Semanario Brecha
Lo que muchos se saltean en los análisis, e incluso en el juego político, es que la mayoría parlamentaria es producto de una coalición de partidos diversos y no de un solo partido: por más fraccionalizado que esté un partido político, es más sólido que una coalición. Habitualmente observadores y actores atribuyen a aspectos menores o coyunturales diferencias que en realidad son profundas.
Usted mencionó que el gobierno podría haber incurrido en errores con los aumentos sucesivos de los combustibles y la fijación del precio de paridad de importación en la Ley de Urgente Consideración (LUC), con lo cual el movimiento para derogar la ley habría encontrado una idea fuerza. ¿La decisión de no subir los combustibles en este momento busca evitar que la suba sea capitalizada en campaña por quienes buscan derogar la LUC?
El oficialismo presidencial percibió que ese juego con los combustibles operó como un búmeran y constituyó un gran impulso en la recolección de adhesiones al recurso de referéndum contra la LUC. A su vez, estudios posteriores para la propia Presidencia de la República confirmaron que el tema combustibles es uno de los puntos más débiles de la LUC o quizás el punto más débil por excelencia (estudios de Factum van en el mismo sentido). Por lo tanto, la decisión de no subir los combustibles tiene un objetivo claro e inequívoco de hacer salir de escena los aspectos más negativos hacia el referéndum de marzo.
Cuando el triple aumento de los combustibles en menos de dos meses, la Presidencia tuvo un comportamiento altivo, convencida en ese entonces de lo que consideraba un inexorable fracaso del impulso al recurso de referéndum. Visto lo ocurrido y con gran olfato político, va a hacer todos los sacrificios que tenga que hacer para no sufrir ningún costo político previo al referéndum.¿El oficialismo está cambiando su discurso sobre las empresas públicas en función de la campaña del referéndum? ¿Cuál es su estrategia en los aspectos vinculados al sector público?
Esta es una Presidencia de la República que toma como brújula de su gestión la opinión pública inmediata, es decir, lo que sugieren los estudios en el día a día. Por lo tanto, con un referéndum a la vista, va a tratar de evitar todo posicionamiento que afecte el nivel de aprobación del presidente y las chances de mantenimiento de la LUC. Ello no quiere decir que no haya contradicciones, como se observa en el caso de ANTEL. Allí operan dos fenómenos: buscar instalar que la gestión del Frente Amplio en ANTEL fue desprolija y generó un gran despilfarro de dinero y, por otro lado, propender a la entrada de privados en el negocio de la transmisión de datos, lo que podría llamarse la desmonopolización de Internet. El primer vector se fundamenta en la percepción presidencial de que el ANTEL Arena es una obra de bajo prestigio popular; uno no conoce los estudios de opinión pública en manos de la Presidencia que le permiten llegar a esa conclusión, porque las investigaciones de Factum indican percepciones en sentido opuesto.
La decisión de no subir los combustibles puede ser entendida como la utilización de las empresas públicas como herramienta política, algo que antes era cuestionado por el actual gobierno.
El referéndum se ha transformado en un punto crucial para el país y para el gobierno. Si triunfa el No a la abrogación de la LUC, el presidente de la República recibe un impulso muy grande a su forma de manejar el poder y se maximiza su liderazgo. En sentido contrario, un triunfo del Sí le supondría un golpe muy duro. Con esas premisas, para la Presidencia lo importante hoy no es aferrarse a rigideces ideológicas ni a compromisos públicos, sino atender todo lo que favorezca el triunfo del No, para lo cual cuenta con un elenco de estrategia comunicacional de primerísimo nivel, más un apoyo muy importante de los medios de mayor relevancia y de una vasta red de comunicadores.
Desde su génesis ideológica, los miembros de la coalición tienen concepciones diferentes con respecto al valor y la procedencia de las empresas públicas, ¿cómo han coexistido estas posturas en la interna del gobierno hasta el momento?
En el plano estrictamente ideológico hay diferencias significativas en la Coalición Multicolor, en especial en el plano del dominio industrial y comercial del Estado y el papel económico del Estado. En el Partido Nacional predomina una concepción ligada al liberalismo económico que considera inconveniente la existencia de empresas estatales y una fuerte apuesta al mercado y los capitales privados. El Partido Colorado hereda una concepción estatista que viene desde José Batlle y Ordóñez y se refuerza con Luis Batlle Berres, pero también aparece en el ala adversaria del batllismo neto con Gabriel Terra y Pedro Manini Ríos; esa concepción está algo más atenuada, con una percepción más simpática hacia el mercado, pero no se ha debilitado por completo. En Cabildo Abierto, más aun en Guido Manini Ríos, hay una valoración importante del rol estratégico del dominio directo del Estado en las fuentes de energía y en las comunicaciones. Lo que muchos se saltean en los análisis, e incluso en el juego político, es que la mayoría parlamentaria es producto de una coalición de partidos diversos y no de un solo partido: por más fraccionalizado que esté un partido político, es más sólido que una coalición. Habitualmente observadores y actores atribuyen a aspectos menores o coyunturales diferencias que en realidad son profundas.