26 Mar. 2006

¿Qué le debe Vázquez a Kirchner?

Oscar A. Bottinelli

El Observador

Algunos analistas políticos argentinos creen, o conocen, que el presidente argentino Néstor Kirchner piensa lo siguiente: Tabaré Vázquez ganó por diez mil votos, desde Argentina fueron a votar veinte mil votantes y esos votantes fueron a votar por las ayudas dadas por Kirchner (días libres al trabajo para los que certificaran haber votado en Uruguay, visto bueno a empresarios para contribuir a las finanzas de Vázquez, guiñada a López Mena para el otorgamiento de pasajes subsidiados, con lo que el empresario quedaba bien con los presidentes de ambas orillas). De donde, gracias a los votos aportados por Kirchner, Vázquez es presidente.

Algunos analistas políticos argentinos creen, o conocen, que el presidente argentino Néstor Kirchner piensa lo siguiente: Tabaré Vázquez ganó por diez mil votos, desde Argentina fueron a votar veinte mil votantes y esos votantes fueron a votar por las ayudas dadas por Kirchner (días libres al trabajo para los que certificaran haber votado en Uruguay, visto bueno a empresarios para contribuir a las finanzas de Vázquez, guiñada a López Mena para el otorgamiento de pasajes subsidiados, con lo que el empresario quedaba bien con los presidentes de ambas orillas). De donde, gracias a los votos aportados por Kirchner, Vázquez es presidente. De donde, Vázquez le debe a Kirchner la Presidencia de la República, más o menos como el gobernador de Santa Cruz le debe la gobernación a Kirchner (el gobernador anterior, velozmente renunciado al cargo, y el gobernador entrante).

Será así o no la visión del presidente argentino, pero en otros ámbitos existe información sobre la creencia de que Tabaré Vázquez alcanzó la primera magistratura por un pelo y que varios pelos salieron de la orilla argentina. Y aquí también, en tierra oriental, algún político expresó alguna vez que Vázquez ganó por un pelito, raspando.

Analizar los componentes cualitativos y subjetivos de un resultado electoral es una tarea altamente compleja, donde juegan muchas tesis. Para empezar Tabaré Vázquez llegó a donde llegó al cabo de un larguísimo proceso de acumulación electoral de la izquierda, que como marcha directa hacia el gobierno empezó en 1971 con la conformación del Frente Amplio, y fue agregando granito a granito, elección tras elección, hasta superar la mayoría absoluta. Cuando comenzó esa acumulación Tabaré Vázquez no existía políticamente; a mitad de la acumulación apareció su figura, deslumbró y dio un empujón fenomenal. Y antes de ese proceso acumulativo, se sentaron bases de diverso tipo edificadas a lo largo de más de otro medio siglo, como la socialista, comunista, socialcristiana o las corrientes populares e izquierdizantes en colorados y blancos. Cuando en un análisis se mueve una variable o como en este caso se elimina la variable voto del exterior, eso es bueno a los efectos de cuantificar el peso de la variable. Pero como predictor de un resultado diferente no es válido, porque luego viene la pregunta: ¿y por qué no se mueven otras variables?, porque quizás un mes antes Vázquez obtenía la mayoría absoluta en forma más holgada que el 31 de octubre, sin necesidad del voto desde Buenos Aires, a la luz de que se registra una importante pérdida de electorado en los últimos días en relación al potencial de un mes antes. O quizás se pueden agregar o quitar muchos imponderables. Cuando Kennedy obtuvo la presidencia (en una elección tan reñida que en realidad hay cuatro hipótesis sobre cuál fue el verdadero resultado en la votación popular), comentó a su círculo íntimo: “Cualquiera me puede parar por la calle y decirme. Vd. me debe la presidencia”

Pero de lo que aquí se trata es despejar un equívoco. Tabaré Vázquez no ganó la Presidencia de la República por menos de 10.000 votos. Conviene ver las cifras de a poco: el lema Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría, fórmula Vázquez-Nin Novoa, obtuvo 1.124761 votos. El total de votantes fue según la Corte Electoral de 2.229.611. Es decir que el EP-FA-NM o la fórmula encabezada por Vázquez logró el 50.45% del total de votantes. De donde superó la barrera de la mayoría absoluta por 9.955 sufragios. Pero resulta que entre esos votantes hubo 52.572 votos refractarios (votos en blanco, votos con contenido nulo y votos anulados), que representa el 2.35% del total de concurrentes a las urnas. Los estudios de larga duración marcan la línea dura del voto refractario en el 2%, el porcentaje del cual nunca han bajado en elecciones nacionales, departamentales, plebiscitos, referendos o balotajes. No hay ninguna razón para que de haber balotaje en esta oportunidad pudieses bajarse de ese porcentaje. Entonces, con 2% de votos en blanco, el techo del desafiante se situaba por debajo del 48%. No había posibilidad alguna de cambio de resultado.

Pero los votos válidos, que son los que computan para definir las bancas parlamentarias (y la Presidencia y Vice en la segunda vuelta) fueron 2.177.038. Los votos de Vázquez representan pues el 51.7%. Pero todos los demás lemas suman 2.052.277. De donde la ventaja del EP-FA-NM sobre el resto es de 72.484 votos. Esto explica por qué obtuvo 52 diputados contra 47 de la oposición, y 16 senadores contra 14 del resto. Ganar por 5 bancas de diputado y 2 bancas de senador es una ventaja cómoda. Por más que se descuenten los votos venidos de Argentina (que en el operativo Buquebús son 16.000 y no 20.000, pero déjense estos veinte), todavía queda con un margen a su favor de 50.000 votos. No hay ninguna razón para pensar que los votantes de la izquierda pudiesen cambiar de voto en la segunda vuelta, además cuando en realidad votaban por Vázquez presidente y Astori jefe de Economía. Máxime cuando un triunfo de Larrañaga hubiese significado un juego complicado de poderes divididos, con presidente blanco y mayoría frenteamplista en ambas cámaras. El riesgo de esta situación más bien hubiese llevado a electores moderados a preferir confirmar a Vázquez y hacerlo aumentar la ventaja. Fuera de la ilusión óptica y de la tensión de hora y media en la noche del 31 de octubre, el presidente de la República alcanzó la banda presidencial con holgura, como dirían los burreros, con varios cuerpos de ventaja.

Estas consideraciones parecen ociosas a 17 meses de pasadas las elecciones, pero no son en vano si se toman en cuenta las ilusiones ópticas que hay o pueden haber entre la Casa Rosada y la Quinta de Olivos y la vocación virreinal del actual inquilino de ambas residencias.