Radiocero y Radio Monte Carlo
Para la oposición es sin duda muy importante construir una alternativa al Frente Amplio […] Construir un proyecto político no necesariamente supone construir un proyecto electoral. Un proyecto alternativo se puede expresar en un solo o en diversos proyectos electorales […] han partido tres iniciativas desde la oposición en cuanto a la construcción de un espacio socialdemócrata: en el batllismo, del Partido Independiente y de Jorge Larrañaga.
OAB: Para la oposición es sin duda muy importante construir una alternativa al Frente Amplio. Es su propio destino, su objetivo lógico. Toda oposición tiene que tener como meta el sustituir al gobierno al cual se opone.
Construir una alternativa puede verse de distintos puntos de vista. Uno, que es el que se piensa inmediatamente, es armar un espacio electoral fuerte que empareje y supere al Frente Amplio, es decir, un frente opuesto, una alianza, una concertación. Otro punto de vista de construcción de alternativa tiene que ver con la estrategia y con la táctica; por dónde se va, qué camino se sigue, qué pasos se dan en cada momento por ese camino, cómo se golpea al oponente.
Pero hay otro punto de vista, sustantivo: construir un proyecto alternativo, diferente. Se dice que muchas veces un mal gobierno no cae porque no tiene una alternativa mejor, y otras veces un buen gobierno es desplazado porque aparece una alternativa mejor o más potente. Desde este punto de vista, construir una alternativa supone armar un proyecto que concite la adhesión de una parte significativa de la gente, de la ciudadanía, como para entusiasmar a unos, a los que nunca estuvieron con el Frente ,y a otros, a los que lo han acompañado y puedan estar disconformes.
Construir un proyecto político no necesariamente supone construir un proyecto electoral. Un proyecto alternativo se puede expresar en un solo o en diversos proyectos electorales. En principio, son dos cosas diferentes; interrelacionadas, pero diferentes.
FV: ¿Y qué es eso de construir un proyecto político alternativo?
OAB: Cuando hablamos de proyecto político hablamos de un proyecto en cierto modo ideológico, que refleje determinados valores y propuestas en términos de fondo, en términos sustantivos. Me refiere no a los clásicos programas de gobierno, que en general son catálogos de medidas concretas y parciales, sino a la exposición de un modelo de sociedad, un modelo de Estado y un conjunto de valores en los cuales apoyarse.
Un ejemplo es el de fines de los ochenta: se construye en Uruguay un proyecto político alternativo tanto a la ideología dominante en el Uruguay como a la izquierda. Por ideología dominante uno se refiere a esa visión de un Uruguay con un fuerte papel del Estado, de un Estado protector y un Estado como importante actor de la economía, con un alto propósito social. Es lo que se denomina la visión del welfare state, del estado social, del estado benefactor. Este modelo fue el dominante en Uruguay lo largo del siglo XX, particularmente desde los tempranos años diez del siglo pasado hasta culminar los años ochenta. Un largo periodo de más o menos ocho décadas.
La alternativa, el nuevo proyecto, apareció con absoluta nitidez desde dos corrientes de los dos partidos tradicionales. De un lado de Jorge Batlle, de la Lista 15 del Partido Colorado, y del otro lado de Luis Alberto Lacalle, blanco, del nuevo herrerismo, del herrerismo reformulado. El punto central, en común, de ambos proyectos fue la apuesta al libre mercado, a la desregulación, al achicamiento del papel del Estado, a la privatización de empresas públicas o de sectores de la administración pública y a la apertura de la economía.
Como análisis histórico se puede decir que esos proyectos en mucho no lograron su propósito, pero en otros sí, como cosas hoy muy aceptadas como la apertura de la economía, la necesidad de una inflación baja o de un cierto equilibrio fiscal. Pero ahora lo que domina es una visión de izquierda, o del viejo Uruguay estatista y de protección social, pero más sesgado a la izquierda de lo que fue tradicionalmente en las ocho décadas que mencionamos del siglo XX.
Este modelo se expresa en el Frente Amplio y en sus dos gobiernos más el tercero en curso.
FV: Tú en el título mencionas una alternativa o espacio socialdemócrata ¿A qué te refieres?
OAB: Digamos que han partido tres iniciativas desde la oposición en cuanto a la construcción de un espacio socialdemócrata, en los colorados, en los blancos y en el Partido Indpendiente. Por un lado en el Partido Colorado mediante la búsqueda de reflotamiento y reflorecimiento del batllismo como concepción. Los grupos nitidamente batllistas sienten la necesidad de reflotar el Partido Colorado desde el batllismo, es decir, desde un discurso y una concepción socialdemócrata.
Por otro lado el Partido Independiente ha avanzado hacia una definición socialdemócrata. Un partido construido sobre un basamento socialdemócrata y otro basamento socialcristiano, confluyó en las últimas semanas en la convocatoria a exponentes de distintas fuerzas políticas para discutir la socialdemocracia en el Uruguay.
Y ayer Jorge Larrañaga, en su presentación en ADM, lanza la necesidad de formular reflexiones para construir una alternativa basada en valores, de tinte republicano y ,agrega, socialdemócrata.
Es decir, que se perfila un espacio que permite trazar un círculo dentro del cual en principio caben las corrientes nacionalistas de pensamiento socialdemócrata, el batllismo y la gente del Partido Independiente. Lo que es claro que no se formula como un proyecto electoral, sino como un espacio de construcción de un proyecto alternativo, programático, ideológico, un proyecto diferente y opuesto al del Frente Amplio. Sin dudas basado en las propias convicciones, pero también en el aserto de que al Frente Amplio no se le gana por la derecha -afirmación que hacen muchos dirigentes de los dos partidos tradicionales- y que para ganarle es necesario disputarle el centro político, con una visión socialdemócrata.
FV: ¿Y qué quiere decir un espacio socialdemócrata?
OAB: Eso es lo que queda por definir con absoluta precisión, Por socialdemocracia se entiende como mínimo un Estado fuerte, protector, con activa participación en la economía, con fuerte apego al valor del trabajo y de fuerte arraigo democrático-liberal.
Y posiblemente por allí coincidan muchos en esa definición de socialdemocracia. Hay otros aspectos de la socialdemocracia, al menos en la visión predominante en Europa a lo largo del último siglo, que habría que ver si está presente, relativa al tema de la fuerte laicidad política, que es precisamente uno de los ejes que divide a los partidos socialdemócratas de los socialcristianos. Hay mucho para aguardar. Hay que ver hasta dónde se llega, cómo se define la socialdemocracia, qué alcance se le da. Pero lo cierto es que a partir de estas tres impulsos surge el propósito de construcción de un espacio programático opuesto al Frente Amplio pero ubicado hacia el centro del espectro político.