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El presidente francés amenazó a Uruguay con “ser apartado de la comunidad internacional”[...] Los exabruptos del presidente francés por su propia cuenta, las amenazas del G20, que en realidad son amenazas de Argentina y de Brasil, han revelado serios problemas políticos dentro del Uruguay y diferencias de visión no solo entre gobierno y oposición, sino al interior del propio gobierno.
El pasado viernes 4 el presidente francés Nicolás Sarkozy profirió amenazas contra Uruguay, que han determinado que el gobierno-con apoyo de todo el sistema político- haya retirado al embajador en Francia.
El presidente francés amenazó a Uruguay con “ser apartado de la comunidad internacional”. Más allá de lo dicho por el embajador francés en Montevideo, está muy claro que fue a título propio y no del G20. En realidad no es ni el primer exabrupto ni el más grave del presidente Sarkozy: dos días después dijo: al primer ministro de Israel no lo soporto más, es un mentiroso.
Además, calificó de giles a sus rivales socialistas y a su candidato para la Presidencia de la República, François Hollande. Además de ser famoso por los exabruptos, se justifica su nerviosismo no solo por la crítica situación europea, sino porque las encuestas sugieren que dentro de 6 meses va a ser apartado de la Presidencia de Francia por el electorado de su país. Lo más importante es que todo indica, así lo afirman los analistas europeos, argentinos y brasileños, es que las declaraciones contra Uruguay fueron exigidas por la presidenta argentina, discretamente apoyada por la presidenta de Brasil.
Conviene aclarar un poco el contexto. El G20 o grupo de los 20 es el club exclusivo que integran los ocho países tradicionalmente más ricos y poderosos del mundo, los nuevos ricos como China, India o Brasil y también los países de mayor peso en cada región. Hay países en el G20 que distan de ser ricos y poderosos, pero que están allí por ser los más importantes en sus respectivas regiones, como Argentina y México en América Latina, o los casos de Sudáfrica o de Turquía. El tema es que el G20 ha decidido combatir los llamados “paraísos fiscales” que en realidad son los países que dan protección a los que no confían en sus propios países.
El tema es que estos llamados “paraísos fiscales” fueron creados por los propios países desarrollados hace más de tres décadas, pero ahora se han vuelto en su contra. Desde el estallido de la crisis mundial en setiembre de 2008 y más aún desde la acentuación de esa crisis en 2010 y 2011, los países del G20 quieren recuperar el dinero que se les ha ido y se les va. Que se les va porque son muy altos sus impuestos o, como el caso argentino, porque no hay confianza de los inversores en la propia Argentina. Este es el motivo de los ataques y las amenazas. Es una pelea por el dinero.
Ahora bien. Los exabruptos del presidente francés por su propia cuenta, las amenazas del G20, que en realidad son amenazas de Argentina y de Brasil, han revelado serios problemas políticos dentro del Uruguay y diferencias de visión no solo entre gobierno y oposición, sino al interior del propio gobierno.
En primer lugar ha revelado serios problemas de previsión de parte del Uruguay. También ha generado un debate sobre la eficacia de la diplomacia uruguaya y sobre la eficacia de la política exterior. Conviene aclarar que no es sobre las personas del Servicio Exterior ni sobre la calidad del Servicio Exterior, sino sobre la estructura y la concepción de la diplomacia uruguaya. Y sobre los objetivos y la estrategia de la política exterior. Hay un debate político presente sobre cuánto es responsabilidad de este gobierno, cuánto del gobierno anterior de Vázquez y cuánto de los gobiernos anteriores de los partidos tradicionales
También todo esto ha servido para un nuevo enfrentamiento entre el entorno del presidente Mujica y el equipo económico, que ya tuvo dos etapas en lo que va del año: una en abril y otra a mediados de año. Pero más allá de todos estos debates de superficie, hay un gran debate de fondo, estratégico para el país: cuánto debe continuar o cuánto puede continuar el modelo de captación de capitales que huyen de sus países, por falta de confianza en sus propios países; y cuánto no debe continuar este modelo, o debe atemperarse este modelo.
Pero aparece detrás otro tema de debate político más grande: el de las relaciones entre Uruguay y Argentina, y las relaciones de Uruguay con la región. De un lado el presidente y su gente llevan adelante una línea de fuerte acercamiento al gobierno argentino, alta credibilidad en la presidenta Cristina Kirchner y alta credibilidad en el Mercosur. Tanto el Partido Nacional como el Partido Colorado son más escépticos tanto de las relaciones con Argentina como del funcionamiento del Mercosur. Mientras que Astori y sus seguidores también tienen una postura crítica, pero públicamente buscan no enfrentarse al presidente.