 Ver De Montevideo, Intendencia y Poder
Nota: En el texto publicado en papel se deslizó un error, ya que decía: "No hay ninguno en el interior que pueda caer del lado Vázquez-Astori".