El Observador
El Frente Amplio,se define (Estatutos de 2011) como una “organización con el carácter de coalición movimiento”. El problema es que no solo no es sino que no nació como coalición y casi tampoco como alianza […] el Frente Amplio no entra en la conceptualización de movimiento por ningún lado […] ¿Por qué en el Frente Amplio hay una resistencia a considerarse un partido político, postura mayoritaria en la dirigencia y existente en una porción de la militancia de algunos sectores? […] Es interesante observar que el proceso de la sociedad, de la gente común, fue por caminos diferentes a las elites políticas
El Frente Amplio,se define (Estatutos de 2011) como una “organización con el carácter de coalición movimiento”2. El problema es que no solo no es sino que no nació como coalición y casi tampoco como alianza3, esto último especialmente por la introducción del mandato imperativo, es decir, de la obligatoriedad de todos los miembros de acatar las decisiones que se adoptaren según los procedimientos prefijados, y actuar en consecuencia. No es coalición ¿es movimiento?.
El término movimiento aplicado en sistema político tiene un serio inconveniente: no hay definiciones claras, unívocas y universalmente aceptadas. Se puede decir que la palabra movimiento más que definir un sujeto político sugiere algo difuso, más bien ligado a algo que se mueve, que cambia; o lo más parecido como descripción puede ser una parafrasis de la novena acepción que al término da la Real Academia Española: “disposición exenta de rigidez de los elementos de un cuadro ...”.
En esta línea, el Diccionario Electoral de CAPEL4 dice: “Se entiende como 'movimiento político” una organización política cuyo grado de estructuración, de formalización legal y de fijación de metas u objetivos es menor que en un partido político”. Y describe cuatro características de los movimientos políticos:
Uno. Escasa o muy flexible estructuración.
Dos. Escasa o inexistente formalización legal.
Tres. Fijación amplia de metas u objetivos, [y añade] “Los movimientos políticos se orientan a objetivos muy globales que sobrepasan la viabilidad de la política competitiva o a metas tan específicas [muy] específicas
Cuatro. Una última característica-función […] es su carácter intermedio entre los grupos sociales (o de presión) y los partidos políticos. Como se puede observar, el Frente Amplio no entra en la conceptualización de movimiento por ningún lado. Tiene una extraordinaria y hasta superpoblada estructura, una nítida formalización legal, programas claros de gobierno extensamente detallados y como tal no cumple función de intermediación entre grupos sociales (o de presión) y un partido político. Precisamente hay muchos “movimientos”, “partidos”, agrupaciones, corrientes al interior del Frente Amplio que sí cumplen esa función de intermediación entre grupos sociales o grupos de presión y un partido político, que precisamente lo es el Frente Amplio.
En general la expresión “movimiento” ha sido utilizada en la izquierda por grupos políticos que dan a la flexibilización una categorización ideológica y que en general no son muy propicios a la disciplina propia de los partidos. En Uruguay la palabra movimiento -en política- tiene otra connotación: la definición de un estructura política, institucionalizada o personalizada, al interior de un partido político, y como tal en cierto modo sinónimo de la palabra más antigua (y más extendida hace algunas décadas) de agrupación. En tal sentido cabe mencionar al Movimiento Por la Patria, Movimiento Nacional de Rocha, Movimiento Renovador. Movimiento Por el Gobierno del Pueblo, Movimiento Popular Frenteamplista.
A diferencia del concepto de movimiento, poco estudiado en las investigaciones sobre sistemas políticos, o más exactamente en las clasificaciones de agentes políticos, sobre los partidos políticos hay una literatura abundantísima, desde la obra primigenia ? sobre los partidos políticos? (1911) del sociólogo y politólogo alemán Robert Michels: Zur Sociologie des Partaiwesens in der Modernen Demokratie. Pasando por dos autores de gran impacto en estas latitudes: el francés Maurice Duverger y el italiano Giovanni Sartori. Por todo ello no es fácil definir a un partido político de un plumazo. Pero además hay diversas clasificaciones de los partidos, tanto desde el punto de vista sociológico como sistémico. Y Uruguay, como Italia, son además fuente de tipologías muy específicas sobre los partidos políticos.
¿Por qué en el Frente Amplio hay una resistencia a considerarse un partido político, postura mayoritaria en la dirigencia y existente en una porción de la militancia de algunos sectores? Mucho tiene que ver con la historia de los partidos menores en el Uruguay que se consideraron a sí mismos como los únicos “partidos de ideas” y descalificaron a los partidos tradicionales como no partidos, sino como aglutinamiento (o rejunte) de cosas diversas sin puntos en común. A su vez los partidos tradicionales rechazaron durante mucho tiempo aceptar al Frente Amplio como partido, por considerar que el Nacional y el Colorado eran los únicos verdaderos partidos, o grandes partidos del Uruguay, y el Frente Amplio un variopinto agrupamiento de organizaciones políticas diversas e ideologicamente inconexas (“la colcha de retazos”).
Es interesante observar que el proceso de la sociedad, de la gente común, fue por caminos diferentes a las elites políticas. Y fue esa misma sociedad la que calificó al Frente Amplio de partido, esa sociedad compuesta de propios y de extraños, pese a la feroz resistencia de la dirigencia del Frente Amplio y al regusto amargo de las dirigencias blanca y colorada.
1 Secretario político de Seregni desde 1971 a 1987 y portavoz suyo en los tiempos de cárcel y proscripción; desde 1989 analista político independiente.
2 Sexta nota de una serie a propósito del centenario del nacimiento de Liber Seregni. Ver Hacia los 100 años de Liber Seregni,Las 10 etapas del Seregni político, De la conducción política en el F.A, Entre la síntesis y el péndulo y FA: ¿coalición, alianza, partido o qué?.
3 Desarrollado en la nota del 10 de enero pasado
4 Elaborado por el Centro Interamericano de Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL) del Instituto Interamericano de Derechos Humanos con sede en San José de Costa Rica.